Capítulo Diecinueve

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Volver a Ohio no entusiasmaba a Ethan. Era como despertar de un maravilloso sueño en el que estuvo sumido durante los últimos quince días junto a Cassie.

Pero volver era necesario. A pesar del tiempo pasado con su mujer, extrañaba a su familia y a su querido perro Albus. Y también extrañaba el cuartel y a los muchachos. Aunque sabía que volver allí sin Matt sería muy difícil.

El taxi se detuvo en la entrada de la casa de Cassie. Ambos bajaron y el taxista también bajó para ayudarlos a sacar las valijas del baúl.

Después de pagarle al hombre, el auto se alejó y ellos ingresaron en la casa de ella. Cassie se acomodó un poco y luego fueron para la casa de Ethan.

A penas él puso la llave, del otro lado pudo escucharse el ladrido de Albus. Cuando abrió la misma, el enorme perro se lanzó sobre él y comenzó a lamerle el rostro.

—Yo también te eché de menos, amigo —le dijo Ethan a Albus.

Al instante, Harper apareció allí. Ella se había quedado a cargo de ambas casas y de Albus mientras estaban de viaje.

—¡Hola, hermanito! —dijo contenta y lo abrazó —Cassie.

Ellas también se abrazaron.

—Gracias por cuidarlo —lo agradeció Ethan.

—No es nada —aseguró —¿Cómo les fue?

—Muy bien —sonrió Cassie —Por poco y no volvemos.

—No podemos permitir que la cabeza del grupo no vuelva —Colin salió de la cocina y los miró.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó Ethan divertido.

—Vine a ayudar a la señorita con Albus y a recibirte, claro.

—Sí, seguro —dijo él y se acercó a abrazar a su amigo —Bueno, ya pueden irse. Estamos agotados.

—Ethan —lo regañó Cassie —No es cierto. Deberíamos cenar.

—Claro —aceptó Harper —Llamaré a mis hermanas para que vengan.

—Genial —resopló Ethan —Invasión McGregor a la vista,

—Vas a morir de amor cuando veas cuanto ha crecido la panza de Tiffany —le comentó su hermana.

—Bien, entonces sí quiero que vengan —dijo él haciendo que todos rieran.

Mientras Ethan y Cassie se aseaban después del viaje. Llegaron, Libby junto a Nick y también Nathan y Angie.

Cassie y sus dos amigas gritaron al verse y se abrazaron como locas. Luego, Cassie, corrió hacia los brazos de su hermano.

—Te eché de menos, tonto —le dijo ella.

—Y yo a ti, flaquita —aseguró él —Es más, tengo una sorpresa para ti.

—¿Una sorpresa? —inquirió curiosa.

—Tengo un amigo en el trabajo que quería vender su auto que está prácticamente nuevo, porque ya no podía mantenerlo —le explicó —Y como tu auto realmente da miedo, decidí comprar el auto para ti.

—No es cierto —sonrió ella realmente sorprendida —Ay, Nathan, eres el mejor hermano de la historia.

—Lo sé, lo sé. Mañana te lo traeré, así que vete deshaciendo de esa chatarra que tienes guardada en tu garaje.

El timbre de la casa sonó. Tiffany, su esposo, Sam, Jean y Corine eran los que arribaban a la que se estaba convirtiendo en una concurrida reunión. Ethan abrazó con fuerza a su pequeña sobrina y la pequeña le entregó un dibujo que había hecho para recibirlo.

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