1

112 6 4
                                    


Jareth estaba devastado tras perder su oportunidad con la mortal. Le había costado tanto cumplir sus expectativas, olvidando su juventud e inexperiencia, que el golpe fue terriblemente doloroso. Subestimo todo el asunto, su arrogancia y superioridad lo segaron por completo. Tantos años viéndola en secreto de vez en cuando, creyendo que la conocía tan bien que podría obtener su cariño con artimañas tan sucias. Definitivamente, fue pésima idea cambiar su amor y sueños por algo tan valioso como lo era su hermanito. Jareth solo deseaba complacerla y se le paso por alto la verdadera personalidad de la chica. Gracias a esto, se estaba preguntando si la conocía en absoluto.

Volvía a estar tan solo y vacío como antes de conocerla en la recepción de la obra de su madre. Y solo tenía a sí mismo a quien culpar. A pesar de dolor, Jareth le permitió seguir en contacto con sus súbditos y el Laberinto.

⸺¡Deberías recomponerte, hermano! Ella no está muerta, aún hay esperanza.

Aurelio, su hermano menor, llego unos días después de que el chisme de su derrota recorriera toda la tierra de Fantasía. Lo había encontrado tirado en un rincón de su recamara con harapos y demacrado, junto a botellas de vino élfico.

Tras varias semanas donde el de cabello oscuro lo animo de mil y una maneras, había llegado a la encrucijada de su vida: dejar ir al amor de su vida o esperar a que creciera y pudiera corresponder sus sentimientos. Se decidió por lo segundo, dado que la sola idea de vivir sin Sarah le quemaba las entrañas. Su hermano apoyándolo fielmente, sabiendo que los sentimientos que la humana lograba despertar en el rubio eran puros. Había pasado mucho desde que Jareth dejo su corazón en las manos de alguien y, Aurelio, deseaba que la felicidad tocara a la puerta del rey de los goblins otra vez. Esta vez, para siempre.

Así, los años transcurrieron. Ocasionalmente, durante el aniversario como Campeona, Jareth le dejaba algún que otro obsequio. No tenía ni la más remota idea si los tiraba o los conservaba, no podía acceder a ella más allá de espiarla como lechuza. Las palabras de la joven le restringieron muchos de sus movimientos. Ya no tenía tanta libertad, sumado a que tuvo una baja de poder tras la derrota. El Laberinto estaba triste de no haber conseguido la enorme cantidad de magia de sueños que tenía la humana.

En el tercer aniversario, Jareth estuvo buscándola todo el día (ya que no pudo dejarle el regalo durante la madrugada por los líos que armaron los goblins en la cuidad con unos fuegos artificiales) y la encontró en una tienda donde se había montado a un juego infantil. Llevaba una musculosa blanca y un jean negro, el pelo suelto y maquillaje. Sin embargo, nada de eso le llamo la atención al rey de los goblins. Fue la sensualidad con la que Sarah se movía, la traviesa mirada, los seductores labios y su cuerpo de mujer lo que casi hace que se ahogue de placer. Tuvo que regresar a su mundo, a su habitación, para autosatisfacerse y no morir de placer contenido. Jamás, JAMÁS, hubiese esperado que la tímida e inocente Sarah se convirtiera en el mismísimo pecado de la lujuria.

Oh, mi buen señor... ¡quiero pecar! ¡¿Qué haces de mí, cruel preciosidad?!

Jareth estuvo medio miedoso, medio cachondo por los siguientes meses. No quería volver a perder los estribos. Afortunadamente, su regalo termino siendo llevado por sir Didymus a tiempo. La imagen de la humana sirvió en sus fantasías obscenas por todo ese tiempo y mucho después.

Para el quinto aniversario, la encontró en una noche de chicas con sus amigas de la universidad. El camisón de tirantes azul oscuro y de encaje volvió a dejarlo en apuros, aunque, esta vez, logro poner el regalo en la mesita de noche por sí mismo. Aurelio se arto de ir a verlo justo tras la entrega, cuando descubrió al rubio en plena faena en la biblioteca del rey. Jareth se comió un sermón vergonzoso de parte de su cuñada y hermana mayor, recordándole que ya no era un adolescente y que se comportara como correspondía. Aurelio no quiso verlo en un buen tiempo, antes de enterrar el hacha divertido por la embarazosa situación que pasaron.

Labyrinth (Historias Cortas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora