No sucedía siempre, pero Katsuki dormía en casa de los Todoroki a petición de Shoto. El joven bicolor insistió en que fuera con él, pues había una cena a la que no podía faltar dónde estarán más familiares, y obviamente no quería estar solo ahí. Entonces le pidió a su novio quedarse con él, incluso a dormir, a cambio, haría todo lo que Katsuki le dijera por una semana.
El rubio, por supuesto que acepto.
La cena no fue tan espantosa como la imagino Shoto, todo fue normal. Es decir, si, habían algunos comentarios hacia ellos, unos malos, unos buenos, pero no fueron directamente groseros de cierto modo. Y bueno, ahora estaban en la habitación de Shoto.
Tenían la televisión encendida, por lo mismo de que Shoto no tenía sueño, y Katsuki solo un poco.
—Oye— llamo el rubio. Pero Shoto no respondió, solo beso sus labios— Hey— se levantó un poco, impidiendo que fuera a darle un beso más, pero el bicolor lo jalo y termino por dejarlo abajo suyo.
Y si, repartió más besos en su rostro. A este paso, Katsuki ya no intento hablarle, simplemente comenzó a reír. Estaban tan cómodos viviendo en su burbuja de miel, hasta que...
—Shoto, saldremos al hospital a llevar a tu primo y dejaremos a tu tía en su casa— Enji entro, olvidando por la prisa tocar la puerta, encontrando a su hijo sobre su novio, besando sus labios.
Katsuki dió vuelta a su rostro rápidamente, avergonzando. El bicolor se enderezó, asintiendo a su padre y haciendo una seña para que se fuera.
—¿Quieren que traiga algo cuando regrese?— le fue casi imposible esconder esa pequeña risa tras la reacción de su yerno cuando lo miro entrar.
—No necesito nada. ¿Tu necesitas algo, amor?— pregunto a Katsuki, quien ahora había cubierto su rostro con sus manos.
El rubio nego. Enji asintió y salió de la habitación, antes diciendo que estarán fuera de casa poco más de una hora, y que se porten bien.
—¿Trajiste ropa extra, no?— Shoto se dejó caer a su lado.
—Me dijiste que me quedara a dormir. ¿Se supone que dormiría con la misma ropa?— descubrió su rostro.
Está vez Shoto no respondió. A Katsuki le pareció extraño, pues cuando estaban solos, su novio parecía perico. El rubio decidió dar media vuelta y ver qué estaba haciendo, porque tampoco sintió que se haya levantado.
Y, sí. Shoto estaba aún recostado a su lado, pero cubriendo su rostro con el dorso de su brazo. No podía saber si estaba o no con los ojos cerrados, por lo que al final decidió darse la vuelta y recostarse en su estómago.
—Katsuki.
—¿Mh?— respondió escondiéndose bajo la camisa pijama de su novio.
—No tengo sueño.
—Pues yo si, buenas noches— dió un beso en el pecho del bicolor, recostando su mejilla y abrazándolo después.
—Esta noche vendrán mosquitos— murmuró.
—¿Que?.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
