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Capítulo 4: Boda soñada


Sarah estaba terminando de acomodar su vestido. Los nervios burbujeando en su interior y logrando que sus manos estén inquietas. Se había graduado de Licenciada en Literatura e Historia Antigua el mes pasado. Había publicado varios libros de fantasía infantil, dos documentos importantes sobre el folclore irlandés que le valieron varios reconocimientos y había codirigido un musical basado en su aventura en el Laberinto.

Ahora, con veintidós años, estaba lista para la próxima aventura.

Su relación con Jareth despego como cohete a la luna. Y todos los habitantes del Underground la adoraban, para ellos era Queenie y solo debían ir con Cigam para hacer su unión oficial. Lo cual estaba a punto de suceder. Y era esa la razón de sus nervios.

Su boda.

Decir que sus padres (y respectivas parejas) casi se mueren del susto cuando ella los llevo al Castillo Goblin, le saco una sonrisa. Robert y Linda se asustaron de que su hija perdiera la cordura, pero, al ser transportados a ese mundo no pudieron con el asunto y se desmayaron a penas llegar. Irene, más romántica, encontró todo el asunto espectacular y maravilloso. Ella, junto a Junkie y Mercy fueron las encargadas de organizar el evento más esperado por los goblins. Jeremy, aturdido por el gran parecido con Jareth, descubrió que era un pariente lejano del soberano (descendiente de la hermana del otrora comerciante) y eso lo puso muy feliz... antes de advertirle a su pariente que no lastimara a su hijastra o le rompería todos los huesos. Jareth se sintió cálido al recuperar a alguien de su familia humana, aunque solo fuera uno (Jeremy no tenía más parientes consanguíneos).

—¡Qué raro es el asunto! Si mi madre tiene un hijo con tu sobrino nieto ¿Qué sería yo?

Cuestiono Sarah durante una comida. Tanto el actor como la actriz sintieron un pequeño escalofrío antes de reírse a carcajadas. Robert, que trataba de darle a Toby un poco de manzana, lo pensó un poco antes de que le doliera la cabeza por el esfuerzo.

—Es algo complejo, me parece que mejor lo dejas como hermanastro y ya...

Irene se rio por la practicidad de su esposo, ella también quería evitar catalogar al imaginario bebé.

Jareth, por primera vez en siglos, se sintió como en casa. Esas personas que ella trajo a su vida lo aceptaron sin prejuicios ni malicia. Estaba usando la pócima humanizadora, pero, ya lo habían visto como goblin y, si bien les parecía algo feo, no le dieron la espalda. Aquello estaba sanando su corazón como ninguna otra cosa podría haberlo hecho.

Nada lo había preparado para ser tan dichoso. Y, ahora, tras muchos siglos de soledad, había llegado el día. Uno que el reino había esperado durante tanto tiempo, el día en que el Rey Goblin y su amada Campeona unirían sus vidas en matrimonio.

Los dos soles brillaban con esplendor en lo alto del cielo, y un suave viento mecía las hojas de los árboles del frondoso bosque detrás del castillo (uno que había surgido de la nada, tras la primera semana donde la familia de Sarah se había quedado en el castillo). Este día estaba destinado a ser mágico, en más de un sentido si Jareth tenía algo que decir al respecto.

La Ciudad Goblin se preparaba para el evento del siglo, y los súbditos del rey se agolpaban en las calles, ansiosos por ser testigos de la boda real. Los caminos de piedra estaban adornados con flores exóticas y cartelitos brillantes que iluminaban el camino hacia el castillo, junto a las farolas apagadas que se encenderían una vez anocheciera. Las risas y el murmullo de la multitud llenaban el aire, y el rumor del acontecimiento se extendía por todo el mundo de Fantasía. Emisarios de otros reinos, diligentes y soberanos extranjeros pedían asilo en el reino de Abalarys, para ser testigos de tal acontecimiento.

Labyrinth (Historias Cortas)Where stories live. Discover now