Cómo era costumbre en cada noche, los chicos se repartían las últimas actividades del dormitorio. Unos limpiaban la sala, otros lavaban los trastes y, algunos aplicaron el dichoso "mucho ayuda el que no estorba".
Shoto termino de sacar la basura, así que se quedó un rato en las escaleras observando el cielo y su alrededor. Estaba todo tan tranquilo, observar la luna y las estrellas. Simplemente hermoso.
- Oye, iremos a dormir. ¿vienes?.- Momo lo llamo desde la puerta.
- En un rato más iré.
La pelinegra lo observó unos segundos, después asintió y se despidió, deseando una excelente noche.
No había llevado nada con él. Celular, abrigo, ni siquiera algún reloj. Estaba solo afuera, y no es como si le molestara pero...
Por la posición de la luna y su entorno, estaba seguro que habían pasado horas desde que salió, incluso. Y eso lo confirmo cuando sintió unos brazos rodear sus hombros hasta bajar a su pecho.
- Es casi la 1 de la mañana. ¿Cuando vas a entrar?.- pregunto su novio, adormilado.
Sin esperar alguna respuesta, Katsuki tomo asiento a su lado, tomando el hombro de su novio como alguna almohada.
- ¿Por qué despertaste?.
El rubio no respondió. Shoto sabía que se encontraba despierto, después de todo, estaba haciendo círculos en la palma de su mano.
Paso su brazo alrededor de los hombros de su pareja, atrayendolo hacia su pecho.
- ¿Fue ese sueño de nuevo?.
- Sí...- al levantar la mirada, pudo notar aquellos iris de distinto color.
Al bajar un poco, choco con esos labios. Aquellos labios que le habían hecho sentir una y mil emociones. No precisamente en terminos verbales.
- Bésame, imbécil.- susurro.
Shoto solo rió y obedeció a las palabras de Katsuki.
- Descansa.- está vez beso su frente, para después subirlo a sus piernas y balancearse de un lado a otro.
A veces le gustaba mimarlo de ese modo.
Una faceta que si sus compañeros veían, harían cualquier cosa por jurar que se trataba de un sueño.
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