◌ Fourteen ◌

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— Y las teorías hablan de un posible

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Y las teorías hablan de un posible... —Escuchó la voz del profesor totalmente distorsionada por sus pensamientos marchitos.

La manera en la que se distraía era vil, y millones de alarmas rojas pretendían tomar sus sentidos insanos. Porque desde hacía una semana el miedo se había instalado en su corazón, pretendiendo quebrar todo de manera malvada y extravagante. Luego de haber sido rescatado por Joshua de entre tan extrañas llamas y atmósfera color bordó, el pelinegro se había dignado a llevarlo a su hogar a las ocho de la noche, porque sus piernas débiles seguían temblando debido al terror insano.

Con la pluma dorada dentro de sus manos temblantes
pasó tres noches de insomnio, en dónde las imágenes terroríficas de un ente oscuro se apropiaban de sus recuerdos. La manera en la que los iris reflejaban sólo malicia, o quizá el simple hecho de sentir aquellas garras que rasgaron mucho más que su muñeca. Rompiendo cartílagos mentales e integridad.

—... Pero eso ya sería entrar a un territorio hostil, hablar de demonios no es algo que realmente disfrute. —Escuchó al profesor balbucear nuevamente, y una semana había separado su encuentro con Joshua. No faltaron algunos mensajes de texto por las madrugadas o hasta una llamada el miércoles por la tarde. Pero verlo, sentir sus suaves manos y oír el canto celestial; eso era lo único que podía salvarlo.

Lo sabía.

Unos garabatos sueltos se divisaban en su hoja amarillenta, Seungkwan no había ido ese día y lo único real dentro del aula era la voz del hombre en frente del pizarrón, también la forma en la que todos actuaban normalmente. Como si los gusanos no degustaran la carne de su compañera Jennie, como si el rostro de Rosé no esté sumido en las más asquerosas llamas infernales. Era voraz la forma que tenían los insectos y las pequeñas serpientes de reptar sobre la misma piel.

El boceto en su papel era un rostro pintado de negro, a su lado una pluma con un pequeño ojo de avestruz.

¡Yoon! —Levantó su vista de manera veloz, observando las pequeñas perforaciones en el rostro del hombre. Agradecía no padecer tripofobia, porque las larvas amarillas parecían armar una fiesta dentro de esos pequeños huecos. Tragó saliva un poco asqueado, el gusto salado del propio vómito queriendo acercarse por la garganta —. ¡Es la tercera vez que lo llamo! ¡Me sorprende de usted!

Perdón, tengo algunos problemas y mi mente está divagando. —Respondió
tratando de contener un sonrojo. Toda la clase poseía su visión sobre ese pequeño cuerpo marchito. El profesor asintió poco convencido, de todas formas él siempre pareció ser un alumno modelo.

Bueno, si necesita salir al baño para despejarse puede hacerlo. —Dijo tratando de apaciguar sus aguas. Jeonghan asintió de manera veloz, queriendo dejar el tema de lado. El profesor siguió con su clase, moviendo esa piel porosa de color mostaza. De repente el sabor del vómito pareció fundirse en sus propias fosas nasales, cada vez más larvas, cada vez más asco —. Como decía, el mundo de los demonios es demasiado complejo y por eso no solemos tratarlo en las clases de religión. Siempre es mejor mantener el tema al borde.

ʜᴇᴛᴇʀᴏᴄʀᴏᴍɪᴀ ⤷ 𝘑𝘪𝘩𝘢𝘯Where stories live. Discover now