6. Grip

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Who knows where
our limits lie?
We won't discover
'til we push it

Ian Harris

Como todos los días, hemos ido a la playa y ha atardecido, por lo que todos volvemos a casa. Las chicas hoy no han venido porque según ellas irían a enseñarle la ciudad a Callie.

Pienso en que mi padre quiere hablar conmigo y que es lo que menos me apetece hacer, así que, le pregunto a Jake si puedo ir con él y volver más tarde a la mía. Acepta.

Cuando llegamos, no hay nadie en casa. Su padre debe de seguir en el trabajo o estar viniendo y Callie aún no ha llegado de la ruta con el resto.

—Puedes ducharte en el baño de la habitación de mi hermana, no creo que le importe — dice Jake. Apuesto cualquier cosa a que eso no es cierto.

Al haber llegado de la playa, aún seguimos con algo de arena y sal en el cuerpo, por lo que, una ducha no me vendría mal.

—¿No hay otra opción? — pregunto, no quiero que su hermana pequeña me pille desnudo en caso de que llegue mientras estoy duchándome.

—No. Mi habitación no tiene baño y en el del pasillo es donde están mis cosas — resoplo al escuchar sus palabras y me dirijo al cuarto de la pelirroja después de que su hermano me preste una toalla.

Jake se mete en el aseo y cuando llego a la habitación, me doy cuenta de porque Jake no tiene uno propio. Jake se quedó con el cuarto más grande mientras que Callie escogió el que tiene un baño para ella sola.

Me meto rápidamente en la ducha y dejo caer los chorros de agua sobre todo mi cuerpo, eliminando así la pequeña parte que me he traído de la playa en mí. Cierro el grifo, envuelvo mi cintura con la toalla que Jake me ha dado y salgo.

En mi mente estaba planeado salir de esta habitación en cuanto terminara de ducharme, pero algo sobre el escritorio llama mi atención. Es un trozo de papel metido en la libreta que hay sobre la mesa, en él se lee Lista de cosas que...

Sé que no debería, pero la curiosidad me puede y se trata de la pequeña pelirroja. Agarro la hoja y comienzo a leer lo que hay escrito en ella, según el título es una lista de cosas que Callie quiere hacer este verano.

Estoy tan entretenido leyéndola que solo me entero de que no estoy solo cuando un carraspeo se hace oír. Me giro, encontrándome con la dueña de la habitación cruzada de brazos y dirigiéndome una mirada mordaz.

—¿Se puede saber qué haces fisgoneando entre mis cosas? — pregunta claramente enfadada. No me pasa desapercibido el repaso que me hace con la mirada.

—No estaba fisgoneando, solo estaba viendo.

—Sí, claro — dice escéptica — ¿y eso que tienes en la mano?

—¿Esto? — alzo el trozo de papel para que pueda verlo — algo que me ha parecido muy interesante.

—No tienes derecho a tocar nada de mis cosas — da un paso hacia delante.

—¿Quién me iba a decir que la pequeña zanahoria tenía garras? — río al ver que frunce aún más su ceño, molesta.

Cuando Callie se enfada es como ver a una niña pequeña hacerlo, tiene un aspecto tan dulce y adorable que no puedo tomarme enserio su enfado y por eso me divierte tanto.

—No me llames así, tengo nombre. Y dame eso — intenta agarrarme el papel, pero mis reflejos son muy buenos y no lo consigue.

—¿Sabes qué creo? — doy un paso adelante, acercándome a ella — que podríamos leer esta lista juntos, es una buena idea.

Un verano efímeroWhere stories live. Discover now