14. No es buen maestro.

74.9K 3.5K 702
                                    



Keyra Nash


No estoy segura de cómo funciona toda la mente humana y sé que prácticamente nadie ha terminado de conocer eso, pero entre todo lo que hay allí, algo que sí me gustaría saber es como funcionan las emociones a corto plazo.

Porque no soy capaz de entender las mías.

Es un hecho que le atraigo a Colton y, a pesar de que me avergüenza admitirlo, también es un hecho que no soy indiferente a él.

No podría decir que me estoy enamorando de él, eso sería una mentira, sin embargo su atención es agradable, su humor y su manera de intentar mantenerme fuera del pozo oscuro de mi ruptura y la traición de Jack, es realmente algo que agradezco.

Adicional a eso, su hospitalidad es algo que no podría olvidar, teniendo en cuenta que no encontraría a alguien que me hospedara por tanto tiempo. Y sí, tal vez en el fondo solo lo hace porque le interesa algún día tener algo conmigo—cosa que ya ha insinuado—, pero puedo ignorar eso porque su coqueteo habitual nunca cruza las líneas.

Evidentemente es la típica caza masculina, pero no sobrepasa las líneas del respeto hacia mí.

Por otro lado, nuestra cena de anoche fue agradable y, aunque no lo he catalogado como una cita, tampoco se sintió como una simple cena de agradecimiento— como yo lo había encasillado— y, para ser honesta, no es como que se hubiera sentido así de inocente con Colton siendo él.

Me he intentado engañar diciéndome que esa es su naturaleza, tal vez su coquetería es habitual y esta es una forma de intentar agradarme, sin embargo, Kate había dicho que su hermano era un ser asocial. Simplemente no puedo entenderlo.

—¿Entonces?

—¿Qué?—cuestiono tirando del cinturón alrededor de mí para encajarlo en su lugar entre los asientos, aprieto mis dedos en el borde de mi celular antes de levantar la vista hacia Colton porque se queda en silencio, alzo las cejas en una pregunta silenciosa mientras él resopla.

—No me estás prestando atención—Frunce su nariz como los bebés cuando están a punto de comenzar a quejarse.

—¿Harás un berrinche por eso?—reviro.

—No me tientes—Ruedo mis ojos mientras él enciende el auto—. Te decía que podemos pasar a desayunar porque probablemente no encontremos a la tía Indiana en su casa.

—¿Entonces dónde?

—Supervisando alguno de los restaurantes, así que vamos a desayunar mientras la llamo, si tenemos suerte va a responder y sabremos dónde encontrarla en lugar de jugar a las adivinanzas.

—¿Y si no tenemos suerte?—cuestiono de vuelta recargando mi espalda contra el asiento mientras muerdo mi labio inferior.

—No va a responder y tendremos que recorrer las sucursales más cercanas para ver si se encuentra en uno de ellos, si no está es porque fue a jugar bingo con sus amigas estiradas—murmura él tirando de su propio cinturón para colocarlo en su lugar.

—Eso fue grosero—reprendo alzando una de mis cejas con desaprobación.

—Si las ves pensarás igual que yo—Se encoge de hombros llevando la vista al retrovisor—. Es probable que esté en el que está más cerca de su casa—murmura haciendo girar el volante.

—¿Ustedes son muy cercanos a ella?

—Mamá murió hace siete años, Kate y yo todavía no sabíamos nada de la vida entonces así que ella se hizo cargo por unos meses.

Quédate otra nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora