Capítulo I

58 7 1
                                    

Alexandra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alexandra

“Dejar ir nunca ha sido una de mis habilidades, el estar aferrada al pasado con el paso de los años me ha mantenido encadenada en una habitación, atormentada por un enjambre de pensamientos, sufriendo una tortura demasiado tormentosa”.
Fragmento del diario de Alexandra.

Escucho susurros viniendo de todos lados de la habitación lo que hace que termine abriendo mis ojos con cuidado.

—Buenos días, ángel —dice mi padre mientras deposita un leve beso en mi frente—. Estaba preocupado, llevas dos días inconscientes desde el incidente acontecido. Nuestros curanderos han estado trabajando en la elaboración de algunas hipótesis sobre lo que ocasionó tu descenso tan repentino…

No logro prestar atención a sus explicaciones perdiéndome totalmente en la voz que me envuelve. Desde que desperté no he logrado deshacerme de ella y los recuerdos que vienen consigo.

Alexandra, Alexandra. Oscuridad, fuego, sangre.

Detente de una vez.

Alrededor de mí todavía escucho como los presentes continúan envueltos en su conversación.

—Padre —interrumpo ganándome miradas que muestran su descontento al escuchar mi voz. Por todos los dioses, ¿qué les hice ahora? Bueno…no es como si me importara mucho la respuesta a esa interrogante—. ¿Pueden darme un momento a solas? —digo ignorando las muecas de disgusto plasmadas en los rostros que me rodean y centrando solo mi mirada en mi padre.

—Hija, no sé si comprendes la gravedad de la situación…

—La comprendo en su totalidad y puedes estar seguro que no hay nadie más interesado en saber el porqué de lo que sucedió que yo —hago una pausa durante unos segundos—, no obstante necesito unos minutos a solas para lograr poner en orden mis pensamientos.

—Está bien, hija. —Desvía su mirada hacia los guardias que lo acompañan siempre a todas horas. Su rostro cambia convirtiéndose de uno amable y atento a uno estoico, frío y calculador—. Soldados —dice con un tono de voz de mandato—, van a quedarse en la puerta de la habitación de la princesa Alexandra por si vuelve a ocurrir nuevamente el hecho de hace dos días.

Los soldados que conforman a la Guardia Real al terminar mi padre de darles las instrucciones pertinentes se posicionaron en los lugares encomendados.

Pobres hombres seguro llevan noches sin poder tan siquiera conciliar el sueño y ahora les dan la misión de vigilarme.

Calix Dimitriou tan protector como siempre.

—Padre, no es necesario que los dejes vigilándome —digo ganándome una mirada de reprimenda de su parte ignorándome y centrándose en sus soldados.

—Si a mi hija le llega a ocurrir algo, si tan solo…

Ahí está de nuevo su Majestad, creyendo que tengo cinco años de edad; olvidando por completo todos los años de preparación en combate y las batallas en las que he participado para proteger a los ciudadanos de Zirevia.

Sangre en la oscuridad (Tormenta de sombras y cenizas Parte I)#PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora