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Hoggle tuvo que explicarles a sus compañeros, que habían retrocedido cuando descubrieron que Jareth y el mediano no los seguían, sobre el interés de la reina en el chico y la ayuda que él estaba brindándole a su soberana. Ambos entendieron la posición de su amigo y le brindaron apoyo. Fue así que, gracias a Ludo y su fuerza, consiguieron mover el cuerpo del durmiente hasta lograr salir del bosque y atravesar una parte de la Chatarrería.

Esquivaron a varios residentes malhumorados y, cuando estaban por terminar de bordear la anteúltima parte del recorrido, Jareth despertó sobresaltado y con los ojos rojos por el llanto. Ninguno se atrevió a preguntarle al rubio qué lo tenía así, solo lo pusieron al tanto del recorrido y, ausente, él agradeció.

Jareth perdono a Hoggle, pues realmente no hizo nada malo. Intuía que estaba más al tanto de los sentimientos de su reina que el propio Jareth así que no tenía sentido, pelearse con el jardinero. Aunque si le reclamo que no le dijera que el melocotón lo haría dormir. Estuvieron caminando el resto del camino, esquivando montañas de basura y chatarra de diferentes tamaños, algunos residentes desagradables y un par de avalanchas.

En un rato considerable, estaba enfrente de las murallas de la Cuidad de los Goblins y sus grandes puertas custodiadas.

—Bueno, finalmente llegamos...

—¿Queres llamar la atención o ser discreto? —Hoggle le pregunto con duda.

Jareth se quedó pensativo unos segundos y decidió ser directo. Volteo a ver a sir Didymus y le sonrió divertidamente malicioso.

—¿Le gustaría, noble caballero, hacer los honores?

Los ojitos brillaron encantados.

—Por supuesto, milord.

Entonces, se abalanzó contra los guardias y los otros lo siguieron.


*


Sarah estaba perezosamente recostada en su trono, y se apoyaba sobre un codo. En su regazo estaba Toby. Los goblins estaban de pie a su alrededor, viéndolos jugar juntos y deseando jugar con Toby. Parecían divertirse. La mujer hacía cosquillas a Toby y siempre que estaba dentro del alcance del bebé recibía manotazos delicados en la cara. El juego había durado ya un buen rato. Ella se carcajeo enternecida y le daba pequeños besos en sus mejillas regordetas.

—Vigoroso compañerito. —Su corazón maternal deseando que le momento fuera más longevo—. Creo que serás un gran jovencito algún día.

Toby se rio feliz e intento abrazarla.

—Eres una ternurita. —agregó Sarah.

Un goblin entró a la carrera en la cámara, tropezando con una bandeja de pollo, la cual le cayó en la cara, y desde el suelo entregó su mensaje.

—¡Su Alteza! ¡El muchacho!

La reina alzó la mirada con un poco de inquietud.

—¿Qué ocurre, Bricks?

—Está aquí, mi señora.

—¿Hm? —Sarah dejó de hacer cosquillas a Toby y estudió la situación con premura.

—¡Él está aquí, su Alteza! Con el monstruo, Sir Didymus y el señor Hoggle.

—¿Han conseguido atravesar las puertas?

—Si, su Alteza... y tienen como rehén a dos de los guardias.

—¡¿Cómo?! —ladró la mujer completamente sorprendida.

Labyrinth (Historias Cortas)Where stories live. Discover now