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La manera en la que avanzaron los años para estos dos es totalmente abrupta, las vacaciones terminaron mas rápido de lo que comenzaron. Dando inicio a su segundo año. Aunque durante las vacaciones aún hubo hechos que marcaron más que ambas personas eran muy diferentes entre sí.

Era muy curioso ver como dos personas tan diferentes lograban mantener una amistad tan sólida.

La familia de Arabella al recibirla de nuevo en casa y tras un bociferador anónimo que les llegó durante su estancia en Hogwarts, comenzaron a tratarla aparentemente mejor y le permitían continuar con su amistad con él joven rubio.

-¿Pero entonces quien les enviaría el bociferador?-Le cuestionaba Arabella a su hermano, Esmond, mientras caminaban por el jardín de la casa.

-No tengo ni idea, no identifique la voz, sonaba distorsionada, pero tenía una lista de cosas para papá y mamá que les prohibían hacer.-Respondía Esmond.

-¿Cómo que?

-Pues no lastimarte físicamente porque eso haría que la escuela tome medidas drásticas a los tutores. También que prohibir las amistades y controlar algunos aspectos estarán prohibidos.

-Entiendo lo físico, pero... ¿Las amistades? No tenía ni idea de que Hogwarts se hiciera cargo de ello...

Días después, durante las vacaciones y con esa poca libertad que se otorgaba a Arabella, podía visitar a su amigo. Quien comenzaba a cambiar. Bueno ambos cambiaban, pero a Arabella le resultaba extraña la manera de comportarse de su amigo. Físicamente se veía igual, se peinaba igual, aunque había crecido un poco más, pero cambió más en actitud. Comenzaba a hablar como su padre, a actuar como su padre y a ser como su padre o... ¿Ya lo era?

Arabella tenía muchas dudas, pero no sabía cómo resolverlas, aún no le disgustaba la actitud de su amigo, pero podía decir que algo había cambiado.

Teoría que confirmó cuando se encontraron en la librería del Callejón Diagon y vio a ambos juntos. Sumando que su padre se peleo físicamente con el padre de Ron, Arthur Weasly.

-Tu papá pelea como tú.-Le decía Arabella en un tono burlesco a su amigo.

-Oh vamos...-Decía Draco mientras rodaba los ojos.

Poco antes de volver a Hogwarts, la chica aún tenía dudas de la diferencia y el cambio que su amigo tenía. Sumando que notaba un comportamiento extraño con el elfo doméstico de su amigo, Dobby, que atrapó desapareciendo durante breves lapsos de tiempo. Y que al Draco enterarse, le pidió que se castigará, hecho que hizo ver parte de la realidad Arabella.

-¿Cómo te atreves a desaparecer de la cocina cuando te necesitamos? Elfo tonto. Ve a castigarse, ya.-Decía Draco con indiferencia.

Y tras eso, el elfo sin resoplar, comenzó a golpearse con la pared, en busca de algo con que lastimarse.

-¡Draco! ¿Que te pasa? ¿Por que haces que se castigue así?-Decía Arabella al ver al pobre elfo y rapidamente lo detuvo abrazándolo.

-Señorita Ohardy, tengo que hacerlo... El joven amo...-Chillaba el elfo.

-¡No!-Replicó Arabella.

-Bien, no. No lo hagas, sirviente.-Decía Draco con desdén.

-Se llama, Dobby.-Se molesto Arabella.-Además, ¿Desde cuando lo tratas así?

-Desde siempre.-Siguió el rubio.

-¿Cómo puedes decirlo así?

-Mi padre así me enseño, además si no educas a los elfos no te harán caso. Quise contarte desde la única vez que fui a tu casa, pero sabía que te molestaría.

《 E f e c t o  M a r i p o s a . 》Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt