IV

69 8 2
                                    

¿Cuánto tiempo había dormido?

No tenía ni la menor idea. Solo sabía que hubo una explosión, un brillo que lo dejó ciego por unos segundos antes de envolverlo en una oscuridad en la que sentía que perdió los sentidos y no tenía idea de lo que sucedía.

Cuando abrió los ojos nuevamente estaba desorientado, pues todo el paisaje a su alrededor estaba completamente muerto y desolado, con árboles que no pudieron volver a crecer o plantas que se marchitaron dejando atrás restos de lo que fueron alguna vez.

-¿Ésto es otro castigo?- se preguntó a sí mismo mientras observaba su cuerpo en busca de heridas. Aunque no terminó encontrando nada más que su ropa un poco destruida.

Volteó a ver hacia el suelo encontrando restos de lo que parecía ser una piedra completamente rota a sus pies. Se agachó para poder examinar mejor dichos escombros y se encontró con unas runas bastantes familiares dibujadas en ésta.

-¿Una piedra divina? ¿Pero cómo?

De la nada las imágenes comenzaron a bombardear su cerebro. Veía en su cabeza escenas de una vida feliz, su familia, un ataque, oscuridad, caos y destrucción por todas partes, tres figuras, una explosión, lágrimas... Y oscuridad nuevamente.

-Ah, ya veo. Usaron esa piedra divina para poder sellar mi poder, o probablemente más a mí mismo... ¿Pero falló? El poder de esa piedra sirve para sellar hasta el más grande y cruel poder mágico. Entonces, ¿cómo es que estoy libre?

La imágen de unas lágrimas volvió a aparecer en su cabeza.

-Ah... Ya veo. Fuiste tú.

Con un ligero movimiento de mano concentró su magia creando un pequeño remolino del que salió una pequeña criatura deforme, como si estuviera hecha de humo y con unos ojos tan rojos como la sangre.

-Veo que todavía poseo magia, pero no será lo suficiente. No sí quiero continuar con mi objetivo.

Con otro movimiento de mano llamó a su creación para acercarla más a él.

-Vamos, pequeño. Ve y reúne la magia suficiente. Tenemos que crear un nuevo ejército si queremos conquistar Earthland y cumplir con nuestro objetivo, ¿no lo crees?

Con la órden dada y clara, aquella criatura comenzó a disolverse en humo y arrastrarse por el suelo en búsqueda de la ciudad o el pueblo más cercano para iniciar con el plan.

-Bien.- volteó a ver al cielo.- Si en verdad mi maldición contra ellos ha funcionado, entonces es cuestión de tiempo para que volvamos a enfrentarnos.

-¿No es así?- sonrió de forma siniestra, dejando que sus ojos tomen un tono rojizo.- ¿Héroes?

La Leyenda De Los Tres HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora