Nayeon es brillante, hermosa, popular, amable, admirada y temida por todos.
Bueno, a nivel académico no podemos decir mucho, maquillándose en clases, charlando con sus amigas y escribiendo por el celular. Nunca tuvo problemas a pesar de ello, pues c...
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El regreso a clases solía ser bastante divertido. Sana, Momo, Yeri, Joohyun y yo nos reuníamos y charlabamos mucho de nuestros viajes en vacaciones, compras, cosas que realmente nos interesaban saber la una de la otra sobre el tiempo libre. Cómo la vez que Sana consiguió un chico bonito en su viaje a Francia, o como cuando Momo contó que la confundieron con una modelo popular en su país natal.
Pero yo ni siquiera debería estar volviendo a clases. Yo no debería estar caminando por el pasillo, ni recogiendo mis cosas para la primera clase. Yo no debería seguir usando este uniforme, por más que a mi cuerpo le siente perfecto.
Acabo de cumplir dieciocho años y en lugar de estar preguntándome en que universidad estar, estoy devuelta a repetir un capítulo de mi vida que debió tener punto y final para empezar uno nuevo.
Nunca en mi vida había sentido tanta ansiedad. Estoy nerviosa, mi cuerpo lo siento más caliente y algo de sudor se planta en mi cuello. Ni siquiera conseguí ánimo de complementar el uniforme con algún accesorio que hará que me sancionen.
No quiero que me vean, no quiero que sepan que sigo aquí. Sin embargo, desde que llegué hasta donde estoy parada, he sentido miradas y murmullos a mis espaldas.
Seguramente, en otro universo, yo sería una de esas que murmuran a mis espaldas.
Al fin y al cabo, ver que la segunda abeja reina ha vuelto miserablemente a los pasillos otra vez es bastante interesante.
No me presenté a la ceremonia de graduación, no fui a la fiesta de graduación. Corté contacto con cualquiera que haya compartido aula conmigo. No soporto la idea de que se vayan riéndose de mi. Suficiente tuve con las burlas de Joohyun. Mucho más sabiendo que en parte lo que había dicho es cierto.
La charla en casa no alivió nada. Solo tuve que sentarme a escuchar a mis padres hablar y hablar sobre todas y cada una de mis actitudes arrogantes.
Tienen razón, ¡Pero no me debería importar!
Sin embargo, mi cita con la almohada fue de lágrimas. Hace mucho tiempo no tenía esas charlas con mi querida almohada. Aún me causa escalofríos la última vez que lloré de esa forma.
Mis uñas ahora son simplonas, mis zapatos llevan más de tres meses y ni siquiera llevo algún accesorio nuevo. Mi tarjeta fue pausada, dejaron de depositarme y la confiscaron. Dijeron que solo la use para cosas necesarias, ¡Mi buena apariencia es necesaria!
Quiero llorar y patalear, ¡Por Dios! Quiero irme a casa.
¡Yo solo estaba viviendo mi adolescencia! ¿En serio se puede vivir la adolescencia con el culo plano de estar tanto tiempo sentada estudiando?
Suspiro y volteo para encaminarme hacia el aula de mi primera clase. Había quedado en el aula A y, afortunadamente, ví en la hoja que ahí se encontraban Sana, Momo y Yeri también. ¡No estaré tan sola! Quizá Joohyun si terminó siendo una arpía conmigo también, ¡Pero es su trabajo de abeja reina! Pisotear a todos para ella quedar en lo alto, así que Sana, Momo y Yeri también deberían de quejarse de la actitud de Bae.
