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PUEDE QUE TUS OJOS LA HAYAN ELEGIDO.
PERO, ELLA ES DIFERENTE.

MICHAEL

Ella era diferente, especial y era mi adicción. Cuándo la vi después de haberla estado buscando durante tanto tiempo, mi atención se arrastro a su persona, entes incluso de saber su nombre. No sabía que era mi pequeña amiga que estaba buscando, no había visto su sonrisa, no sabía cómo sonaba su voz, no sabía nada, solo la vi de pie al lado de Marcos, y mi cuerpo completo vibró.

Me di cuenta que: Está hecha para mi.

Me quedaba días viéndola. Había llorado tanto por Marcos. Sin embargo, ella era diferente. Imposible de no querer tenerla para MÍ.

No era la típica chica que arreglaba su cabello detrás de la oreja cada minuto, cuándo lo traía suelto, pocas veces ella traía suelto el cabello, pero jamas la habia visto hacer ese gesto tan común.
No cuándo traía suelto el cabello, si cuándo estaba emocionada o intranquila.

Pestañeaba pocas veces que una persona normal y me di cuenta de eso al segundo día que estuve a su lado. Sonríe y sé cuándo lo hace de verdad y cuándo para aparentar (este último le sale tan real)

Cuándo miente lo hace viéndote a los ojos y aún así sé cuándo no es verdad.

Sus labios en mis labios fue lo más dulce y agradable que sentí jamás. Absorbí sus labios a mi gusto, saboreé su boca a mi manera y no imaginan lo bien que encajamos, entonces supe que no quería probar los labios de nadie más que sea las de ella.

La arma que traía siempre con ella, era una hermosa katana versión Celim, estaba hecho especialmente para ella. Parecía indefensa, ah pero, el filo que tenía dejaba miedo. Y más si la sabían usar. Alice bien que lo sabía.

Tantas cosas que la hacían diferente. La hacían para mí.

Cada toque de sus dedos era mi jodida tensión y cuándo me di cuenta de eso, no me importó Marcos. Dejó de ser mi amigo, dejó de serlo, desde que vi a Alice sonriendo por mí.

Sí, ella era la mujer que me hacía sentir de una manera incontrolable y no sentí culpa ni odio por reconocerlo.

Dejé de sentir culpa hace tiempo.

Ella era la persona que encajaba en cada espacio de mí, ella debía estar en mi mundo ¡disfrutando de mis ojos!

cómo absolutamente todo, ella necesitaba estar a mi lado siendo absolutamente todo de mí.

Lo que me preocupaba era lo que haría Alice. Sé lo decidida que fue al decirme que no quería avanzar con la dependencia de por medio. No quise pensar en lo que decidirá hacer, ahora.

Después de que ella ingresó a la habitación, me fui a la mía. No pude dormir, era casi imposible hacerlo. Quería ir con ella. Quería estar a su lado.

Me pasé echado en la cama por unas  dos horas y después de que el silencio reinó en casa, lo cuál indicaba que la fiesta había llegado a su fin, bajé a la cocina a beber algo, tenía la garganta seca.

—¿Discutiste con Alice?  —preguntó Said, desde la encimera.

—¿Por qué?   —Abrí el congelador.

Hecha Para Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora