DESCONOCIDO // Adaptación Emiliaco

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Osorio ya no podía tener más autocontrol, dejó de tenerlo en el momento en que llamó a su secretaria para preguntarle la dirección del castaño. No quería conseguir esa dirección de esa manera, pero el miedo a que algo malo le haya sucedido a su chico lo aterraba.

Cuándo Kate lo llamó dándole la dirección buscó su abrigo lo más rápido que pudo para encontrar a Joaquín, pero sorpresa se llevó cuándo al abrirse las puertas del ascensor para bajar, dentro de éste se encontraba el castaño.

Joaquín estuvo luchando internamente demasiado tiempo. Se rió por lo estúpido que podía parecer eso, un hombre de 28 años tratando de entender sus miedos y experimentando las cosas del amor, seguro parecía estúpido, y está más que seguro que ahora un chico de 14 años tendría mucha más experiencia que él.

Pero cuándo despertó de su pesadilla, realmente tenía miedo de que en ésta cita, su acompañante quisiera tener sexo, está muy seguro de que no podría darle lo que el rizado pide. Él obviamente sabe cómo funciona, pero jamás lo ha hecho, y nadie quisiera estar con alguien así en ésta edad. Estaba más que seguro que Emilio quería un hombre con experiencia, seguro y preparado, todo lo que él no tenía.

Pero aún con todos esos pensamientos negativos se duchó y se arregló para su cita, él era un hombre de palabra y no la faltaría por miedo, además, podría terminar todo ésto que nunca tuvo que haber empezado con el mayor.

Después de unos minutos se encontraba subiendo en el ascensor del edificio dónde vivía Osorio. El mayor le había dado su número de casa y la confirmación, por lo que cuándo entró lo dejaron pasar sin ningún problema.

Aún estaba algo nervioso, sabía que era muy tarde y que la probabilidad de que el mayor lo esté esperando es casi nula. Pero cuándo las puertas se abrieron dejando ver a un rizado increíblemente hermoso y sexy, el nerviosismo de Bondoni aumentó.

— Joaquín... — Susurró Osorio — Dios, estás bien — Empujó al castaño hacía su cuerpo para abrazarlo — Estaba muy preocupado...

— Yo... yo lo siento...

— Me asustaste muchísimo. Por favor, no lo vuelvas a hacer — Suplicó abrazando más fuerte al castaño — ¿Porqué tardaste tanto? Imaginé lo peor...

Fué en ese momento en dónde Joaquín no pudo mantener ese muro, por lo que se derrumbó, pedazo por pedazo dejando a un pequeño indefenso sin saber que hacer.

Las lágrimas no tardaron en salir, ya no podía, el mayor debía enterarse y dejarlo de una vez.

— E-Emilio... yo no puedo más... — Jadeó de dolor — N-no puedo...

— ¿Joaquín? — Preguntó confundido el mayor — Hey, dulce. ¿Qué ocurre? — Osorio realmente tenía miedo a la respuesta del castaño — Vamos, cariño, me duele verte llorar.

Osorio tomó entre sus manos el rostro del castaño obligándolo a que lo mire a los ojos. Si suponía lo que iba a decir, quería que se lo dijera a los ojos.

— N-no puedo, Emilio... — Lloró aferrándose al mayor, tratando de sentir esa seguridad por última vez.

— Joaquín, mírame, ¿qué no puedes?

— N-no puedo darte lo que quieres... y-yo jamás he estado con un hombre... Soy virgen — Tartamudeó

Fué entonces cuándo Emilio lo entendió, su pequeño hombre tiene miedo porque jamás ha tenido sexo y claro que sus insinuaciones sexuales no ayudaron.

— Joaquín... ¿Sabes lo que realmente quiero? — Bondoni se le quedó mirando, aún con lágrimas cayendo de sus ojos, sabiendo que ahora que confesó la verdad, el mayor lo dejaría — Yo te quiero a tí, para despertar con alguien en las mañanas, dormir abrazados por la noche, contarte mi día y que tú me cuentes el tuyo, yo quiero mi vida contigo, no sólo para sexo. Y si le temes a eso, yo te voy a querer igual y avanzaremos poco a poco, ¿si?

Joaquín no podía creer las dulces palabras que el mayor le soltó. Sabe muy bien que en el fondo el rizado desea tener sexo y que lo haya dejado de lado para tenerlo a él le dió justo en el corazón.

— ¿De verdad?

— Siempre te he dicho la verdad, y hoy no será la excepción. Enserio te quiero en mi vida y quiero que tú me quieras en tu vida

Osorio abrazó a su chico para transmitir seguridad, lo que al parecer funcionó, porque poco a poco el menor parecía tranquilizarse y lo único que se podía oír era el corazón de Bondoni palpitando tan rápido cómo se podía.

— ¿Te parece si cenamos? Hice un exquisita comida — Habló en susurro.

Joaquín cortó el abrazo para mirar al rizado a los ojos, y sin muchos rodeos cortó la distancia en un beso, atrapando por sorpresa la boca del mayor.

— Si quiero cenar — Aceptó al terminar el beso.

Osorio sonrió y asintió feliz. Hoy demostraría que no sólo lo quería para sexo, le demostraría a Bondoni que el amor no sólo es sexo, porque no tenía miedo de admitirlo, ya estaba completamente enamorado del castaño. Por eso Emilio haría lo que fuera para no perderlo.

Seguimos..............

Nos vemos AlbertXioW.