6

20 5 3
                                    

Veneno y cura


ALICE

Supuse que eso debía ser así. Nada había cambiado. Su partida me seguía doliendo y quemando.

¿Cuánto me seguiría doliendo? ¿Por qué dolía tanto? Me preguntaba si alguna vez, iré a aceptar su ausencia y dejaría de buscarlo en sueños, recuerdos. Dejaría de buscarlo en libros, series, películas y notas. Después de todo recién había pasado tres meses, quizá todo eso debería ser así.

Senti frio, el suelo no abrigaba. La vista se me perdió en algún lugar del techo de la habitación.

Dejé caer sin darme cuenta, el libro que sostenía en las manos. Una ligera lagrima rodó por la comisura de mi ojo izquierdo. Cerré la boca intentando respirar por la nariz. Me era difícil.

El inmenso calor que se acumulaban en cada unos de los temporales era impresionante, debido a las lágrimas que intenté evitar.

Me imaginé con los oídos llenos de lágrimas, ya que habían resbalado por las comisuras de los ojos.

Giré la cabeza con lentitud observando la figura de Michael a unos metros, al igual que yo estaba con la espalda recta sobre el piso mientras leía.

"Veneno y cura" Era tedioso comprender aquel libro. Para mí lo fue. Se lo comenté. Entonces se había propuesto a leerla y demostrar que era más hábil que yo.

Cómo siempre, queriendo competir.

Regresé la cabeza a su lugar, colocando la vista frente al libro y fingiendo leer. Sin embargo, mi mente estaba lejos, o tal vez cerca, más cerca de lo que pude imaginar.

Respiré profundo pegando la barbilla al cuello. El aroma de Marcos se instaló en cada rincón de mi ser, no supe si era alguna imaginación mía o si Michael traía la misma colonia.

Podría decir que sufría menos, ya que Michael estaba siempre bloqueando el dolor. Era diferente a Marcos, pero al mismo tiempo tan igual. Quizá era, saber que no era la única que Marcos dejó, también había dejado a Michael.

De alguna manera estar cerca de él me estaba gustando y me hacía sentir bien.

El duelo, el dolor y todo lo que dejaste por enfrentar con tu partida, lo hiciste para los dos. Ahora mientras escribo esto pienso que tal vez era un juego cruel e interesante del destino.

Pasé las páginas del libro, para que Michael piense que estoy leyendo. Aunque las lágrimas me delataban, no detuve mis pensamientos que poco a poco me estaban destruyendo.

¿Para todos dolía con la misma magnitud y frecuencia?

Es que Michael llevaba puesto una de su sudadera suya y yo también. Para ser honestos, últimamente estábamos usando con frecuencia las prendas de Marcos porque (según lo que afecta en mí) hacerlo me hacía sentir mejor y de alguna manera no le echaba de menos, tanto.

Mi vida, tu pequeña te necesita y solo tengo a tu amigo y una polera. ¿Debería ser suficiente? Marcos, tu niña ya no puede más. Estoy luchando contra la realidad, una dónde tu no estás y nunca estarás. ¿Tienes idea de cómo duele y daña todo esto? Maldita sea, fuiste egoísta al dejarme. O tal vez la egoísta soy yo, porque aún no te suelto.

Hecha Para Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora