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Eran las once de la noche.



Rosé bostezó con sueño y miró el cuaderno que tenía delante de ella.  Los ejercicios de inglés que estaban en la página ya no tenían sentido alguno  para ella, y era peor cuando juraba que podía dormirse ahí mismo sin pudor alguno.

La chica suspiró, completando otra pregunta apesar de sentir como sus ojos se cerraban lentamente.

No tenía entrenamiento de basketball
hoy y eso la alegraba un poco, pero estaba con una amiga estudiando. Rosé miró a Lisa que se encontraba  sentada a su lado, parecía que tenía energías para seguir revisando sus apuntes y seguir respondiendo preguntas.

En cambio, ella quería morirse del sueño.

Estaba estupefacta, la energía de su amiga siempre había sido inmensa, le sorprendida de verdad. Incluso habían ocasiones en la que llegaba a pensar si era mitad humana y mitad robot, nada podía explicar su enorme energía.

La chica sacudió la cabeza ante aquel pensamiento, el sueño le estaba afectando.

Rosé ya no podía estudiar más. Ella recogió sus cosas y se dirigió hacia su amiga.  — Lisa, me voy a casa. . .

Lisa levantó la vista de su libreta.
— ¿Ah? De acuerdo, me quedaré un rato más, cuídate.

Rosé le sonrió. — Está bien, te veo luego. . .

Lisa tarareo en respuesta y la rubia dejó atrás a su amiga.

Rosé llegó a su casa subiendo las escaleras del porche, sacó las llaves de su bolsillo y abrió rápidamente la puerta. Esperaba que su padre estuviera afuera trabajando o dentro de su casa. Bueno, trabajando básicamente.

Lo que no esperaba era que Jennie estuviera dentro de la casa, justo detrás de la puerta que ella acababa de abrir.

— ¡AHH...! — Gritó, instintivamente
se hizo para atrás rápidamente para poner distancia entre ella y Jennie.

Como resultado, la chica casi tropezó y cayó del último escalón de la escalera del porche, pero afortunadamente Jennie agarró a Rosé por el brazo y la atrapó a tiempo.

— ¡Chaeyoung. . . ! —, Rosé recuperó el equilibrio de inmediato sin titubear, colocó su mano en su corazón para tratar de tranquilizarse sintiendo los latidos desenfrenados que tenía.

Tal vez latía así por más de una razón. . .

— ¿Q-qué haces aquí...?—, Rosé tragó saliva aturdida por el susto repentino que había recibido.

— Te vi subir los escalones y estaba a punto de abrir la puerta. . . Perdón. No pretendía asustarte, Chaeyoung.

— Q-quiero decir. . . ¿Qué estás haciendo... aquí?. — señaló el lugar.

— Oh. . . —, Jennie parpadeó, guardo como recordatorio en su cabeza que era común que Seojoon, el padre de la chica, no le dijera nada a Rosé.
— Me he mudado.

Rosé no supo cómo reaccionar. Ella
no sabía cómo sentirse ante eso.

Jennie abrió completamente la puerta para revelar que habían algunas cajas de cartón junto a la escalera. Se dirigió hacia Rosé avergonzada por el desastre: — Y-ya casi termino de desempacar. . . lo prometo. Todo esto no estará aquí mañana.

  — Está bien, tómate tu tiempo. — aseguró la chica con una sonrisa entrando a la casa. Entonces,
se dio cuenta de lo peor. Su padre no estaba en casa —. . . ¿Dónde está papá?.

𝐒𝐈𝐍𝐅𝐔𝐋 𝐏𝐀𝐒𝐒𝐈𝐎𝐍 | ᴄʜᴀᴇɴɴɪᴇ ɢ!ᴘWhere stories live. Discover now