Capítulo Diez

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Cassie, empujó el carrito de las compras mientras miraba sin interés la góndola de galletitas. No quería comprar galletitas, pero tenía que hacerlo porque sino cuando Nathan la visitara se quejaría de que faltaban las malditas galletitas.

Alguien comenzó a caminar a su lado, empujando otro carrito. Ella no necesitó mirarlo para saber quien era. Habían decidido ir juntos en su camioneta al supermercado para hacer una buena compra para el mes. Ella miró hacia el carrito de él para ver que cosas ya había cargado. Una enorme bolsa de comida para perros, esa tenía sentido. Luego caramelos, gomitas de fruta y varias barras de chocolate. Lo miró a la cara.

—¿Por qué estás comprando todo eso? —le preguntó.

Ethan, miró el carrito de Cassie. Ella sólo había puesto un par de paquetes de fideos.

—Si no vienes a comprar cosas sin sentido al supermercado, entonces ¿para qué vienes?

Ella rió por lo bajo y negó con la cabeza.

—Me olvidaba que estoy tratando con un niño en el cuerpo de un hombre.

—Te faltó decir: el maravilloso cuerpo de un hombre —bromeó.

Cassie, chocó su carrito contra el de él. Ethan sonrió y se acercó a ella, rodeándola por los hombros y depositando un dulce beso sobre su cabeza. Cassie, se relajó a su lado. Disfrutó de ese gesto.

Esa mañana, luego de la fabulosa noche que pasaron juntos, se despertaron y compartieron una divertida ducha. Para Cassie aquello había sido realmente nuevo. Con cada segundo que pasaba estaba más sorprendida de todo lo que él podía hacer. De lo bien que la hacía sentirse. La hacía sentirse hermosa, indispensable...

¿Qué estaba haciendo ella?

Sabía muy bien como todo aquello iba a terminar si dejaba que fuera mucho más lejos. Pero a veces, no podía pensarlo. No podía evitarlo.

Sacudió la cabeza, decidida a dejar de pensar tanto en esas cosas. Tenía que relajarse, disfrutar.

Contagiada por la divertida idea de él, comenzó a llenar su carrito de caramelos, gomitas, chocolates y cualquier cosa que seguro pudriría los dientes. Luego se pusieron serios para llenarse de cosas necesarias como carne, verduras, leche, etc.

Se detuvieron en la parte de cremas corporales y cosas para el cuidado femenino. Ethan se colocó detrás de ella, cerca, para poder hablarle al oído, mientras Cassie miraba las cremas que tenían aromas y hasta algunas con sabor.

—¡Ethan! —exclamó ella divertida luego de que él le dijera una idea. Él se encogió de hombros con inocencia.

—¿Qué? —inquirió —Es una idea fabulosa, admítelo.

Ella se mordió el labio inferior mientras sostenía con cuidado el pote de crema para el cuerpo con aroma a fresas.

—Está bien, la llevaremos.

—¡Genial! —exclamó contento como un niño pequeño. Ella no pudo evitar reírse —Será fabuloso. Tú todavía no sabes lo bueno que soy dando masajes...

—No —estuvo de acuerdo y comenzó a caminar empujando su carrito nuevamente —Pero puedo imaginármelo.

Ethan, la tomó de la cintura antes de que diera más pasos, y la giró hacia él. Cassie, reía divertida mientras intentaba huir sin mucho esfuerzo de entre sus brazos. Cuando dejó de moverse, lo miró a los ojos. Sus ojos eran algo realmente fantástico. Tan celestes como el cielo, la miraban de una forma que la hacía temblar.

Él miró a su alrededor. Aquella parte del supermercado estaba bastante despejada, pero sabía que había cámaras. Quería algo más íntimo. Quería un beso de esos que le quitaban el aliento, pero no ahí. Su cabeza festejó cuando vio al final del pasillo un pequeño probador de ropa que estaba allí por si alguien quería probarse algo de lo que estaba en la sección de ropa. La soltó y empujó ambos carritos él solo. Cassie lo miró confundida. Se detuvieron allí, y antes de que pudiera preguntarle que estaba haciendo, la tomó de la mano y la metió en el probador.

FirefighterWhere stories live. Discover now