Capítulo V

20 2 0
                                    

Alexandra

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Alexandra

“Con el tiempo me he convertido en esto, en un ser humano que analiza con cuidado cada persona que entra en su vida y en quien puede confiar”.
Fragmento del diario de Alexandra.

—Entonces, ¿el rey sabe que su querida hija se encuentra aquí, en territorio enemigo? —dice a medida que nos adentramos en los callejones oscuros de la ciudadela alrededor de la fortaleza—. Deja que lo adivine. —Detiene sus pasos girando su cuerpo hacia donde me encuentro para luego acercarse—. No lo sabe, ¿verdad?

Una sonrisa comienza a extenderse por su rostro.

—Imbécil —digo mientras intento alejarlo de mí.

¿Cómo lo piensas alejar si tienes las manos atadas?

—Si fuera tú comenzaría a tener más cuidado al escoger mis palabras, princesita de hielo —susurra demasiado cerca de mi rostro.

— ¡Qué pena entonces que no piense igual que tú!

Avanzamos  evitándonos durante minutos hasta que Sivrit detiene sus pasos.

—Entra.

Este hombre me hace perder los estribos.

— ¿Te parezco uno de los soldados que te rinden cuenta?—pregunto sin desviar la vista de él en ningún momento—. Al menos me puedes decir en donde estamos.

Me observa durante unos breves segundos para luego continuar caminando en silencio hacia la casucha abandonada con paredes mohosas por la humedad que se alza ante nosotros.

Bien, no me darás ninguna respuesta.

Con cada paso que damos nos adentramos más en la casa. Un candelabro comienza a iluminar nuestro camino hasta que Sivrit se detiene.

— ¿Por qué estás aquí, Alexandra? —pregunta entre suspiros—. ¿Por qué te arriesgaste de esta manera al venir a Drosrovia?

— ¿Por qué me trajiste a este lugar? —replico evitando su interrogante ganando una mirada de reprimenda de su parte.

¡Por todos los dioses!

Debería haber tenido más cuidado y no detenerme hasta llegar a la fortaleza pero…

— ¿Qué piensas? —susurra captando mi atención.

En las mil y una maneras en las que podría asesinarte si no tuviera mis manos sujetadas.

—Cuidado, no creo que al rey le parezca bien que su hombre de confianza esté interesado en la heredera al trono del reino enemigo. —Va a replicar cuando lo interrumpo—. Entonces, ¿cuándo piensas decirme el motivo de que me trajeras a esta casa abandonada y no a un calabozo en Ragtryg? Ah, y por cierto, no intentes desviar mi atención con otra de tus preguntas porque desde este preciso momento te digo que no las voy a contestar.

Le sostengo la mirada durante unos segundos hasta que dice:

—Bien. Si algo de lo que hablamos hoy sale a la luz puedes darte por muerta te aseguro que no me detendré hasta encontrarte y asesinarte.

—Comienza, soy toda oídos, y por si no te has dado cuenta en este momento me encuentro en desventaja con respecto a ti —replico observando como recoge una banqueta que se encuentra en una esquina tirada en el suelo y se acerca.

—Durante estos últimos meses han tenido lugar una serie de asesinatos en nuestras comunidades. Según las pruebas adquiridas tu pueblo se encuentra detrás de esta masacre sangrienta.

—Drosrovia no se encuentra detrás de esto, por si no lo recuerdas mi clan, los Dimitriou, fuimos los que restablecimos un orden entre las diferentes etnias luego de culminada la batalla de Kiros —digo interrumpiéndolo.

—Hace unas noches atrás recibimos la orden de los altos mandos de intervenir en tu reino —dice ignorándome por completo.

— ¿Por qué? ¿Por qué lo hicieron? Comprendo que nuestros reinos guardan asperezas entre ellos pero eso no significa que matemos a ciudadanos inocentes por conseguir una simple venganza. En el hipotético caso de que estuviéramos detrás de estos asesinatos porqué ahora y no antes.

—Solo seguíamos órdenes, Alexandra.

— ¿Órdenes? Escúchate, por favor. ¿Acaso eres tú una simple marioneta del rey y de los altos gobernantes que no tiene voz ni potestad? Sabes, no te creo nada. Siempre hay otra vía pero prefirieron el camino de la sangre como cobardes que son. —Hago una pausa intentando recomponerme—. Murieron inocentes Sivrit, por tu culpa y la de tus hombres.

— ¡Por todos los dioses! ¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no me siento impotente por las vidas que arrebatamos, Alexandra? —dice enojado poniéndose de pie tirando la banqueta en la que se encontraba sentado contra la pared para luego volverse hacia mí.

—Pudiste salvar esas vidas.

Una carcajada comienza a brotar de sus labios.

—Es tan fácil juzgar sin ponerte en el lugar de los demás.

—No sabes nada sobre mí, Sivrit. No tienes potestad para juzgarme —grito con rabia cada palabra.

— ¿Acaso no es eso justamente lo que llevas haciendo durante estos últimos minutos? Dime, princesita de hielo —contesta exasperado—. No sé cómo pensé que podríamos lograr llegar a un convenio —dice para luego alejarse a una esquina del salón.

Suspiros entrecortados fue todo lo que se escuchó durante unos minutos hasta que Sivrit se puso en pie para salir de la casa.

—Espera, ¿a qué convenio te referías hace un momento? —pregunto logrando que detenga sus pasos.

—Olvídalo.

—Sivrit, cualquier plan para acabar con estas matanzas en nuestros reinos merece que dejemos a un lado nuestras diferencias para salvar las vidas de los zirevianos y drosrovianos.

Un suspiro es todo lo que recibo de su parte antes de que comience a hablar.

—Ambos tenemos un objetivo en común: descubrir quién está detrás de los asesinatos. Si llegamos a demostrar que Drosrovia no es el culpable podemos evitar los futuros ataques a tu reino porque no creo que el de hace unos días atrás vaya a ser el único. Esto solo acaba de comenzar y no se va a detener hasta que no sea descubierta la verdad.

—Acepto. Ahora solo necesitamos trazar un plan. ¿Cómo podríamos mantener el contacto?

—Voy a convencer al rey de enviarme a Drosrovia en calidad de infiltrado para poder vigilar de cerca cada movimiento en el reino zireviano —responde para luego proseguir—. Cuando me encuentre allí buscaré la manera de hacértelo saber y de encontrar un lugar seguro para nuestras reuniones.

—Entonces, mañana necesito salir temprano hacia suelo zireviano sino comenzará a ser todo muy sospechoso.

Horas después.
Comenzamos a acercarnos hacia el lugar donde días atrás había escondido el bote de la vista de cualquier zireviano. Entre las malezas lo veo en la misma posición en la que lo que había dejado.

—Alexandra —dice captando mi atención.

— ¿Sí?

—Vamos a detener al culpable de tanta sangre derramada. Puedes estar segura de ello —responde mientras me acomodo dentro del bote.

Eso espero, Sivrit.

Notita del día: Los hechos suceden y nos marcan dejando una huella a su paso, pero depende de nosotros qué decisión tomar respecto a ellos.

¡Disfruten de la lectura!
Fin del maratón.

Sangre en la oscuridad (Tormenta de sombras y cenizas Parte I)#PGP2024Where stories live. Discover now