Capitulo 10

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*La otra cara*

María:

Otra vez esa niña vuelve al lugar en donde fué, esa casa, pasos y de pronto -Aaaahhhh- me despierto gritando y pataleando en mi cama. Mamá no se dignó a venir y papá tampoco, creo que es porque ya no soy una niña, pero a veces quisiera; si eres niño no te preocupas de muchas cosas. Ejemplo de ello, pues... No tienes que preocuparte por ganar dinero para comer, puedes dormir hasta tarde y hacer labores en la casa luego y lo mejor de todo es que... "No sufres por amor"

Mi hermana menor es mi humillación. ¿Por qué? La razón, es muy simple, ella es una mujer fuerte, valiente, e inteligente y sobre todo muy trabajadora. Se levanta temprano, no suele andar tan cansada como yo lo estoy a diario. Pero mi consuelo es que aún con todo eso; no es la favorita de papá.

En realidad mis padres no tienen favoritos. Papá siempre dice "Para favoritos, los dulces" y en parte tiene razón. Yo amo los dulces. Era casi de madrugada y no podía dormir. Tenía una extraña sensación y todo eso me llevó a escribirle a Joseph.

No estaba en línea por lo que solo procedí a mandarle un sticker, esperé un breve momento pero su última vez en línea seguía siendo las 11:00 pm. Unos pequeños goteos empezaron a sonar en la ventana, eché un ojo hacia afuera, y ví que la oscura madrugada, se bañaba con las lágrimas del cielo, la lluvia me encanta, bueno creo que a todos les encanta. Aún sabiendo que eso transmitía nostalgia y tristeza me relajé escuchando el sonido de la lluvia que caía poco a poco.

El sonido de mi teléfono me saca del trance y me pongo sobre mis pies -Hola, buenas noches- digo con un tono algo ronco. Contesté tan rápido que no me fijé que era un número sin registrar.

- Bueno...

- Si, diga, con quién tengo el gust- una voz ronca pero femenina me interrumpe al otro lado de la línea.

-Estas con la seguridad de que el te ama cierto.

En el acto me quedé sin palabras, pues no sabía de qué estaba hablando, pero recordé que tengo un casi algo y caí en cuenta. Pero ¿Cómo puede alguien desconocido entrometerse? Y aunque se tratara de una conocida; no veo el motivo para hacer eso.

-No le entiendo nada en lo absoluto- manifiesto aún confusa.

-Te darás cuenta luego, adiós preciosa.

Fué sin dudas la conversación más extraña que pude tener y todo gracias a que no me fijo bien en los números cuando alguien llama.

Todo se volvía más claro de repente y recordé algo, solamente era un recuerdo borroso, sin dudas de lo que tenía que hacer decidí reportar el número. No me invadió el miedo, eso era bueno. La lluvia seguía amenazando con no dejar salir a nadie apenas se asomara el amanecer. Es por eso que mejor me recosté escuchando algo de música.

Alguien tocaba la puerta y apenas podía escuchar una voz ¿Será mi madre? No debe ser otra persona... Obvio que es tu madre, levantate, vamos arriba. Me daba vergüenza a mi misma no podía levantarme, arrastré mi cuerpo como una oruga que acaba de desayunar y me dirigí a la puerta. Mi madre estaba enfrente, parecía que se disfrutaba la lluvia pero su rostro decía todo lo contrario.

Mis nervios aumentaron y no podía respirar, pensar con claridad, tampoco. - Mamá¿Que sucedió? ¡Oye! Estás...

-Tienes que irte...- Mi mente se nubló y mi corazón se hundía en la locura. Ella estaba solo mirando mis ojos y los suyos parecían expandirse hasta el infinito.

-¿Mamá? No estoy entendiendo nada.

-Hija, yo te amo, debes irte pronto, por favor... Beth- su voz se quebraba y mi nudo en la garganta se hacía más tenso.

No terminé de colocar mis manos en sus hombros. El sonido de la puerta abriéndose estrepitosamente me frenó. Papá se escuchaba molesto, y sus pasos sonaban por todo el piso de abajo, estaba furioso; al parecer buscaba a mamá.

-¡Brenda! ¡BRENDA! RESPONDE ¿DONDE ESTÁS?

-Pero favor hija... No te pido que me salves solo vete.

-No madre no me iré a la cama, mucho menos afuera, ven adentro; cerraremos la puerta- la abracé y luego entramos a la habitación.

Allá abajo aún estaba papá y mi alma abandonó su cuerpo al recordar que mi hermana aun no llegaba de su servicio en el hospital. -¡No puede ser! Mamá... Adriana, Adriana llegará pronto- mi madre se espantó.

-¿Qué hora es?

-Son las 04:45 mamá, ya casi regresa.

Mi hermana salía más temprano de sus servicio a causa de la distancia que había entre el hospital y nuestra casa. Todo esto no pintaba nada bien. Con todo esto me olvidaba de que quería contactar a Joseph. Y por supuesto que no era momento para pensar en el, o tal vez si, no... No podría ser capaz de meterlo en problemas que son ajenos a el.

-Maria hija, tu padre ya no hace ruido.

La miré fijamente - puede que esté dormido, de igual manera tengamos cuidado- susurré cerca de su oído. Mi móvil volvió a sonar y por fin pude verificar la llamada, vi que se trataba de Adriana. La reacción de mamá fué inmediata y su descanso estaba en esa llamada telefónica.

-Hola, les pido no me esperen en casa, decidí salir con Maite.

Suspiro y por consiguiente me quedo en silencio.

-Mari ¿Está todo bien? Siento algo de tensión, pero vale confiaré en ti.

-Si... Está todo bien. No te preocupes, puedes quedarte con tu amiga, solo ten cuidado al regresar.

En qué estaba pensando. Obviamente nada estaba bien, pero por más perfecta que ella sea no se daría cuenta de que en realidad pasaba algo con nuestros padres. Terminada la llamada hablé con mamá, ella me miraba de una forma que jamás se me olvidará y de eso estoy segura, después de tanto llorar se calma y pregunta por Andre; su hija favorita...

-Mamá necesito saber lo que sucedió.

La miro expectante a su respuesta. Pero no me dice nada; sacándonos de trance un ruido causa estrépito en la casa.- creo que seguirá lloviendo y con muchas descargas electricas- menciona mi madre. La miré, abrí la puerta con cuidado si desviar mi mirada de la de mi madre. Ella me hace señas de que puedo avanzar; señala que salga mientras papá sigue dormido en el sofá.

Madre también baja las escaleras poco a poco, pude salir sin ningún problema, ya casi faltaba poco para ver a mi madre cruzar la puerta; pero le veo caer lentamente ante mi. Tenía las manos de mi madre en mis pies mirándome con dolor me dice que busque ayuda, pero no podía moverme.

-Maria... Ve y busca ayuda no te quedes aquí.

-¡No! No... Madre yo, yo quiero ayudar.

Su pierna sangraba, un cuchillo perforó sus gemelos haciendo que sufriera una hemorragia. Mientras tanto mi padre solo la miraba inquisitivamente.

-Eres una zorra traicionera- Espetó papá al estar en frente de las dos.

Apreté lo puños y los dientes también. Estaba claro que no podía hacer nada y aún así sabía que tenía que hacer a todo lo posible.

Yo solo tenía un sueño y quería cumplirlo, yo... Me quedaba sin opciones.

P17Where stories live. Discover now