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Las manos enlazadas parecían una bella obra de arte, quizá las venas tramaban caminos de perdición y palabras inconclusas

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Las manos enlazadas parecían una bella obra de arte, quizá las venas tramaban caminos de perdición y palabras inconclusas. Pero de lo que estaban muy seguros era de ese sentimiento que traspasaba sus pieles y las quería convertir en una sola para siempre. Diamantes rosados se veían reflejados en los iris de Joshua, quién observó a Jeonghan una última vez antes de susurrar unas pequeñas palabras.

Mantente a salvo. —Con fuerza acarició su mano, la yema del dedo pulgar tratando de memorizar ese tramo de piel hermosa que tanto lo había sumergido en el mayor elixir. Y antes de despegar vuelo sus orbes se clavaron directo en los bicolor de Jeonghan; tan repletos de lágrimas transparentes como doradas. Desde abajo vio las alas magníficas moverse al ritmo del viento, y por varios segundos quedó paralizado por la repentina falta. Como si una mano hubiese tomado su cuerpo para jugar con él y luego desecharlo, hacerlo llorar con inmundicia hasta que por fin pudiera ahogarse entre sus mismas lágrimas.

Pero un golpe en el estómago lo hizo reaccionar, era uno de los soldados de piedra que seguían regenerandose y de repente tuvo que dejar de mirar al cielo. Se desvío hacia la izquierda y con la ayuda de un ladrillo del suelo pudo desarmarlo. Dio varios pasos hacia atrás, quedando en el porche al lado de Woozi y Seungcheol que trataba de limpiar los ataques oscuros de su cuerpo. Las terribles marcas negras parecían querer desaparecer pero la fuerza que debía usar era enorme, tanto que sus ojos comenzaron a sangrar.

Cheol por Dios... Yo se que puedes... Yo se... —Susurró Woozi tomándole el rostro y varias de sus lágrimas desgraciadas caían sobre la piel del Serafín. Repentinamente comenzó a temblar, como si las convulsiones se hicieran parte de su cuerpo y lo gobiernen en una danza asquerosa. Pronto una de las manchas sobre su abdomen desapareció, la energía oscura se había ido. Pero aún quedaban otras siete y de las comisuras de sus labios la sangre no dejaba de fluir. Jeonghan sabía que era de la parte humana de Seungcheol, de seguro la estaba pasando muy mal con tantas fuerzas negativas dentro. Volteó nuevamente cuando notó a
Woozi sollozar —. Por favor...

No le gustaba ver a la gente sufrir. No le gustaba en lo absoluto, porque toda su existencia se había basado en momentos horripilantes. En maldad desopilante, en pieles que caían al suelo cubiertas en las más poderosas llamas infernales. Suspirando fuerte tomó la rama con la que Woozi se defendía anteriormente y le dio dos golpes a otros dos de los guerreros. Tratando de evitar que se acerquen no sólo a él sino también al Serafín y a
Woozi.

No pasaron dos segundos en los que Joshua volvió a bajar, con un rostro pálido y descontrolado.

¡No lo encuentro! iNo entiendo dónde se pudo haber ido si estaba volando hacia mi! ¡Simplemente se hizo sombra y se desvaneció! —Exclamó Joshua y en cuanto mencionó aquello las luces de la casa se apagaron al mismo tiempo. Todo lo que anteriormente los iluminaba estalló logrando que pequeños vidrios cortantes salgan disparados en diversas direcciones y sólo la luz de las estrellas y el reflejo de la Luna eran capaces de guiarlos. Jeonghan se asustó, y tragó saliva antes de golpear a otro de los guerreros que logró aparecer de repente en frente suyo.

ʜᴇᴛᴇʀᴏᴄʀᴏᴍɪᴀ ⤷ 𝘑𝘪𝘩𝘢𝘯Where stories live. Discover now