18. Besar el cielo.

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Quien dijo que las penas se olvidan con alcohol era un mentiroso

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Quien dijo que las penas se olvidan con alcohol era un mentiroso.

Lo único que consigues con eso es hacer estupideces bajo los efectos y al día siguiente una estúpida resaca, sumado a las mismas penas que querías olvidar y el bochorno de lo que hiciste gracias al alcohol.

Uhg horrible.

Mi celular suena sobre la barra de la cocina de Colton y mis dedos se aprietan en el asa de mi taza con café amargo, en general no me gusta el café, pero necesito bajar la resaca.

Estoy segura de que hice alguna cosa anoche que no debería haber olvidado, pero confío en que Kate no me dejó hacer alguna estupidez estando ebria, teniendo en cuenta que ella estaba en sus cinco sentidos.

No recuerdo haberme embriagado antes, evidentemente cuando vivía con mis padres no lo hice y, lo más cerca que estuve de estar ebria cuando vivía con Jack fueron tres copas de vino en alguna cena, por lo que no tengo otro momento con el cual comparar las sensaciones ahora.

El celular vuelve a sonar sobre la barra y yo suelto un suspiro deslizando el dedo por la pantalla solo para que el sonido chirriante se quede en silencio mientras lo llevo a mi oreja.

—¿Cómo está esa resaca, Key Key? —Ruedo mis ojos ante lo alegre que suena la voz de Kate al otro lado de la línea.

—Te estás divirtiendo con esta mierda ¿no?

—Bueno, dijiste que querías embriagarte, solo te complací.

—No debías hacer eso, debiste evitarlo—Le doy un largo trago al café amargo en mi taza mientras ella ríe, es mediodía ahora. No estoy mirando el reloj realmente, pero el único momento en que Kate se alejaría de su iPad y su universo de trabajo para llamarme es en su hora de almuerzo.

—Fue divertido, además, necesitábamos deshacernos de tu vergüenza con la madre de Sparrow.

Ah sí, esa es una buena razón, pero nadie dijo que ese libramiento de vergüenza sería temporal, porque justo ahora vuelvo a sentir mi cuello y mejillas calentarse por el vergonzoso momento en aquel restaurante anoche.

No debería arrepentirme, sé que nunca le agradé completamente a sus padres y debería sentirme triunfante por haberle gritado y restregado en la cara lo asqueroso que resultó ser su hijo.

Tal vez heredó su arrogancia y despotismo, pero Jack es un adulto, ser infiel no creo que viniera con la crianza que ella le dio.

De todas formas, no es algo que yo pueda cambiar en este punto y tampoco tengo planes de disculparme por decirle la verdad, tal vez no fue la forma correcta, pero no voy a doblegarme ante ella cuando claramente quería culparme a mí por dejar a su hijo.

Ella me recuerda a mamá.

—También debiste evitar que hiciera eso—reprocho a Kate dejando mi taza en el fregadero para lavarla, sostengo el celular entre mi hombro y mi oreja.

Quédate otra nocheOù les histoires vivent. Découvrez maintenant