Una vez más, estaban en la habitación de Katsuki. Uno al lado del otro, si no es que el rubio estaba prácticamente sobre su novio. A este paso, Shoto tenía su brazo alrededor de los hombros de Katsuki, sosteniendo su cuadro.
El más bajo, levantó un poco la mirada, logrando percatarse de la concentración en el rostro de su novio. Relamio sus labios, seguido de esto sus labios formaron una pequeña sonrisa.
Para este punto, Shoto no estaba tan atento en lo que hacía Katsuki, así que si Katsuki se levantaba o se quedaba dormido, el mayor no se daría cuenta de esto.
—Hey— llamo el rubio, sujetando su rostro después de dar una pincelada en su mejilla.
—¿Si?— aún si lo tenía frente a él, colocó el cuadro detrás del rubio, fijando su vista de nuevo en el.
—Mírame— junto las cejas, un poco molesto.
—Te estoy mirando.
—No, animal. Mírame a mí— se decidió por empujarlo, quedando encima suyo, aún sujetando su rostro.
La acción sorprendió al bicolor, quien terminó soltando el cuadro, y sujeto fuerte al rubio, pensando por un momento que caerían hacia algún lado, excepto al colchón.
—¿Me ves?— aún tenía aquella expresión molesta.
Oh, olvidaba lo mucho que se concentraba cuando dibujaba, pero como no hacerlo si estaba intentando retratar la belleza de su novio en aquel cuadro. Algo bastante complicado, pues su novio era alguien tan hermoso, preguntándose en ocasiones si era real este ser humano, aquel que estaba arriba suyo en estos momentos.
—Sí. Te veo— soltó una pequeña risa. Estiro su brazo hacia su izquierda, después se dirigió al rostro de Katsuki.
Por un momento creyó que Shoto lo tomaría de la nuca y lo besaría, con usualmente lo hace, así que decidió cerrar sus ojos y separar los labios. Pero, oh sorpresa, no fue un beso lo que le entregó, fue una mancha de pintura en su nariz lo que recibió.
—¡Hijo de p-
Entre risas, Shoto no lo dejo terminar, pues se abalanzó al rubio y beso sus labios de manera suave, mordiendo un poco antes de introducir su lengua.
Abrió los ojos, notando que Katsuki los tenía cerrados, y sus cejas se iban relajando poco a poco.
Al separarse su respiración se encontraba agitada, su rostro completamente rojo, a la misma vez que sus ojos se pusieron vidriosos.
—¿Puedo quedarme está noche?— pregunto con aquella voz ronca, subiendo el suéter de su novio para poder besar su pezón.
Creyó que la respuesta sería rápida al ver su estado, pero no. Su cabeza fue descubierta por el suéter y escucho un pequeño "Sí" bastante tembloroso.
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