XIII.- Charlas Importantes

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Derek era el único que había entrado a la habitación donde los brujos oscuros se encontraban, los demás no podían entrar gracias a James, el lobo estaba bastante sensible y ni siquiera hablaba con alguno de la manada.

— ¿Cómo te sientes? — le preguntó Derek al castaño mientras cambiaba el vendaje, Ezran le había dicho como hacerlo y él junto con los otros dos miraban ese intercambio del otro lado de la habitación. Sabían que la manada Hale no era mala pero habían sido entrenados para desconfiar de todos y su deber era mantener el orden así que sabían que siempre tenían que estar alerta, incluso lo hacían de manera inconsciente como Stiles a pesar de que este rodeado por su familia y en su hogar.

— Mucho mejor, duele pero gracias a la magia de Ezran es soportable. No tienes que venir todos los días. — le dijo Stiles mirando de reojo a su hermano, sabía que no le gustaba la presencia de otro alfa.

— Eres mi novio y créeme por más enojado que este sigo amándote y me preocupo por ti, idiota.

— Tan tierno. ¿Quién diría que cambiaríamos de personalidad?

Derek lo miró con tristeza pero tuvo que levantarse en cuanto tocaron la puerta, no quería que James terminara arrancándole la garganta a algunos de sus betas. Al abrir la puerta se encontró con Arquímedes y Aristóteles, quienes miraban todo el lugar nerviosos.

— ¿Quieren ver a Stiles? — les preguntó el alfa con una sonrisa amable en su rostro, esos dos se habían vuelto su debilidad, le recordaban tanto a su novio y no podía alejarse de ellos.

— ¿Podemos? ¿El perro no nos morderá? — preguntó Aristóteles sin importarle la mirada del lobo que se encontraba detrás de Derek, las ventajas de ser alto.

— No lo haré, Mica los quiere aquí así que no me opondré por el momento.

— No seas tan amargado, vas a asustar a los niños. — comentó Stiles en cuanto los adolescentes de catorce años entraron a la habitación.

— Prometiste no irte. — fue lo primero que dijo Arquímedes con el ceño fruncido.

— Lo sé, lo siento. Muchas cosas pasaron, no era mi intención irme.

— ¿Te arrepientes?

— No. Solo me arrepiento de estar tanto tiempo lejos de ustedes pero encontré a otra familia, ellos no son malos solo proteger nuestro hogar. Ezran, Caelum, James y los demás son parte de mi familia.

— ¿Vas a irte de nuevo? — le preguntó Aristóteles con temor.

— No lo sé.

— Vengan conmigo. — dijo James saliendo de la habitación. Los gemelos no dudaron en seguirlo.

— ¿No vas a detener a tu novio? — preguntó Ezra al ver que el otro estaba bastante relajado.

— Nah, necesita hablar con sus hermanos.

— Alfa Hale, por favor déjenos solos. — dijo Ezran al ver que su compañero no necesitaba estar cerca de los lobos Hale, por el momento.

Derek asintió, sabía que no debía de estar ahí. Su novio seguía siendo el mismo pero también estaba cambiado. Por el momento los brujos de ahí eran quienes más lo conocían así que debía de confiaren ellos y más con lo que dijo su castaño.

*

James miró a sus hermanos de manera seria, entendía por qué habían tenido esas preguntas pero también iba a cuidar de Stiles y sabía que esas fueron las peores y no es que el mayor no las mereciera, al pensar en hacer lo correcto para su familia terminó lejos y aunque ahora tenía una nueva vida y más familia era normal que no supiera que hacer.

— Me llamo James, soy hermano mayor de Mica lo que nos hace medios hermanos. Moría por conocerlos pero no esperaba que fuera en esta situación.

— ¿Por qué no sabíamos de ti?

— Por un accidente y los demás Hale junto con mi padre tuvieron una pequeña alteración en sus recuerdos gracias a Claudia. Por eso todos creen que morí cuando nací. Como pudieron ver soy un hombre lobo ahora y tengo magia como ustedes pero no puedo usar tanta y la verdad prefiero no usarla.

— ¿Hay más secretos?

— No. Sé que se sienten traicionados y que no era justo que Mica se fuera sin decirles nada y están en todo su derecho de sentirse así pero lo conocen tanto como yo y tuvo una buna razón para hacer todo esto.

— Él nos dio un hogar pero siempre pensamos en él primero y cuando se fue nos sentimos solos, prometió que no nos dejaría. —dijo Aristóteles mientras trataba de retener lágrimas.

James tomó los hombros de ambos y sonrió con cariño. Ellos solo eran unos niños que pensaron que jamás volverían a ver a la personas que es más importante para ellos.

— Es verdad pero nosotros somos idiotas y más Mica, él piensa que debe de hacer todo lo posible para cuidar de los que ama sin importarle su propia seguridad. Es un pequeño problema que tiene y debo decirle que él tenía mucho miedo de enfrentarlos por el tiempo que había pasado, créanme lo sé bien.

— Creo que fuimos algo duros con él, debimos de esperar por sus explicaciones. — dijo Arquímedes mientras su hermano lo abrazaba.

— No se preocupen cachorros, todo se puede solucionar y Mica es quien más los entiende. ¿Entramos de nuevo?

Los menores asintieron y siguieron al mayor de vuelta a la habitación donde estaba el castaño solo que antes fueron interceptados por Deucalion, Peter y Noah.

— Vayan con Mica. — les dijo James a los menores, sabía lo que ellos querían.

Los menores miraron a sus padres por un momento y después hicieron lo que su hermano les había dicho, el mayor sabía que Stiles aprovecharía para contarles todo a los menores y a Derek porque podía escucharlo arriba aunque estaba fuera de la habitación.

— ¿Qué necesitan? — preguntó James mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.

— Solo hablar, sabemos que tenemos que esperar al cachorro pero hemos tenido sueños extraños, como si fueran...

— Recuerdos. — interrumpió James a Peter.

— ¿Eres mi James? — preguntó Deucalion con temor, su voz temblaba mientras dejaba que Noah tomara su mano con cuidado.

El castaño suspiro, se mantuvo tranquilo pero por dentro no sabía que hacer, se supone que en ese momento Stiles debería de estar con él. ¿Por qué tenían que recuperar sus recuerdos en ese momento?

— Si, soy yo.

Deucalion no tardó en abrazar al chico con fuerza. Noah y Peter se mantuvieron cerca pero no se unieron al abrazo, el pequeño James existía y no solo era su imaginación.

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