Encuentro sanador

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En un bosque oscuro y misterioso, entre los árboles altos y el susurro del viento, yacía una cueva oculta. En su interior, Bakugo Katsuki, un imponente alfa dominante con la capacidad de transformarse en un dragón rojo, se encontraba herido y desangrándose. Había sido atacado por humanos codiciosos que creían que la sangre de un dragón los haría más fuertes, y que sus ojos podrían protegerlos al convertirlos en talismanes.

La sangre manchaba el suelo de la cueva, y el alfa luchaba por mantenerse consciente mientras su cuerpo se debilitaba. En ese momento desesperado, Midoriya Izuku, un omega recesivo experto en herbolaria, de corazón bondadoso y naturaleza protectora, se encontraba en el bosque recolectando hierbas medicinales.

Siguiendo sus instintos, Izuku fue atraído por la agonía del alfa. Siguió el rastro de sangre hasta llegar a la cueva oculta y encontró a Bakugo desangrándose. El rubio, en un último esfuerzo por protegerse, arrojó feromonas agresivas y gruñó amenazadoramente, tratando de alejar al omega.

—¡Mantente alejado, omega! No necesito tu ayuda. ¡No dudaré en atacarte! — Amenaza en un gruñido.

Esas palabras no afectaron a la decision del pecoso. Se acerca lentamente, ignorando las palabras. Observa que las armas son de humanos.
—Entiendo que estés asustado y herido, pero no puedo dejarte aquí solo. Soy un humano y me disculpo por lo que te han hecho. Siento que es mi deber ayudarte.

A medida que Izuku se acercaba, las feromonas agresivas del alfa comenzaron a disminuir. El aroma del omega, aunque débil, calmaba los instintos protectores de Bakugo. Observó con curiosidad cómo Izuku se movía con cuidado, examinando sus heridas.

Bakugo frunce el ceño.
—No deberías estar cerca de un alfa herido. Atacamos por instinto.

El Omega le sonrió.
— Confío en que no lo harás. Además, tus heridas necesitan atención urgente. Permíteme al menos intentar ayudarte.

Con paciencia y habilidad, Izuku comenzó a curar las heridas de Bakugo. El alfa se encontraba desconcertado por la dedicación del omega y cómo su contacto era reconfortante. Mientras Izuku trabajaba, sus miradas se encontraban ocasionalmente, y ambos sentían una conexión inexplicable.

Katsuki ya estaba relajado, observaba el contacto con el peliverde.
—Tus manos... son suaves. Nunca he sentido tanta calma antes.

Esas palabras ocasionan un sonrojo en Izuku.
— Eso es porque quiero ayudarte. Todos merecen ser cuidados y sanados.

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A medida que el tiempo pasaba, el lazo entre Bakugo e Izuku se fortalecía. El alfa seguía al omega a todas partes, como un cachorro siguiendo a su dueño. Juntos, exploraron el bosque, compartieron risas y secretos, y se apoyaron mutuamente en momentos de necesidad.

El rubio no podía negarlo más, está enamorado del pecoso y su pecho no era bodega para guardar su sentir.

Una tarde el alfa decidió sacarlo todo, se aproximó con una tierna sonrisa y sujetó la mano del Omega.
— Izuku, eres como un rayo de luz en mi vida. Nunca pensé que encontraría a alguien que me aceptara y me cuidara de esta manera. A pesar de ser complicado.

El peliverde le sonríe tímidamente, ahora él toma la mano ajena para ponerlo sobre su mejilla y frota dejando su aroma.
—No tienes que agradecerme, Kaachan. Estoy feliz de poder estar a tu lado y ser tu apoyo. Tu fuerza y valentía me inspiran todos los días.

A medida que la historia de su encuentro se extendía por el reino, los humanos que habían atacado a Bakugo se dieron cuenta de su error. El alfa cambiaformas y el omega herbolarista eran un ejemplo de amor y valentía, desafiando las normas impuestas por la sociedad medieval.

Bakugo y Izuku demostraron que el amor podía superar cualquier obstáculo y trascender los roles de género y estatus social. Su historia se convirtió en una leyenda, recordada por generaciones venideras como una muestra de coraje, sacrificio y amor verdadero.

Unos años después, el amor entre Bakugo e Izuku dio lugar a un nuevo capítulo en su historia. Una pequeña niña de cabellos verdes y ojos brillantes rojos llegó al mundo, convirtiéndose en la personificación de su amor.

La pequeña era más cercana a su padre alfa, apenas lo vio bajo de los brazos de Izuku para correr hacia  Bakugo, él la recibe gustoso. 
—Mira que hermosa niña tenemos aquí ¿De quién eres hija? — Le pregunta a manera de juego.

Ella ríe acostumbrada a sus comentarios
— ¡Tú! Tú eres mi papito.

—¿Yo? Imposible, no puedo tener una hija tan bella — Responde fingiendo asombro.

—Es que me parezco más a papi Deku. — Explica señalando a Izuku.

Katsuki voltea con el peliverde que los mira lleno de orgullo y amor.
— Tiene sentido — Responde — ¿Me presentas a tu papi Deku? Es muy lindo.

—Ya basta papito, deja de decir esas cosas. —lo abraza con fuerza rodeando su cuello.

El rubio ríe divertido. Se aproxima a Izuku.
— Hemos creado algo hermoso juntos. Nuestra hija es el símbolo de nuestro amor y nuestra unión.

Izuku aún con su timidez, acaricia la espalda de su cachorrita.
—Es increíble lo rápido que crece. No puedo creer que hayamos formado una familia. Estoy eternamente agradecido por todo lo que tenemos. — Expresa mientras le da un pequeño beso sobre sus labios.

Y así, en medio del bosque encantado, donde los dragones volaban libres y las flores desprendían su fragancia, Katsuki, Izuku y su hija abrazaron el amor y la felicidad que habían construido juntos. Su historia se convirtió en un legado de esperanza y valentía, inspirando a muchos a luchar por el amor y la aceptación en un mundo medieval lleno de desafíos.

Y juntos, como una familia unida, enfrentaron el futuro con coraje y determinación, construyendo un mundo donde el amor y la igualdad florecían, derribando barreras y construyendo puentes hacia un futuro mejor.

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Creo que nunca había escrito algo medieval 🤔
Es sencillo pero espero que les gustará ☺️

~Naty Bemon 🫀

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