Expiación

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Al inicio dentro de las castas, el número uno fueron los betas, de ahí seguían los deltas, los gammas, los omegas y finalmente los alfas. Era curioso que el número más chico entre todas las castas fuera el más fuerte, los cuidaban como oro, los increíbles, los invencibles. Sin embargo su genética no era perfecta, porque no nacían más alfas, al contrario en vez de crecer fueron disminuyendo, incluso los omegas que eran una de las consideradas más débiles llegaron a segundo lugar en la población. Todos estaban entrando en pánico los alfas habían disminuido un cincuenta por ciento, a este paso  se extinguirían y no lo iban a permitir.
Ahora escogían a los mejores omegas, los mejores gammas, deltas e incluso betas que pudieran engendrar buena genética y dar a luz a más alfas, pero no se logró. No había nada no podían encontrar ese equilibrio y en ese lapso tan deplorable provocó que tomaran una decisión cavernícola, si los alfas no incrementan entonces solo tenían que bajar el número del resto.
Esta terrible historia inició matando a los betas, a los que tenían alguna enfermedad crónica, a los que eran más enfermizos, a los que no tenían algo especial, lo ejecutaban reduciendo un treinta por cierto la población de esa casta y aún así no resolvió la cosa, entonces recibieron el mismo proceso para el resto de las castas comprobando nuevamente que esa no era la solución, pero no se detuvieron ahí. 
Iniciaron a tomar todos los alfas sin importar la edad, así fueran bebés de meses, un joven de quince o tan solo un niño de ocho años, los tomaba el gobierno en su poder y los educaban. Tendrían que ser lo mejor de lo mejor y ellos tenían que dar unos buenos herederos.
Obviamente no iba a ser así de fácil, alfas que eran hijos de betas, de algún gamma o de cualquier casta, no iba a dejar a su hijo o a su hija, eran suyos ¿Qué les hacía pensar que dejarían a sus hijos? Algo estaba mal con ellos, entendían que era una casta especial pero ignorando completamente eso eran sus hijos, sus amados hijos. Por lo cual,  la Primera Guerra estalló, una donde murieron bastantes personas y al final como fue el plan inicial, los alfas fueron arrancados de sus familias y eliminaron a todos sus ancestros para que no tuvieran a dónde regresar.
Esos nuevos alfas fueron educados y apenas tuvieron edad para reproducirse les dieron una hembra compatible para saciar sus necesidades carnales y a la vez engendrar una nueva generación, dando por hecho que serían más alfas, grave error. De nuevo solo el diez por ciento fueron alfas y el resto eran de otras castas. El rey con una rabia increíble mandó eliminar a todos los bebés que no fueran alfas, estaba harto no podía ser posible a pesar de sus cálculos y mezclar genéticas cuidadosamente nacían de otra casta y no lo iba a permitir, ya había invertido demasiado dinero como para que ahora nacieran lo que se les diera la gana.

Los alfas no es la única casta que sabe pelear, las madres también lo hacen son unas fieras cuando tocan a sus cachorros, una segunda guerra nació.
Los alfas ya no tenían remedio, también padres alfas se desmotivaron completamente al mirar que sus bebés no eran como ellos, ese era su objetivo que el rey desde chiquitos les había dado, tenían que traer al mundo a más alfas y no lo lograron.
Ellos también estaban de acuerdo de que eliminaran esa pequeña mancha y que volverán a intentarlo donde obviamente las madres no lo permitieron. Algunos se sacrificaron y otros huyeron con los niños pero ni un bebé fue eliminado esa vez, aunque tendrían que estar escondidos entre el frío bosque, dejaron atrás a esa pareja.
No hay nada peor que una madre enfurecida y si el rey ya había hecho que poderosos Alfa se doblegaran y bajaran la cabeza hacia él, entonces ellos también harían un arma mortal. Tal vez esos bebés no eran alfas, pero cuando fueron creciendo se dieron cuenta que tampoco eran cualquier casta omegas dominantes, deltas multigénero, gammas fertilizantes, beta superdotados, ahora esos bebés con su exquisita belleza, serían los encargados de eliminar hasta el último Alfa de la faz de la tierra y empezarían matando desde adentro del reino.

Inko y Mitsuki eran una omega y gamma que fueron seleccionadas por el rey para ser engendradas por sus muchachos, unas víctimas de la codicia del rey. Mitsuki lo logró, tuvo un hermoso Alfa extrañamente era su reflejo, pero tenía todos los dones de su padre, Masuru.
Inko por otro lado no lo consiguió, Hisashi estaba furioso incluso la bofeteó cuando se enteró a lo que había dado luz. No es que fueran pareja romántica exactamente no se amaban, fue solo sexo. Al momento del coito todas las hembras tuvieron su collar para que no fueran marcadas, algo inteligente y agradecieron por completo así que por eso no sufrieron consecuencias y pudieron escapar cuando dijeron que matarían a los bebés.
Mitsuki sufrió mucho la separación con su cachorro, trato de llevarlo consigo ese era el plan sin contar de que Masuru se dió cuenta de sus intenciones y se llevó la victoria en el enfrentamiento.

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