6: Maxie

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El tono que había usado Charles para pedirle el cóctel, lo había dejado extrañado. Por un momento se sintió avergonzado, no entendía porqué se sentía de aquella manera, pero lo único que hizo fue asentir en respuesta sin emitir una palabra más.

Su cuerpo se movió de manera automática mientras preparaba la bebida que el de ojos verdes le había pedido, pero su mente estaba en otra parte. ¿Acaso le había hecho algo malo? ¿Se había enterado que había considerado desaparecer de su vida? No lo entendía y le generaba ansiedad el simple hecho de que Charles tuviera una imagen negativa de él o algún tipo de pensamiento distorsionado en cuanto a su persona. Aunque se trataba de convencer siempre de que no, Max sabe muy bien que la mayor parte de su vida ha dependido de la opinión de otros para encontrar su tranquilidad o hasta cierto punto, su identidad. Aunque no sea lo ideal.

Cuando terminó de preparar el cóctel se lo llevó a Leclerc y sin pronunciar una palabra más, lo dejó sobre la barra, evitando a toda costa la mirada del hombre de Mónaco.

Notó que poco a poco los clientes iban aumentando y que Carlos venía caminando junto a Lando, mientras ambos reían sobre algo.

Max le hizo una seña para que se apurara cosa que el español captó instantáneamente y lo obligó a acelerar sus pasos, mientras le señalaba a Lando un lugar vacío en la barra, que estaba cerca de Charles y Pierre.

Unas vez reunidos, los tres bartenders hicieron su trabajo como estaban acostumbrados; por su parte Sergio tenía al público femenino concentrado e incluso seducido por la manera en cómo preparaba cócteles flameados para cada una de ellas, Max moviéndose de un lado a otro preparando las bebidas a tiempo récord como si fuera algún tipo de competencia de quién lo hace más rápido y Carlos estando un poco entorpecido, debido a la presencia del vocalista de la banda que hace poco había estado tocando.

Su trabajó se prolongó durante casi una hora, hasta que poco a poco la gente, con grados de alcohol en su organismo, abandonaban el área para dirigirse a la pista de baile. No obstante, un grupo de personas se quedó a los alrededores, aún bebiendo o charlando.

—Max Verstappen —escuchó el neerlandés, en un tono un poco juguetón y fino, que lo hizo sonreír.

—Lando Norris —lo saludó y chocó su puño —. Qué buena presentación hiciste hoy.

El de ojos verdosos le dirigió una amplia sonrisa, mientras sus mejillas enrojecían un poco por aquel comentario. De alguna manera, la timidez invadía a Norris cada que recibía algún halago o buen comentario con respecto a su arte.

— ¿De verdad lo crees?

—Escucho tu voz casi todos los fines de semana, Lan. Y hoy estuviste espectacular —contestó el de ojos azules, mientras secaba unas copas con una toallita —. ¿Esas canciones son nuevas?

Asintió el inglés, mientras llevaba sus manos hasta su cabello, peinándolo hacia atrás.

—Quise enseñártelas en la universidad, pero no logré verte en ningún momento, desapareciste por completo —se rio —. Por cierto, ¿Me podrías dar una botella con agua, por favor?

Verstappen asintió y le pasó lo que le había pedido con rapidez, notando como Norris bebía la mayoría del contenido en un sorbo.

A los pocos segundos se acercó una nueva presencia, quien se posó al lado de Max, poniendo una mano sobre su hombro. Aquella persona emitía un humo que podría identificarse con facilidad como el potente olor a tabaco.

—Estuviste genial hoy, Landito —habló Sergio con sinceridad —. ¿Cuándo firmas con una casa discográfica? Ya quiero verte en un concierto.

El recién llegado le dio una calada a su cigarrillo, para luego acercarlo a los labios de Max quien repitió su acción.

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