◌ Eleven ◌

207 33 2
                                        

Con una gorra negra aplastando su cabello castaño y una mueca bastante asustada sobre sus labios, Jeonghan se decidió a hacer una locura

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.

Con una gorra negra aplastando su cabello castaño y una mueca bastante asustada sobre sus labios, Jeonghan se decidió a hacer una locura. Unos minutos después de que Joshua abandonara su hogar a pie, se encaminó a través del jardín delantero para comenzar a seguir sus pasos. Lo vio a exactamente a una calle de distancia, avanzando a paso tranquilo y distendido. Como si realmente tuviese todo el tiempo del mundo para llegar.

El bicolor suspiró fuerte cuando vio que se detenía para esperar a que los autos pasaran, con pies inquietos y una media sonrisa feliz en el rostro detalló cada costado y cada persona que tenía a su lado. Sin embargo nunca nadie volteó para mirarlo a los ojos.

El semáforo cambio al color rojo, por lo que Jeonghan siguió avanzando a pasos leves y casi mudos, siendo opacado por el tránsito que seguía sin detenerse un segundo. De manera sigilosa y con las manos escondidas en el bolsillo de la sudadera, además de cerrar su ojo celeste para que las auras de los desconocidos no logren espantarlo.

Era así casi siempre, y no podía soportarlo. Caminar, rendirse, vomitar. Muchas veces con tanto dolor que su garganta raspaba por días.

Se dio cuenta de que pasaron diez minutos y el pelinegro seguía caminando, parecía ser una zona conocida o al menos eso sintió. Con su ojo marrón detalló las construcciones a los costados, las casas con grandes jardines habían quedado atrás para darle bienvenida a los edificios de Columbus, pero no eran zonas departamentales centrales, por lo que quizá constaban con nueve o diez pisos como mucho.

Notó que la figura bella de Joshua comenzaba a bajar el ritmo de sus pasos, entonces hizo lo mismo mientras rascaba distraídamente dentro de su yeso. Tragó saliva cuando vio al joven entrar a un edificio con puertas de cristal para luego perderse en lo que parecía ser el ascensor.

Varios segundos pasaron hasta percatarse de que sí, había llegado a su hogar. Las llaves que abrieron la entrada se lo dieron a entender al instante, entonces frunció el ceño. ¿Realmente vivían tan cerca uno del otro y jamás lo había notado? Eran quizás quince minutos a paso relajado, en bicicleta se reducirían a cinco. Y estaba seguro de haber pasado por esas calles antes.

Bufó porque realmente no había conseguido demasiado, sólo su lugar de residencia. Entonces cruzó la acera para probar suerte, quizá si alguna ventana estaba abierta...

Se sentó en una banca de madera que estaba en frente de un negocio de comida rápida para no levantar sospechas. Sabía a ciencia cierta que una figura vestida con ropas oscuras y usando gorra no era de fiar, además de estar siempre cerrando uno de sus ojos.

Había demasiada gente a su alrededor, algo que tenía un factor positivo y negativo. En primer lugar pasaría desapercibido y no tendría que pedir ni una orden para permanecer en su lugar de espionaje.

Pero por otro lado...

No podía mantener mucho tiempo el ojo cerrado, lo sabía. Su miserable existencia sólo hacía afán por recordarle esos horribles rostros que se presentaban con fuerza. Eran horripilantes, siempre con el fuego quemando la piel, los orbes podridos sobre las cuencas. Pero cuando levantó su mirada al frente vio algo que logró impactarlo.

ʜᴇᴛᴇʀᴏᴄʀᴏᴍɪᴀ ⤷ 𝘑𝘪𝘩𝘢𝘯Место, где живут истории. Откройте их для себя