◌ Nine ◌

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— ¿Qué haces en tu tiempo libre? —Cuestionó Jeonghan balanceando ligeramente sus pies desde el banco del parque, porque realmente era bastante alto

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¿Qué haces en tu tiempo libre? —Cuestionó Jeonghan balanceando ligeramente sus pies desde el banco del parque, porque realmente era bastante alto. El frío del cemento comenzaba a helarle el trasero. Sin embargo decidió simplemente detallar a Joshua con sus ojos bicolor. Llevó una de sus manos hacia la mejilla acariciando levemente, como si pensara mucho lo que iba a decir. A Jeonghan le daba comezon el yeso.

Suelo cantar mucho, siempre canto. Ando en bici por mi vecindario, saludo a las personas. —Se encogió de hombros con una media sonrisa de lado, luego clavó esos orbes en los de Jeonghan. Sintió un mareo repentino, como un halo de luz quemando por completo sus sentidos más abstractos —. Intento... ¿Acercarme?

Entiendo, eres sociable. —Joshua dudo por unos momentos pero luego asintió, como queriendo cortar un poco con la conversación de turno.

El Sol parecía esconderse de manera lenta detrás de sus cuerpos, una luz tenue y amarilla tiñendo hasta las más recónditas partes de sus seres. El bicolor carraspeó un poco, se sentía extraño, como si realmente ese brillo incesante lo emitiera Joshua con su cuerpo.

Como llamas quemando todo a su alrededor.

¡Ay, un perrito! —Exclamó el pelinegro levantándose de la banca y corriendo aproximadamente tres metros hasta llegar a un pequeño canino blanco repleto de rizos. En seguida el can comenzó a lamerle el rostro de manera precipitada mientras sus garras pasaban como unas locas por sobre su torso, como buscando abrazarlo. La lengua del perro recorría las mejillas sonrientes de Joshua que lo acariciaba con sus dedos suaves desde atrás de sus orejas —. ¡Ay que hermoso eres, Hannie mira que lindo! ¡Y simpático! —Notó que tenía una correa y una placa. La tomó de manera dificultosa leyendo su nombre —. Spooky,
¿Te perdiste?

¿Tiene placa? Alguien lo debe estar buscando. —Jeonghan se levantó de su asiento para llegar hasta el costado de Joshua y con sus ojos comenzó a observar hacia todos lados. Si de algo servía su heterocromía era para percibir la preocupación de las personas aunque estén lejos de él, y al ver una cabellera prendida en llamas y unos ojos calcinados sobre un cráneo a unos metros de ellos supo que la había encontrado.

La dueña era grotesca, su aura era tan putrefacta como ella misma. Se veían berrugas gigantes en su cuello, la piel negra queriendo volar desde su cráneo hasta los cielos.

Y Jeonghan se da cuenta al instante de que ella no es una buena persona.

Se ve en sus manos sucias, porque en general los dedos de las personas no están manchados en desgracia, los de ella sí. Sangre corre desde los orificios en donde tendría que haber una nariz; es horripilante, realmente una de las peores auras que había presenciado en su existencia.

Jeonghan no pudo soportarlo por mucho tiempo, se vio obligado a cerrar su ojo celeste. Vio una figura delgada y pálida, de cabello colorado teñido y labios gruesos. Si la veías caminando por la calle parecía una persona amable, sin secretos oscuros que inunden su inmundo ser. Pero el bicolor los sabía todos. Un vestido floreado amarillo era lo único que llevaba puesto, y gritaba con una voz chillona el nombre del can.

ʜᴇᴛᴇʀᴏᴄʀᴏᴍɪᴀ ⤷ 𝘑𝘪𝘩𝘢𝘯Where stories live. Discover now