Capítulo 10

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En la mañana, despertamos temprano, según Tooru deben ser las 6 y algo, por lo que unos minutos después apareció Noya por la puerta.

- Buenos días, buenos días – sonrió ampliamente –

- ¡Buenos días, Noya-san! – saludo alegre Hinata, los demás le dedicamos un bajo saludo –

- Les conseguí ropa más adecuada y las duchas están disponibles; ya vieron donde está la cafetería así que son libres de ir a desayunar también – asentimos levemente –  Los espero en la entrada del área sur una vez estén listos y si no logran ubicarse pueden preguntar a algunos de los agentes de ayer que deben estar por el área.

Volvimos a asentir, algunos viéndose nerviosos por la mención de los agentes.

- Kenma déjame desconectarte para que puedas avanzar con tus hermanos.

El beta se acercó a desconectar la canalización para luego ayudarme a ponerme de pie. Me siento algo débil, pero creo que es por el hecho de no haber comido nada y solo dormir desde que me notificaron que estoy libre de la droga.

Noya nos guió a las duchas y nos señaló las nuevas mudas de ropa, mucho mejores a los casi uniformes de prisionero que les brindaron ayer, por mi parte, yo me encuentro en una bata blanca de hospital así que agradezco el cambio.

Disfruté muchísimo de la ducha, me asegure de usar mucho jabón y me restregué varias veces para dejar de sentir tantos olores sobre mi piel, lo que me tranquilizó muchísimo. Me vestí con el conjunto de pantalones largos, un suéter rojo y sequé bien mi cabello para amarrarlo en una cola alta, seguido me coloqué unos zapatos bajos que nos brindaron a todos y salimos para caminar a la cafetería, o mas bien, yo los sigo porque no conozco para nada el lugar.

Mientras mis hermanos charlan cómodamente de camino, yo observo todo a mi alrededor. Parece un hospital, aunque de pronto hay espacios que cambian de ambiente el lugar, así que este debe ser un edificio enorme para albergar tantas áreas.

Un poco más adelante pude leer el cartel que dice "Cafetería" por lo que ingresamos al curioso lugar; el techo es alto, tiene muchas mesas, unos ventanales que dan vista a un campo amplio con bosques a los alrededores, la comida es estilo buffet y el ambiente se siente tranquilo, eso me genera tranquilidad. Sin más, cada uno tomó un plato y se fue sirviendo lo que les apetecía comer.

Por mi parte, tomé una papa rallada con huevos revueltos y serví un café con dos cucharadas de azúcar agradeciendo mucho que haya crema. Tomé mi bandeja para girar a observar en lugar en busca de una mesa, encontrándome con Akaashi ya sentado en una cerca de los ventanales por lo que me acerque para acompañarlo. Los demás fueron llegando poco a poco, empezando a comer en silencio.

Una vez saboree el café mi nariz pico un poco al captar el aroma a pino, por lo que instintivamente miré hacia la entrada de la cafetería.

Ahí vienen entrando los alfas con ropa deportiva, algunos con una toalla en el cuello, otras simplemente en la mano. Mi vista se fijó de inmediato en el moreno que habla animadamente con Iwaizumi mientras seca su sudor con la toalla sobre su hombro; tiene un suéter sin mangas algo abierto que permite ver parte de su torso y sus brazos.

Santa madre.

Baje la mirada a mi café sintiendo mis mejillas quemar. De pronto me volví hormonal o qué mierda.

- ¡Oh! ¡Los chicos están aquí! – escuché un grito animado venir de su dirección, así que miré sutilmente a mis hermanos que también miran hacia allá, unos más emocionados que otros.

Los pasos rápidos acercándose, notificaron cómo van cortando la distancia poniéndome algo nervioso.
Fruncí un poco la nariz al distinguir un aroma casi nulo como a... como a... ¿libro? No sé explicarlo. Alce la vista curioso para encontrar a un muy sonriente alfa sudado de ojos dorados y cabellos blancos que caen sobre su frente.

OPERACIÓN OMEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora