Ésa maldita noche.

24 6 0
                                    

Catherin"

Siento que estoy en un largo letargo, mis ojos cansados y secos ya han parado de llorar por la angustia pasada, lo único que ronda mi mente es el recuerdo de Erik, su mirada, su cálida y exquisita piel, su olor y los besos apasionados que nos entregamos y dimos sin temor del mañana.

—¿Dónde estás Erik? —Me digo a mi misma.

No dejaré de pensarte, soñarte y donde quiera que me encuentre viviré por ti y para ti, me digo una y otra vez, tratando de canalizar todo este dolor que llevo dentro, tratando de seguir viva si aún lo estoy.

No sé si pasan días o noches si hay luz u oscuridad, solamente me siento flotar de un lado a otro, sin rumbo, sin abrir mis ojos, solo esperando.

Muy debes en cuando balbuceo o me habló a mi misma volviendo al llanto y trato de calmarme, pero solamente logro desesperarme aún más, estar sin él en este limbo es un puto martirio.

—¿Erik, estás allí? —Una pregunta siempre sin respuesta, hasta ese día.

—¿Dónde estás Erik?

Tengo la sensación de que algo cálido toca o roza mi mano, haciendome reaccionar, siento como mi cuerpo inerte se estremece por momentos y lo más extraño siento la respiración y la voz de alguien en mi oído.

—No estás sola pequeña, yo estoy contigo —Escuchar esa voz me hace abrir mis ojos rápidamente y querer incorporarme.

—¿Erik, donde estás, donde? —digo gritando y mirando por fin donde me hallo.

Todo a mi alrededor es oscuro y apenas puedo verme a mí misma, es realmente espeluznante.

Nuevamente, siento su aliento recorrer mi cuerpo.

—Estoy aquí pequeña —me dice la voz de él, pero no logro verlo.

Brotan como un río lágrimas de mis ojos y estiró mis brazos en todas direcciones buscándolo y me doy cuenta de que estoy como suspendida en el aire y ese hecho más el de no ver casi nada me hace ponerme histérica y empiezo a gritar aún más.

—¿Dónde estoy, Erik no me dejes sola, Erik?

Me empiezo a sentir realmente débil y a caer nuevamente como en otro bache y la oscuridad se hace más presente, tanto que ya no puedo casi ni ver mis manos.

Solo logro ver algo, como un resplandor que empieza a iluminar a lo lejos el espacio y nuevamente siento su voz.

—No te rindas aún, yo estoy contigo, ¡Ves! Aquí tienes me tienes, toma mi corazón no dejes de pensar en mí yo te diré cómo y cuándo, pero sigue y piensa en mi —me dice.

—¿Tu corazón, dices, que lo siga? Estoy cansada Erik, no quiero estar más aquí —le respondo cerrando mis ojos dejándome llevar.

—¿Quieres morir Caperucita? —Me dice alzando su voz.

Débilmente, respondo —No, no quiero.

—Entonces despierta ya y tómalo, tómalo —me grita.

Abro rápidamente mis ojos y trato de tocar esa luz, trato de acercarme a ella y mientras más me acerco, le veo, es un corazón unido a una silueta humana y tenue, está me estira su mano para acercarme a él.

—No voltees pequeña, solo sigue mi corazón —me repite una y otra vez.

Pero cuando logro tomar esa mano casi invisible volteo a ver, miles de criaturas espeluznantes estaban a centímetros de mi, cosas grotescas llenas de maldad, verlas era como sentir morirse y una de ellas logra rozar unode los mechones de mis cabellos volviéndolos polvo, nada.

Atrapada Where stories live. Discover now