06. Mi suerte es una mi*rda

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Había días en los que me cuestionaba mucho algunas cosas simples

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Había días en los que me cuestionaba mucho algunas cosas simples.

Por ejemplo, hoy me preguntaba si todo esto me estaba pasando por las veces en que rechacé al hijo de nuestro sacerdote en la iglesia. Quiero decir, él era lindo, pero realmente no me inspiraba nada más que protección, como si fuese un hermano pequeño a pesar de que era mayor que yo por más de tres años.

Otra de las razones podría ser las veces en que me burlé de mi vecina por lo mal que horneaba, yo no lo llamaría burla en realidad, simplemente era gracioso como nunca le salía ningún producto horneado lo suficientemente bueno como ella quería.

Dicen que cada quien tiene su obsesión, la de ella era ser una buena repostera; pero de la misma forma cada quien tiene sus dotes y, a veces, para lo que más quieres lograr es para lo que menos talento tienes.

Muerdo el interior de mi mejilla apretando entre mis dedos la pequeña bolsa plástica donde se encuentra la galleta de la fortuna que Colton puso junto a mi desayuno hace pocos minutos.

Retuerzo el material haciéndolo sonar en el silencio del auto mientras lo miro de reojo, me siento en deuda ahora, no solo por haberme quedado en su casa sino también por el desayuno y por el hecho de que haya sugerido acompañarme a buscar mis cosas al departamento porque, honestamente, no creo que pueda hacerlo sola.

Estoy tratando de mantenerme serena con toda esta situación de mierda, pero, aparte del hecho de que no estoy digiriendo completamente que mi relación de tres años se desmoronó, también necesito pensar en cualquier manera de subsistir a partir de ahora.

Tengo veintidós años, mi vida ahora depende de mí y me siento un poco estúpida porque, aunque Jack estaba dándome todo, debí haber buscado una forma de conseguir mis propias cosas, mi propio dinero, mis propios ahorros.

Porque sí, voy a regresar con mis padres, pero estoy completamente decidida a que sea temporal, no me parece agradable el hecho de regresar a vivir con ellos como si fuese una mujer rechazada, como si hubiera algo mal conmigo como para tener que regresar con ellos.

Tal vez realmente haya algo mal conmigo y por eso Jack decidió buscar algo diferente con su compañera de trabajo.

Es bonita, estudiada, con un trabajo exitoso junto a él en la empresa...

—¿Qué estás haciendo? —Doy un respingo cuando Colton extiende su mano hacia la mía y mi ceño se frunce observando hacia el frente para ver el semáforo en rojo, eso explica por qué nos hemos detenido; él inspecciona mis dedos, pasando su pulgar sobre mis uñas ligeramente amoratadas por el golpe de la silla hace un rato.

—Creo que puedes ver que no estoy haciendo nada—murmuro enderezando los hombros, un pequeño avión de peluche llama mi atención colgando en el espejo retrovisor.

—Físicamente no, pero es bastante notorio que te has ido en un viaje astral donde sí estás haciendo algo—Humedezco mis labios encogiéndome de hombros mientras su pulgar masajea mis nudillos antes de que yo retraiga mi mano deshaciéndome de su agarre, no tiene tiempo de replicar porque un claxon suena instándonos a avanzar cuando el semáforo cambia a verde.

Quédate otra nocheOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz