~Capítulo final~

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Estos últimos años no fueron muy fáciles con la maternidad ya que con la condición de Taylor necesitaba cuidados constantes pero éramos felices y nunca me arrepentí de adoptarlo. Supongo que el destino lo quiso así y me trajo a Taylor para darle el amor que necesitaba. Dos años después de la llegada de Taylor, mi tío Mario falleció mientras dormía. Se fue feliz sabiendo que estaba rodeado de su familia que lo quería mucho.

Se acercaba el cumpleaños de Taylor. Mi padre y mi tío Marco se jubilaron. La compañía de Nueva York la vendimos a un amigo de mi padre y se convirtió en la sede de una cadena de restaurantes de lujo. Mi madre y yo nos encargamos de la compañía de Londres. Mi tío Marco se casó después con Melinda, la diseñadora en la que mi padre invirtió y la misma que diseñó todos mis vestidos, incluidos los de novia. Mi abuelo y mi padre se encargaban de Taylor mientras Kyle y yo trabajábamos. Mi hermano se convirtió en el mejor abogado de Londres y trabajaba en la compañía.

Estaba en la oficina dónde estaba mi padre. Llevaba días encontrándome mal. Tenía náuseas y muchos mareos. Mi comida favorita no la retenía. Estaba hablando con mi hermano cuándo de repente me dieron ganas de vomitar. Me metí en el baño del despacho y vomité. Cuándo terminé de vomitar me lavé los dientes. Estaba a punto de salir cuando mi madre abrió la puerta de golpe y me dio una bolsa de papel. La abrí y vi que era un test de embarazo.

-¿Un test de embarazo?- pregunté confusa. -Sabes que no puedo tener hijos, mamá.- le dije.

-Cariño, nunca se sabe, a veces los médicos se equivocan.- dijo mi madre preocupada. -Además no cuesta nada hacerse uno.- dijo ella.

-Está bien.- dije resignada. Me hice el test delante de mi madre.

Mientras nos esperábamos, dejé el test en la repisa del baño y nos dirigimos a una reunión, después volvimos al despacho. Entramos y vimos a mi padre y a Kyle discutiendo en medio del despacho con el test en la mano, se la iban pasando. Taylor estaba entretenido viendo videos en mi ordenador.

-Voy a ser abuelo.- dijo mi padre.

-No, vas a ser padre.- dijo Kyle. -Te recuerdo que no puede quedar embarazada.- terminó de decir. Mi madre y yo nos miramos.

-Es positivo, tenías razón.- le dije a mi madre susurrando. Me acerqué a ellos y les quité el test de la mano de Kyle. -En realidad uno de vosotros tiene razón.- dije. Le di el test a mi madre y le guiñé un ojo.

-¿Mamá vuelves a estar embarazada a tu edad?- preguntó mi hermano.

-¿Cómo que a mi edad?- preguntó mi madre ofendida.

-Mamá tienes casi sesenta años, tu embarazo sería de alto riesgo.- dijo Carlo. Mis padres y mi hermano se pusieron a discutir, volví a coger el test y se lo volví a dar a Kyle, le susurré a su oído.

-Mi padre tenía razón, vamos a ser padres.- dije sonriendo.

-¿LO DICES EN SERIO?- gritó Kyle emocionado. Todos se callaron y Taylor levantó la cabeza. Asentí con la cabeza feliz.

Kyle me abrazó y me cogió en brazos y nos besamos. Taylor se levantó de la silla, se acercó a nosotros confuso. Kyle se agachó y lo cogió en brazos, empezó a darle besos por toda la cara haciéndolo reír. Nos abrazamos todos de felicidad, ya que voy a poder experimentar con un embarazo. Por la tarde Kyle y yo nos dirigimos a la clínica y me hicieron una ecografía. Estaba embarazada de cinco semanas y por partida doble.

Han pasado siete meses, toda la familia recibió una invitación para la nueva inauguración de un restaurante en Nueva York, del mismo propietario que compró el edificio de Blake&DeLuca de la ciudad. Mis revisiones sobre el embarazo junto con el lupus estaban bien, la enfermedad estaba en remisión gracias al embarazo.  

Amor InfinitoWhere stories live. Discover now