23. lo que nunca empezó

687 51 4
                                    




6 de Mayo 2022
Ciudad de México




𝐆𝐫𝐞𝐜𝐢𝐚 𝐌𝐚́𝐫𝐪𝐮𝐞𝐳




Alejandro y yo teníamos una semana saliendo, nadie fuera de nuestro círculo de amistades sabía. Había dos razones por las cuales decidimos mejor andar en "secreto". Y esas dos razones tenían nombre y apellido.

Para nosotros era más importante tener una relación normal sin tanto drama. Queríamos disfrutar de nuestro amor y la forma más segura de hacerlo era no decirle a nadie aparte de nuestros amigos.

—Ma... hambre.

Hoy era mi día de descanso y los días en que disfrutaba del tiempo con Josué. Nos levantamos de cama y salimos para entrar al baño. Primero ayude a Josué a lavarse sus dientes para después hacer lo mismo yo.
Unos minutos después, estábamos ya ambos listos para bajar y empezar a cocinar el desayuno.

Cuando los dos nos pusimos de acuerdo en que desayunar, por fin pudimos empezar el proceso. Josué trató de ayudarme pero después llegó Mateo y decidió irse con el. El desayuno se nos pasó volando y cuando menos lo esperábamos, Mateo se despidió de nosotros para irse a entrenar.

—Ya acabamos todo mi amor, ahora que hacemos? -le pregunté.

El se quedó muy pensativo mirando a la nada. Me reía por la forma en que hacía su cara, mirarlo a él era como si estuviera viendo a su papá.

—Ale? -preguntó levantando sus hombros.

—Mi niño, el debe de estar entrenando. Sabes que tío y Ale juegan juntos, puede que más tarde podamos verlo. Vamos al parque?

Josué sonrió al escuchar la palabra parque. El no dudó en ir a la habitación y tomar sus zapatos para salir. Ya listos, salimos de casa y caminamos hasta llegar a nuestro destino.

Al llegar habían otro niños ahí, Josué no dudó en querer jugar con los otros niños ahí. No pasaron ni 5 minutos cuando vino a mi y me dijo que había hecho un amigo. Después se volvió a ir y empezó a jugar nuevamente.

Al verlo jugar con los otros niños, me causaba una emoción difícil de explicar. Lo veía y era como estar viendo a André. Yo más que nadie quisiera que el estuviera aquí con nosotros, André había estado esperando la llegada de Josué tanto tiempo. Solo pudo disfrutar de nuestro hijo unos meses y después la vida nos separó.

Después de casi una hora y media, Josué quiso regresar a casa. Antes de llegar, desde lejos vimos un auto estacionado afuera de nuestra casa. Al acercarnos, pudimos ver de quien se trataba y supe que mi día perfecto había terminado.

—Hola. -dijo bajándose de su auto.

—Hola, cómo estás? -pregunté.

—Bien! Ustedes cómo están? Veo que Josué viene asoleado. -río.

—Igual, bien. Si, vinimos del parque. Ya teníamos un buen rato ahí.

No quería ser grosera entonces le di el pase. Al entrar, miré a mi mamá quien al ver de quien se trataba abrió sus ojos sorprendida.

—Hola señora!

—Jesús! Que gusto verte hijo!

—El gustó es mío, y el señor Mariano?

—Tuvo que salir por cuestiones de trabajo, pero cuéntame hijo que te trae por acá?

Mire a mi mamá sorprendida. Habiendo tantas formas de sacar información, ella se había ido por las más directa. Mientras que ellos estaban platicando, yo le intentaba mandar mensajes a mi hermano. Le quería decir de lo que pasaba para que al llegar no fuera una gran sorpresa. Pero todos mis intentos fallaban, pues Mateo tenía el celular apagado y no le entraban los mensajes ni las llamadas.

Amor Verdadero | alejandro zendejas Where stories live. Discover now