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Capítulo 2: El cumpleaños de Hoggle


Sarah acomodo la última caja en el suelo, lista para guardar cosas dentro. Tres semanas habían pasado desde su aventura en el Laberinto. Y ya estaba lista para empezar a dejar ir algunas cosas. Hoggle le ayudo llevándose sus pulseras y anillos, algunas piedras de fantasía y un bonito cuadro de colores. Sir Didymus acepto algunos sombreros de disfraces para él y unos tocados femeninos para regalarle a su hermana menor (a quien prometió presentar en la próxima fiesta), Ambrosius se había quedado con algunos juguetes pequeños que eran muy tontos para Toby, y a Ludo le dio algunos fotografías y dibujos infantiles. Ahora, estaba empacando algunas cosas que donaría a la iglesia del pueblo.

Estuvo trabajando con los auriculares de su discman, el nuevo álbum de su artista favorito, bastante tiempo. Tarareando feliz mientras limpiaba los objetos que iba acomodando dentro de la caja. Con cada nuevo espacio vacío, las ideas de remodelación le venían de golpe y las apuntaba a una libreta que descansaba sobre su cama. Si bien no había tenido mucho tiempo para madurar, la experiencia con Junkie no fue la mejor ¡Ella no terminaría con una montaña de basura colgando de su espalda! Y, después de lo que le costó elegir... bueno, las cosas materiales ya no tenían más valor para ella.

Un suspiro triste escapa de los labios de la jovencita.

La elección. Ese fatídico instante donde tuve que tomar la decisión más difícil de mi corta vida... el hermanito inocente e inconsciente, o el apuesto y sensual hombre de sus sueños. Literalmente... ya que, desde muy pequeña, los sueños de una vida al lado de un Jareth humano asaltaban sus noches. Al principio, la niña no tenía idea de lo que pasaba. Pero, un día, su abuela materna paso con ellos la fiesta de pascuas y le hablo sobre las vidas pasadas. La abuela Sybill le dijo que estaba recordando cuando era una bruja de la época medieval y que, desde hacía unas noches, soñaba con su muerte en la hoguera. Su madre, Linda, se escandalizó de que le contara tales historias, pero, a Sarah se le quedó gravado a fuego lo que su abuela le había dicho.

Cuando, años más tarde, Sarah se vio cara a cara con el rey de los goblins, Jareth, no podía creer lo que veía. Sus ojos se llenaron de lágrimas de anhelo, atorando sus palabras y el deseo de decirle que lo recordaba. Sin embargo, el rubio jamás dio una mínima señal de que la reconociera... hasta el baile de ensueño.

Allí, Sarah tuvo su dolorosa confirmación.

La canción que él le compuso para su boda volvió a sonar en su alma mientras danzaban entre los asistentes. Por desgracia, había un factor a tener en cuenta y ella no tenía corazón para dañarlo. Cuando se enfrentó a Jareth en el distorsionado cuarto de Escher, o la Sala Desvaneciente como le nombró ella, su semblante desesperado le dolió en el corazón. Verlo tan deshecho le produjo una profunda culpa. Había tanto sufrimiento en esos posos de estrella... y Sarah deseaba tanto estar con él.

Pero Toby estaba en el medio.

Y, como siempre ocurre al tomar una decisión, la idea de intercambiar lugares se le ocurrió más tarde. ¡Eres un caso, querida! Se recriminó con furia. Volvió a soltar un suspiro, esta vez de frustración. Su alma, corazón y mente le gritaban que corriera a sus brazos. Pero, a pesar de decirle a Hoggle que los necesitaba a TODOS, Jareth no vino. Y la adolescente temía que fuera muy tarde.

—Si me pudieras perdonar...

Con desgana, y reteniendo las ganas de llorar, termino de acomodar las donaciones.


*


Jareth escucho (a través de sus cristales) cómo los tontos de sus súbditos preparaban el fiestón en la casa del Campeón. Parece que el traidor Hoggle cumplía años.

Labyrinth (Historias Cortas)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon