Capitulo 5

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*La parte difícil*

Joseph:

Quería saber la razón de los golpes que me llevaba de regreso a casa pero... Era divertido, me encantaban esos regresos a casa en dónde las risas no faltaban. A la semana había un árbol con frutillas, y era más que obvio que yo las comería sin pensarlo. Era fácil, mi estatura era perfecta para no dejar escapar ni una, aunque siempre me decían que no debía comer tantas. De querer parar podía hacerlo, pero siempre he Sido un hambriento sin remedio. Las chicas pocas veces comían de lo que yo a diario probaba y les causaba curiosidad el porque yo seguía amando esa frutilla que ni siquiera llegaba a la etapa de madurez total. Volvimos a andar después de salir exhaustos, en ese día en específico a todos nos pesaba la mano, no habían lapos, tropezones o carcajadas: solamente uno que otro lamento por parte de Erick que en la mayoría del tiempo se venía en conjunto con todo nuestro grupo.

-Chicas por favor- soltó un pequeño jadeo- basta por amor a Dios, no podemos seguir caminando, vamos tomemos un bus a casa.

-Erick por favor deja de quejarte - repiten en coro Nicole y María.

-Cierto, la verdad te quejas bastante, ni siquiera Joseph está comportándose así.

-Joseph, amigo... ¿Tu estás cansado verdad?.

Un vago silencio se apoderó de todo el lugar hasta que por fin salí de mi zona.

-Si amigo estoy cansado pero no servirá de nada quejarse- aclaré con firmeza.

-Pero si solo tomaremos el bus no es tanto.

-Si Erick, es para mucho, sabes a diferencia de ti no todos tenemos dinero de sobra- replicó Nicole.

-Yo...

-No digas nada María - le dije mientras le daba unas palmaditas en la espalda.

Erick se calmó y siguió andando. Nuestro hermoso grupo seguía su rumbo mientras que unas nubes amenazaban con lluvia la ciudad.

Truenos

Habían truenos, truenos y más truenos, por todos lados, todo esto hacia que mi corazón latiera de una manera desenfrenada. Cada una de mis células reaccionaban a los sonidos olores y al tacto de la brisa acariciando y a la vez azotando mi piel. Estuve a punto de decir su nombre cuando las primeras gotas de agua tocaron mi piel sudada... Tabum tabum tabum mi corazón sabía y mis recuerdos también. Sentí una golpe en mi espalda: Erick quería saber si yo estaba bien, y con una sonrisa asentí confirmando que si lo estaba, pero el me miraba como si supiera toda la verdad.

"NO PODEMOS ESCONDER EL PASADO, MUCHO MENOS ENTERRARLO, NUESTRAS ANTIGUAS VERSIONES SOLO FUERON SOMBRAS, SOMBRAS QUE NOS ENSEÑARON Y CON ESO BASTA PARA VIVIR EL PRESENTE".

Era de esperarse de alguien que en sus momentos de silencio te miraba pero no solo te miraba, sino que te observaba. Hay una gran diferencia entre mirar y observar, si miras algo, solo tienes el reflejo de ello, pero al observarlo detallas muchas cosas: como se mueve, porque se mueve, que lo impulsa que lo detiene y en si, es algo que se analiza y se lleva más allá de lo superficial. Pero aunque me agradan mis amigos y tenía confianza con ellos, aún no me sentía preparado para hablar sobre aquello que en breves episodios de mi vida me dejaban pensativo.

No esperaba menos de ellos cuando en sus miradas podía ver la comprensión a mi silencio. Y eso es lo que muchas veces necesitamos empatía, buscamos amistades verdaderas, no tener algo pasajero porque de lo contrario lo mejor sería ir en busca de estrellas fugaces.

En fin... La lluvia apretaba cada vez más y mi vista comenzó a empañarse, solo suspiré y sin hacer mucho contacto visual con mis amigos continúe caminando. Por fin pudimos parar, allí estaba, nuestra parada estaba llena de charcos que hacían un juego espectacular con el ambiente tenso y alborotado. A la vez era algo increíble como todo se podía colocar de una manera tan oscura que apenas se podía reconocer cuáles eran las calles: En lo particular me encantaban esos escenarios pero por alguna razón en algunos momentos se volvía algo incómodo.

P17Where stories live. Discover now