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Quizá, ningún beso era mejor

MICHAEL

Lo irónico es que, en cuánto dejé de besar a Claudia y levanté la mirada, vi a Samantha besando a Alice. Me enojé.

Sé cómo fragua Samantha. Lo hizo con intención de que lo vea y me afecte de alguna forma.

¡Lo hizo!

No es lindo ver a tu ex besándose con tu amiga. Más que amiga. La persona de mis ojos. Mi Alice. Me alejé de Claudia a grandes zancadas y sin darme ya estaba junto a ellas.

¿Qué debía hacer?

No obstante, antes de hacer algo, mis ojos lo hicieron. Alice alejó a Samantha, quién le soltó la mandíbula acariciándole el labio. Sus ojos conectaron con los míos. Tenía los labios entre abiertos e hinchados.

Que Samantha se despida de esta cede LH, porque la voy a enviar lejos.

—Lexi...   —Samantha pronunció algo. No la escuché. Me quedé viendo a Alice.

Lo comprendí. Giré a ver a Samantha, estaba igual. Se solucionó un pequeño problema que había en LH. Casi sonreí, pensando en lo que recaería en la pobre Samantha. Nada de enviarla lejos. El stiker de co-caína le merecía mayor castigo.

—Oh, Alice  —susurré, acunandole el rostro con las manos.

Ella no tenía la culpa de esto.

—No te muevas de aquí, por favor.   —Caminé deprisa a la oficina de Samantha.

Estaba sentada sobre el suelo, esperándome.

Me abrazó en cuánto me vio, intenté apartarla, cruzó los brazos detrás de mi cuello.

—¿Por qué ella, eh?   —preguntó, al borde del llanto.

Logré safarme y pasé hacia las encimeras.

—Ninguna de las dos te quieren, cómo yo lo hago, Lexi...  —siguió divagando.

No encontré ningún stiker en los cajones. Palpé las paredes, nada.

La agarré del brazo para volverla a poner de pie y busqué su encaje, encontré varias bolsitas de stiker.
Comenzó a sollozar, la solté y cayó al suelo. Intentó abrazarme las piernas, logré esquivarla.

Presioné el botón de mi reloj. No tardaron en aparecer Harry y el resto de los delanteros. Se quedaron viendo la escena, Samantha en el piso, sollozando y yo, de pie a unos metros.

Les mostré las bolsitas de stiker.

—Llevenla a encerrarla. Regresaré pronto, para encargarnos de ella   —decreté, sin oportunidad de contradicción.

—Debemos decidir que hacer con ella, ahora mismo. Este es un asunto serio   —evocó Harry.

—Ahora no puedo. He dicho que regresaré pronto.

Me había hecho caso, se había quedado en el mismo lugar. La levanté en brazos y la llevé afuera.
La recosté sobre el asiento delantero. Me incliné para abrocharle el cinturón de seguridad.

Me agarró de la cabeza con ambas manos y me  hundió en su vientre mientras se reía.

—Lexi, te ves tan gracioso   —giometó, riéndose.

Apreté la mandíbula.

Me coloqué en mi lugar y encendí el vehículo. Se giró hacia mi y me miró, el brillo de sus ojos parecían cubrir toda su pupila.

Hecha Para Mí Where stories live. Discover now