21.

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— ¡Eres una maldita Liv! —Decía Lucy por el teléfono haciéndome estallar en carcajadas— Te envidio tanto, esta buenísimo —.

— Esa es sólo una de sus virtudes —Contesté recordando la noche que pasamos juntos, no pude evitar sonreír como tonta enamorada pero así me tenia por él— Es tan romántico y detallista, me hace sentir tan especial que siento que no lo merezco  —.

— No digas eso, él está contigo porque así lo quiere —Suspiré viendo el techo mientras permanecía recostada en mi cama— A demás ya no tienes por qué sentirte mal por salir con él, de todas formas ya sabe que tú madre lo engañó con otro —.

— No se lo dije amiga, no pude —Dije cerrando los ojos tapándolos con mis manos arrepentida de callarme ese secreto—.

— Pero quedamos en que se lo dirías aquella noche —Dijo sorprendida y se que probablemente estaba molesta por su tono de voz— ¿Ahora que vas a hacer si se entera? —.

— No lo sé —Negué con la cabeza comenzando a sentir pánico, no quería arruinar estos días tan grandiosos que pasamos pero en el fondo sabía muy bien que tarde o temprano la verdad saldría a la luz— ¿Crees que deba decírselo ahora? —.

— Por supuesto, antes de que pase más tiempo Liv —Dijo convenciéndome de hacerlo, respire profundo y asentí decidida— Va a molestarse pero tendrá que entenderlo y así ya podrás olvidarte de todo eso —.

— Está bien —Escuché la puerta principal cerrándose de golpe sabiendo que Tom estaba de vuelta en casa, me levanté rápido de la cama dispuesta a ir con él— Ya te dejo amiga, Tom acaba de llegar —.

— Suerte Liv, todo saldrá bien —Sonreí cruzando los dedos porque así fuera, colgué la llamada y salí de la habitación nerviosa pero convencida de hablar con él y decírselo de una vez por todas—.

Bajé por las escaleras a paso lento casi forzándome a seguir caminando cuando lo vi en la sala cargando unas cajas y poniéndolas sobre uno de los sillones, me acerqué curiosa para ver qué era lo que traía cuando volteó a verme y pude ver sus ojos rojos e hinchados y su mirada llena de furia.

— Tom ¿qué pasa?  —Fruncí el ceño asustada tomándolo del rostro con ambas manos obligándolo a mirarme pero solo desviaba sus ojos sin decir nada— Dime por qué estás así —.

— Yo... —Me miró triste balbuceando mientras yo comenzaba a desesperarme por la situación que seguía sin entender— Yo vi algo en la oficina de tú madre —.

Literalmente mi corazón había dejado de latir sintiendo un escalofrío por todo el cuerpo haciéndome temblar al darme cuenta que claramente ya se había enterado de lo que apenas pensaba decirle.

— ¿Que fue lo que vis... —Me interrumpió de inmediato haciéndome callar al instante—.

— ¡Me engañó Olivia! tú madre me engañó todo este tiempo, tenía una relación con un idiota de la agencia y el bebé... —Hizo una pausa pasando sus manos por su cabello respirando hondo— ¡El bebé ni siquiera era mío! —.

Trague saliva sintiendo las lagrimas venir de tan solo verlo así tan desesperado y molesto, lo miré soltándolo suavemente y cerré los ojos lista para confesar. Es ahora o nunca.

— ¿Por qué me hizo eso? —Su voz sonaba tan dolida llena de tristeza y coraje que lo único que quería era abrazarlo y decirle que todo estaría bien pero la realidad era todo lo contrario—.

— Tom tengo que decirte algo —Dije juntando toda la valentía posible ya con un nudo en la garganta, frunció el ceño esperando a que hablara— Yo lo sabía —.

— ¿De qué hablas? —Dijo confundido sin dejar de mirarme—.

Dios, ayúdame.

— Lo de mi madre con ese tipo —Agarré todo el aire que pude antes de continuar— La escuché por accidente hablando por teléfono con alguien el día de la boda y le decía que estaba emocionada por el embarazo y que ya quería verlo para celebrar la noticia —.

— Espera, espera ¿el día de la boda? ¿Tú lo sabías desde entonces? —Dijo mirándome totalmente decepcionado, cerré los ojos asintiendo deseando desaparecer en este momento mientras que mi llanto ya era muy notorio en este punto— ¡Lo sabías y no me lo dijiste! ¡Maldición Olivia! —.

— ¡Lo iba a hacer créeme! —Contesté rápidamente tratando de no desesperarme— Estuve a punto de decírtelo en diferentes ocasiones pero no me diste oportunidad —.

— ¿O sea que es mi culpa? —Se rió sarcástico desviando la mirada— No lo puedo creer —.

— Tom escúchame, déjame explicarte bien —Supliqué tomándolo de las manos pero de inmediato se quitó, sentí como mi corazón me dolía al ver su rechazo pero yo sola me lo busqué, está en todo su derecho de enojarse conmigo sobretodo después de lo que pasa entre nosotros, yo me sentiría igual— Por favor —.

— No quiero verte —Se dió la vuelta dándome la espalda y me acerqué para abrazarlo por detrás suavemente en busca de algún consuelo pero se mantuvo quieto— Me cuesta creer que me lo ocultaste a pesar de que estuvimos juntos —.

Mis ojos no paraban de tirar lágrimas mojando mis mejillas y parte de su camiseta mientras que mis brazos se rehusaban a soltarlo. No quería sentir su rechazo de nuevo, menos ahora que estoy tan enamorada.

— Perdóname por favor —Dije en un hilo de voz rogando que no fuera tan duro conmigo y que me diera la oportunidad de explicarme, sentí como suspiró tomando mis manos para alejarlas de su cuerpo y volteó lentamente hacia mi— Tom... —.

— Ahora no —Dijo caminando hacia las cajas que había traído antes cargándolas y dirigiéndose a las escaleras, me acerqué de nuevo pero ni siquiera me miró—.

Me tiré en el suelo aun llorando viendo cómo se perdía de mi vista, quise gritarle que me escuchara pero las palabras no salían de mi boca, jamás me había sentido tan triste y a la vez molesta conmigo misma por algo así.

Soy una idiota ¿por qué no se lo dije desde el principio? Me habría evitado este drama.

Sabía perfectamente que de alguna u otra manera se enteraría pero no estaba lista para afrontar las consecuencias si con el simple hecho de que me hiciera a un lado ya sentía quebrarme.

Me quedé unos minutos en la misma posición hasta que decidí subir a buscarlo, limpié mis lágrimas con mi blusa y una vez frente a su puerta la toqué repetidas veces.

— Tom por favor ábreme —Esperé y luego de unos segundos escuché como se acerco haciéndome sentir aliviada pero rápido volví a mi tristeza al notar que solo había cerrado la puerta con llave—.

Me recargué en ella deseando que hubiera abierto y que me abrazara pero no tenía tanta suerte.

Tendré que darle tiempo, no puede estar enojado por siempre.

Suspiré rendida yendo a mi habitación entrando en las sábanas para tomar una siesta, no quería saber nada ni siquiera comí algo solo me obligué a dormir para ahogar mis sentimientos.

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Me dio tristeza escribirlo pero ya era hora que Tom se enterara, disfruten <3

𝒟𝒶𝒹𝒹𝓎  {Tom Kaulitz}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora