Capítulo 24: La verdad puede doler pero es la verdad al fin y al cabo.

12 1 0
                                    

Dereck

—¿Entonces es oficial?¿Ya tenéis algún nombre o sabéis el sexo?

Kat me sujeta del brazo con tanta fuerza que sus uñas acrílicas se me clavan en el bíceps. Trato de hacerme hueco entre la masa de paparazzis que nos abordan cuando nos bajamos de la limusina. Nos ha acercado a Shouthapmton, una preciosa comunidad dentro de The Hamptons.

Flashes, cámaras, micrófonos y voces se suporpenonen mientras los periodistas tratan de hacerse hueco para tomar la mejor perspectiva de nosotros. Me empiezo a estresar porque allá donde mire no hay hueco libre sin cámaras o personas que nos bombardean con preguntas: en su gran mayoría sobre el futuro bebé. Esto pasa por tener que publicar toda nuestra vida en redes sociales. No me gusta esa especie de desnudez frente al mundo, la privacidad creo firmemente que es un arma poderosa.

Pero Kat se autodenomina ahora influencer y dice que son cosas de su nuevo trabajo. Yo no estoy muy activo en redes sociales y la mayoría de lo que publico son sesiones de fotos de campañas publicitarias o trabajos de modelaje. Separando siempre trabajo de vida personal. Así que no entiendo qué tiene de fascinante ese trabajo de exponer hasta las veces que vas al baño.

El portero de la finca nos abre la cuerda azul para que entremos mientras les indica a los periodistas que se coloquen junto a los demás invitados, detrás de unas vallas. El representante de Kat está en una esquina, esperándonos.

Todo esto me parece pasarse. No entiendo qué le puede interesar a una panda de cotillas mi vida personal. Miro a Kat que abraza al hombre con una fuerte sonrisa. Lleva el pelo rubio platino suelto y el estilista que ha contratado le ha hecho unas ondas que conjunta un lazo que le sostiene parte del pelo.

No sabía que para una premier de una película, al parecer el nuevo éxito de Hollywood, hiciera falta llamar a tantos reporteros y cámaras. Nosotros estamos en una especie de backstage, detrás de los carteles publicitarios con los rostros de los protagonistas.

-Saldréis detrás de los protagonistas que posarán y se harán fotos. Responderán unos diez o quince minutos de preguntas y alguna que otra corta entrevista y ya saldréis como los invitados principales. Sois lo que ahora mismo más buscan las cámaras.

Kat se coloca la parte superior del vestido de Versace mientras le pregunta al hombre qué tiene que decir exactamente.

-Bueno...No queremos ahora mismo entrar en polémicas ni que vuestro rostro sea portada mañana. Mejor hablar de la Luna de Miel, de lo enamorados que estáis. Del embarazo hablar lo que sabéis, bueno, dentro de lo que os sintáis cómodos. Pero no deis nombres.

No sé por qué narices Kat le ha preguntado eso. No es la primera vez que posamos en una alfombra, ni que vamos a eventos de este estilo. Sí que es verdad que nunca hemos estado tan en el punto de mira como ahora.

Llevo la vista al abdomen ligeramente abultado de Kat que se toca con cariño. Me alegra que esté feliz por su maternidad, a mí la perspectiva me sigue pareciendo un desastre, pero es lo que hay.

Al menos he hecho avances con Rachael. Se me acelera el corazón solo de pensar en sus labios sobre los míos, en su pelo marrón esparcido por el suelo cuando se tumbó en la cabaña a contemplar el cielo estrellado. No he vuelto a escuchar su voz desde entonces pero por ahora me tendré que conformar con los mensajes de texto y algunas palabras escuetas. Es mucho más de lo que merezco, desde luego, y soy afortunado porque me haya dado una tregua.

En el otro lado del gigantesco cartel comienzan gritos, aplausos y comentarios de nombres que desconozco.

-Estoy muy emocionada-me susurra Kat sujetando mi mano. Miro de refilon su perfil, esos ojos marrones miel que tan bien han decorado y sus labios gruesos que lleva remarcados con un fuerte color rojo.

Mi intención no fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora