Era un día bastante normal en Shoto. Pasaban las 10:30 de la noche y, estaba más vivo que un potrillo recién nacido. Se encontraba matando el tiempo en su celular, hasta que su novio llegara a su habitación.
Katsuki le dijo que pasaría está noche con él, después no estar juntos por la noche como, por tres o cuatro días. Estaba sufriendo.
La habitación estaba oscura, y no había más que la tenue iluminación en su rostro por el celular, eso hasta que la puerta de su habitación fue abierta y entro un poco la luz del pasillo. Pero así como entro, se fue.
Katsuki había llegado.
Pero Shoto no sabía si pausar el juego, solo bloquear su celular y prestar su atención en Katsuki ó, solo no sabía que hacer. Había avanzado tanto, y durante ese nivel de juego, no tenía habilitada la opción de pausa. Sería un asco tener que pasarlo de nuevo.
Aún así, el rubio lo comprendió. Él solo subió a la cama de Shoto, y tomó asiento en sus piernas.
Mientras esperaba, comenzó a jugar con los mechones bicolores. Haciendo trenzas o unas colitas. Después las quitaba, se reía y lo despeinaba.
—Lo siento. No vuelve a pasar– comentó Shoto una vez soltando su celular, abrazando a su novio por la cintura.
—Esta bien. Vengo a dormir, después de todo– pasó sus brazos alrededor de su nuca–. Además, quería que probaras algo y, decirme que te parece.
En un inicio Shoto no comprendió. Si no, hasta después de que Katsuki lo beso. Fue de aquellos besos dulces y tranquilos, no toscos u obscenos.
Al separarse, Katsuki espero la reacción de Shoto, quien comenzó a relamerse los labios al notar aquella extraña sensación. El sabor poco a poco fue haciéndose presente.
—¿Comiste chocolate?.
—No. Fue este bálsamo que me dió la loca. Dijo que le regalaron bastantes y no quería tenerlos todos– respondió mostrando un pequeño tubito.
—¿Y solo tienes este sabor?.
—No, hay otros más. Así como Durazno, cereza, vainilla, uva y eso.
Shoto no respondió está vez. Se limitó a jalarlo hacia atrás, dejándolos recostados a ambos.
Beso su frente y los abrigo a ambos. Está vez no hubo nada más que solo pequeños comentarios, pequeños besos y pequeñas miradas.
Fue una noche bastante tranquila.
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