Capitulo 8

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Galletas.


Al llegar al destino, los chicos Kim salieron del auto con cuidado, estirándose y despertando un poco tras dormir cómodamente en los asientos traseros durante la mayor parte del viaje.

Aunque todavía con la vista borrosa y un poco aturdidos por la siesta repentina debido al cansancio de los últimos días, comenzaron a seguir al guardaespaldas, caminando lentamente por un camino de piedras rodeado de árboles y algunas flores esparcidas en el suelo.

Después de unos minutos y al cruzar unos altos pinos, Taehyung vio una hermosa cabaña a pocos metros de distancia, rodeada de bonitas flores y con un aspecto rústico que se mezclaba perfectamente con la zona. Era un lugar amplio con una puerta doble de madera roja y ventanas a cada lado que permitían ver el interior. Salía humo del techo, indicando que había una chimenea, y el aroma del lugar era encantador. Todo allí parecía mágico.

A medida que se acercaban, Taehyung finalmente vio el gran letrero tallado en madera que colgaba sobre la puerta, donde se leía claramente "D'Amore Caffe".

«¿D'Amore pensó mientras miraba a su pequeño hijo, quien observaba todo con curiosidad latente. «¿Por qué me suena familiar... como si viniera de otra palabra...?»

—Creo que será mejor que entremos, joven Kim — habló Hoseok desde la puerta. — Jungkook no tardará mucho en llegar.

—Sí, por supuesto — respondió simplemente el castaño, apartando de su cabeza cualquier pensamiento.

Aunque creía saber por qué aquel lindo lugar llevaba ese nombre.

Una vez dentro del recinto, no pudo evitar que su boca se abriera y sus ojos escanearan todo lo que allí había.

Era un lugar amplio, mucho más grande de lo que imaginó que sería. Tenía una barra con algunas sillas altas alrededor, mesas de madera con sillería blanca cubiertas con lindos manteles que parecían tejidos a mano con algún borde brillante, lo que le daba un toque elegante entre todo lo rústico. Habían plantas por todas partes, macetas colgando en alguna esquina e incluso floreros con hermosas flores naturales de la misma especie que había visto durante el camino.

Pero sin duda, lo que más llamó su atención de todo lo que vio fue aquel gran lienzo que colgaba de una de las paredes más amplias del café.

Era una pintura fantástica, llena de detalles y colores vibrantes que le provocaron un agradable escalofrío recorriéndole la espalda.

—Es muy bella, ¿no cree? —dijo alguien a su lado, refiriéndose al cuadro que Taehyung detallaba desde lejos.

—Sí, es bastante hermosa.

—Es una réplica del café. Lo pintó alguien bastante especial antes de que este lugar fuera construido, y el dueño se basó en esa pintura para crear este lugar.

Taehyung giró la cabeza hacia la persona a su lado, encontrándose con un lindo chico de cabello rosa y ojos pequeños que le devolvió la mirada segundos después, brindándole una cálida sonrisa y una reverencia en forma de saludo.

—Es un placer conocerlo, señor Kim — dijo el chico mientras seguía mirando sus zapatos— Mi nombre es Yeonjun y seré quien los atienda el día de hoy.

—Emh, gracias —le sonrió— ¿Pero, cómo es que sabes mi nombre?

Yeonjun soltó una especie de risa nasal antes de responder. —Eso no es importante, señor Kim. Permítame llevarlo a su mesa; el señor Jeon llegará en cualquier momento.

Dando media vuelta, el pelirrosa comenzó a caminar, seguido por un cansado Tae, quien hasta ese momento no se había percatado de cuánto le dolían los brazos de sostener a Dasom todo el día.

Entre Notas y Pañales || KookVWhere stories live. Discover now