Capítulo 18: Nunca me ames.

87 5 15
                                    

Rachael

Estar tumbada en una dura e incómoda camilla durante todo el día es agotador, no poder salir de los veinte metros cuadrados que conforman la estancia junto al horrible pijama de cuadros que me veo obligada a llevar puesto día y noche me hacen sentir en una cárcel. Aún una máquina me ayuda a respirar mientras me introducen sangre y medicación y me someten a diferentes pruebas. La cuarta noche de estar ingresada tuve otra fuerte recaída, sangre comenzó a emanar de mi garganta acompañado de pequeñas convulsiones, un sudor frío me recorría la frente y el corazón bombeaba rápido para intentar que mi cuerpo tuviera sangre suficiente en todos los órganos, fue una pesadilla. Por suerte no perdí la conciencia aunque tardaron en controlar la hemorragia dentro del quirófano. Estoy empezando a acostumbrarme al sonido que produce el pánico cuando invade a los médicos y al puro aire que me ayuda a respirar.

Cierro los ojos cuando los enfermeros me introducen de nuevo en la habitación pero no tardo en pisar el quirófano tras otra recaída.

-Creo que esa es la osa mayor- me dice Dereck señalando hacia un conjunto de estrellas que observamos tumbados en un descampado a las afuera de Texas.

-Es verdad-me río y grito cuando me percato que una estrella fugaz acaba de atravesar el cielo-. Pide un deseo.

-Deseo... Deseo que nunca dejes de amarme.

-Rachael cariño, estamos contigo-me dice una voz que reconozco que es la de mi madre y como una mano familiar agarra la mía mientras los enfermeros empujan a toda prisa la camilla.

-Tu turno-apoya el codo en el suelo y se incorpora ligeramente para observarme.

-Deseo...

-Rachael... ¿Me oyes?-Abro con pesadez mis ojos para encontrarme con una borrosa figura, solo noto como mi mano es separada de la de mi madre y como me sumerjo en una profunda oscuridad.

-Deseo que ojalá no hubieras elegido a Katherine sino a mí.

Varias semanas más tarde mi madre me ayuda a darme un baño al mismo tiempo que me indica que me darán el alta en breve. Sonrío y observo en el espejo los múltiples moratones presentes en casi toda mi piel.

-Tu hermano está deseando volver a verte.

Aparto la vista del espejo y me sumerjo en la bañera para aclarar el jabón de mi cuerpo.

-Yo también a él, ¿por qué no ha venido?

Alguien llama a la puerta y mi madre me ayuda a ponerme el albornoz y la abre, una enfermera que se aproxima a la edad de mi madre me sonríe y entra en la habitación.

-Buenos días señorita Turner, la veo mejor aspecto, ¿qué tal se encuentra?

-Mucho mejor, un poco débil pero estoy mejor de lo que pensaba.

-Hemos estado revisando su expediente médico y nos gustaría que confirmaras si está siendo tratada en psiquiatría por una ansiedad post traumática.

Samay me mira confusa y a la vez aterrada, no tiene ni idea de mi salud mental y no tenía intención de contárselo, ¿qué arreglaría?

-Sí, es cierto.

-¿De qué hablas Rachael?

-Mamá, no tiene importancia, una pequeña tontería.

-Solo queríamos que supieras que tal vez tengas alguna alucinación o pesadilla porque hemos tenido que retirarte la medicación de psiquiatría ya que es perjudicial para tu enfermedad, la Hemofilia, creemos que ese es un factor de tu recaída o tal vez que has estado expuesta a una situación de un alto nivel de estrés las últimas semanas, sea lo que sea te hemos subido la medicación y hemos retirado las pastillas de la ansiedad, te recetamos, a parte, descanso, una dieta sana y reposo aunque estaría bien que practicases deporte.

Mi intención no fue amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora