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EL SONIDO ESTRUENDOSO DE LOS HELICÓPTEROS, era para Leah casi lo mismo que una sensación orgásmico

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EL SONIDO ESTRUENDOSO DE LOS HELICÓPTEROS, era para Leah casi lo mismo que una sensación orgásmico. Quizás la misma sensación que sentía cuando blandía un cuchillo en la carne del enemigo y veía sus ojos perdidos a medida que su corta vida terminaba.

Sus compañeros la llamaban Ángel de la muerte. Porque era tan hermosa, como peligrosa.

Al principio, en sus primeros años de servicio luego de que Laswell la hubiera ingresado al grupo privado de la SAS comandado por el capitán de la Task Force, John Price, el apodo no le gustaba. Ni mucho menos cuando Soap lo decía justo cuando John Price rondaba cerca. No le gustaba que él la viera como una mujer violenta o demasiado bruta.

Pero terminó acostumbrándose a ello.

Los primeros años trabajando con ellos fueron intensos. Acostumbrarse a ser compañera de hombres parecía tarea difícil de desempeñar, pero tanto su capacidad de espionaje como su perfecto combate cuerpo a cuerpo, eran facultades que Laswell creía necesarias para integrar al grupo de Price.

Soap era táctico y bruto, fuerza bruta en su gran mayoría. Ghost era experto en tiros a largo alcance, incluyendo armas de cuerpo a cuerpo. Podía lanzar un cuchillo a metros de distancia de un enemigo y clavarlo justo en medio de su maldita pupila.

Leah había aprendido de él en todo ese tiempo y logró agregar a su lista una cosa buena que más hacía y Ghost Riley, se sentía orgulloso de su alumna.

Gaz, era brutal y sucio. Sus manos no eran muy meticulosas en las misiones, siempre dejaba rastros demasiado evidentes, pero era rápido y más ágil que Ghost y Soap.

Leah veía cómo funcionaba el grupo, siempre Soap y Ghost se movían juntos, Gaz y el capitán Price también. Gaz se adelantaba y el Capitán se despejaba.

Ella siempre trabajaba alrededor de ellos, acoplándose siempre a las necesidades que se requirieran. Si tenía que cambiar lugares con uno de ellos, Leah no tenía problemas, los había aprendido a conocer tan bien que imitaba sus movimientos para no romper el esquema.

Pero nunca, nunca le había tocado trabajar con el Capitán y le dolía admitir que se sentía un poco decepcionada por eso.

Mientras que sus compañeros se habían abierto a ella con el tiempo, contándole sobre sus vidas privadas, la del Capitán para ella era un misterio tortuoso. Como si ellos estuvieran a los pies de una enorme montaña intentando escalar y resbalando una y otra vez mientras él está ahí, en la cima. Mirándolos y riéndose de ellos por si alguno lograba averiguar algo sobre él.

𝑨𝑫𝑶𝑹𝑬 𝒀𝑶𝑼 ➝ 𝑱𝑶𝑯𝑵 𝑷𝑹𝑰𝑪𝑬Where stories live. Discover now