Dí algo.

38 6 1
                                    

"Erik"

Entran y salen médicos, personal de mantenimiento, enfermeras y demás ayudantes, hemos convencido a la administración con una gran suma de dinero donado para el hospital y nos están montando una habitación para nosotros dos, para estar juntos, no quiero ni por un instante separarme de ella incluso cuando la trasladaron para hacerle un escáner a su cerebro yo fui con ellos.

Y gracias a Dios todo estaba bien, al parecer la operación fue todo un éxito lo que todavía se preguntan es como tres personas la pudimos escuchar si era más que imposible que lo pudiera haber hecho por las mangueras y demás instrumentos sobre su boca y rostro, pero de algo si estábamos seguros los tres, estaba pidiendo ayuda y yo no podía ya estar a su lado, ayudarla a enfrentar ese mundo o lugar donde por momentos nos encontrábamos.

Cuando todo estuvo listo mande a pedir flores y que las cambiarán a diario, quería que sintiera ese aroma ese frescor dentro del mundo donde se hallaba. Quería que regresara a mi lado de alguna forma u otra.

Mi madre trajo varios libros y un pequeño equipo de música donde podía también conectar mi móvil y escuchar cualquier música en él.

Ellos se dedicaron a darle un toque más acogedor a la gran habitación para que me sintiera lo más a gusto posible y lo más cómodo, colocando grandes cojines, cortinas en el gran ventanal, velas aromáticas, hasta un pequeño peluche le trajeron a mi Caperuza.

Pasaban los días y yo solamente la observaba, esperando alguna respuesta, algún indicio de que todo iba a marchar bien, pero nada, ni un sonido, ni un movimiento, solo se escuchaba el zumbar de las máquinas y sonido de su corazón en un monitor.

La desesperación, la angustia eran el plato fuerte de mi día a día, solamente esperaba un jodido milagro, uno nada más.

Estoy recostado sobre mi silla, otra cosa no podía hacer más que estar sentado, ya que por culpa de ese maldito accidente me había quedado con la imposibilidad de caminar y por el momento no quería saber más de ningún tratamiento ni fisioterapia alguna u operación para tratar de destrabar las vértebras de mi columna, tomo el móvil y empiezo a ojear algunas de las canciones que tengo y una en particular llama mi atención.

Es de Christina Aguilera en conjunto con otro cantante, la pongo conectándolo al equipo y acerco mi silla recostándome a su cama, le veo allí tan bella para mí, pero a la vez tan ausente que me hace por momentos pensar en que nada podré hacer y que algún día tendré que rendirme.

«Say something»

«Say something I'm giving up on you, I'll be the one if you want me to, anywhere, I would be followed you, say something I'm giving up on you...»

—¿Sabes mi linda Caperuza? No creo poder vivir sin ti, no creo tener las fuerzas necesarias para hallar el sentido a mi vida si tú no estás en ella —salen lágrimas de mis ojos sin poder ya contener tanta tristeza y agonía, le beso tiernamente sus manos y tarareo parte de la canción —«Am feeling so small...

I'm sorry tha I couldn't get to you...»

«Di algo, me estoy dando por vencido contigo.

Seré el indicado si quieres que lo sea.
Te habría seguido a cualquier lugar, di algo,
me estoy dando por vencido contigo...

—Y yo me siento tan insignificante...
Siento no haber podido llegar a ti...»

Apoyo mi rostro contra la cama sin dejar de sostener su mano lloro como niño pequeño, de repente creo sentir que se ha movido uno de sus dedos y levanto mi cara con dudas abriendo mi mano dejando libre a la suya, esperando ver si no fueron ilusiones creadas por mi desesperación.

Atrapada Where stories live. Discover now