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Bondoni guardó su celular en el bolsillo izquierdo con manos temblorosas. Jamás en su sano juicio hubiera pensado que detrás de los mensajes hormonales se encontraba Emilio Osorio.

Poco es sabido que cuándo Joaquín llegó a la firma, se fijó en su jefe. Emilio Osorio sin duda era un sueño, pero Joaquín jamás intentó algo.

Uno, porque no quería relacionarse con su jefe y terminar siendo despedido, dos porque jamás había estado con otra persona y no sabía cómo actuar, ni cómo coquetear.

Para Joaquín siempre fueron los estudios primeros, se centró tanto que nunca en su juventud se dió la oportunidad de ir a una fiesta, salir con alguien, ni muchos menos tener sexo. A lo más hoy contaba con 2 amigos que los conoció de una manera muy rara. Lo importante es que terminaron siendo buenas personas y ahora son sus 2 mejores amigos.

Y aún así en los años de amistad, cuándo sus amigos hablaban de fiesta, sexo casual ó relaciones fallidas, él jamás opinó ya que nunca le interesó eso. Su único interés fué Emilio, pero reprimió enseguida eso.

Pero ahora, al saber que el rizado estuvo todo el tiempo detrás de cada mensaje y que poco a poco se fué encariñando con él, sin saber que era su propio jefe.

Sus manos sudaban y su rostro igual, los ojos no podían fijarse en un punto fijo, miraba a todos y a cada uno de las personas, se sentía observado, juzgado y cada paso hacía la oficina del rizado se hacía más difícil.









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Osorio estaba parado frente a los grandes ventanales de su oficina que le proporcionaban una gran vista de la ciudad. Jamás se sintió superior, pero le encantaba la vista.

El rizado estaba tratando de ocultar su nerviosismo. No podía creer que en todos sus años cómo abogado antes de entrar a juicio jamás se había sentido nervioso, y ahora porque Bondoni iba de camino a su oficina se encontraba con los nervios de punta.

No era la forma que tenía pensado de que se enterara de quién era. Pero no contó con su torpeza para chatear, podría ser muy audaz, inteligente e incluso actuar cómo un narcisista egocéntrico, aunque no lo era, pero así intimidada a otros abogados, aún así, teniendo todo eso, no valía de nada. Cuándo se trataba de Bondoni, Emilio era cómo un niño pequeño incapaz de ocultar algo.

Tal vez un niño con una mente bastante sucia, pero tenía todo lo que encajaba en la descripción. Se volvía torpe, sincero, inocentemente soltaba la verdad. El amor nunca lo había golpeado tanto cómo ahora.

Cuándo escuchó la puerta de su oficina ser abierta no se volteó, tuvo las ganas, pero no lo hizo. Y tampoco lo hizo cuándo la puerta fué cerrada.

— Joaquín... — Aún con la mirada sobre la ciudad, habló con su ronca voz.

DESCONOCIDO // Adaptación Emiliaco Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang