× B O Y F R I E N D S ×

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Los ojos grises del castaño se abrieron lentamente. Poco a poco empezaba a despertarse y a ser consciente de que unos fuertes brazos le abrazaban desde su espalda. Sus mejillas se ruborizaron al darse cuenta a quién pertenecían solo por el perfume de Tsurugi. No entendía cómo había acabado ahí, pero una intensa felicidad le invadió.
Empezó a acariciar las palmas de sus manos pálidas con ternura, muriéndose de ganas de quedarse así eternamente. Sintió una punzada en el corazón al ver las cicatrices de sus muñecas asomando debajo de la tela de su pijama. Las acarició pensando que en ese punto todo le parecía bonito de él incluso aquellas marcas blancas que él mismo se había provocado. Suspiró al pensar que hacía ya bastante tiempo que no lo había vuelto a hacer.

Las caricias despertaron a Tsurugi, que se separó de las él para sentarse en la cama. Estaba algo avergonzado.
-Desde lo del vestuario no lo volví a hacer. - dijo con la voz algo rota.
-No pasa nada. - dijo Tenma acariciándole la mejilla sonriendo. - Estás siendo muy fuerte.
Tsurugi sonrió también. Ese chico siempre lograba conmoverle y hacerle sentir feliz. Se dieron un abrazo, fuerte y dulce. Tsurugi acariciaba la nuca del castaño con cuidado y disfrutaba del aroma de su colonia. Era tan reconfortante que no quería apartarse, pero tenían que ir al Instituto.

-Oye, ¿cómo acabé aquí? - preguntó mirando a otro lado sonrojado mientras desayunaban.
-¿Tú qué crees? - rió burlón Tsurugi.
Tenma se puso rojo como un tomate, lo que provocó una gran carcajada al peliazul.
-Es broma, es broma. No te enfades. En realidad hicieron trampas en el juego para que te emborracharas y acabaste muy mal. No sabía dónde estaba tu casa y te traje aquí.
El castaño empezó a recordar vagamente pero tenía muchas lagunas. Tenía algún que otro flashback pero no se acordaba de mucho. De repente recordó una parte en la que se insinuaba a Tsurugi y se puso muy rojo.
-¿Te dije algo raro? - preguntó muy nervioso.
-Puede ser. - le guiñó un ojo y al ver su reacción rió de nuevo. - Tranqui, ya te irás acordando. Si no recuerdas nada te lo digo.

Terminaron de desayunar y salieron en dirección al Instituto. Rozaban sus dedos timidamente, sin atreverse aún a ir de la mano. Shindou y Kirino les miraban desde lejos sonriendo, viéndose reflejados en ellos en sus comienzos hacía ya un año.

Al acabar las clases tenían entrenamiento como de costumbre, asique Tsurugi fue a buscarle a clase para ir juntos. Hablaban por el camino sonriendo, felices. La gente miraba confusa a Tsurugi pues parecía una persona totalmente distinta.

Al acabar el entrenamiento fueron al vestuario con los demás a cambiarse para volver a casa. Era la primera vez que Tsurugi no estaba en una esquina cambiándose solo y a Tenma se le hacía raro. Se sentía observado y estaba muy rojo y nervioso de tenerle tan cerca. Se quitaba torpemente la camiseta para ponerse otra, comprobando de reojo que el peliazul no le miraba. Sin embargo, él no podía evitar querer ver su torso descubierto, pero Tsurugi era un experto en cambiarse rápido y apenas pudo ver sus abdominales de refilón. Eran suficientes para que sintiera que su nariz iba a sangrar.
-Oye, ¿recuerdas lo que pasó ayer? - dijo tras darse cuenta de que no había logrado recordar ni una sola conversación entera.
-¿Tú no? - preguntó mientras se terminaba de poner los zapatos. -¿Ni siquiera recuerdas qué te preguntaron para que bebieras tanto?- preguntó sonrojado y algo nervioso.
El castaño se puso a pensar. Apenas recordaba frases como: "A mi nunca me han pillado con alguien en una habitación de hotel." "Yo nunca he espiado a mis compañeros mientras se cambiaban." "Yo nunca he fantaseado con ser dominado por alguien." "Yo nunca he fantaseado con el cuerpo de un compañero." y cosas del estilo.
-Nada de nada. - mintió sonrojado hasta las orejas.
Tsurugi inmediatamente supo que le estaba mintiendo y le encantaba cuando estaba nervioso, por lo que quiso aprovechar la oportunidad.
-Bueno, - empezó a decir mientras se aseguraba de que sólo quedaban ellos dos en el vestuario. - puede que te me insinuaras un poco. - sonrió pícaramente acercándose a la cara roja de Tenma. - Puede que me pidieras que te quitara la ropa.
La cara del castaño no podía estar más roja. Tsurugi le estaba acorralando entre él y la pared y su corazón iba a estallar.
-¿E-enserio?
Tsurugi asintió con una sonrisa malévola. Cómo disfrutaba cuando Tenma estaba avergonzado, le parecía supertierno.
-Puede también que me pidieras... Hacer cosas...
-¿Q-qué?
Su cabeza chocó contra la pared. Ya no podía echarse más hacia atrás. Tsurugi puso una mano en la pared.
-Me pedías que te besara... Que te quitara la ropa... Y más cosas... Estabas tan indefenso... - dijo acariciando su cara. El castaño miró hacia otro lado para evitar los preciosos ojos amarillentos de Tsurugi.
-Y... ¿Por qué no lo hiciste?
Tsurugi le miró perplejo.
-No voy a hacer nada que no me pidas de verdad.
Hubieron unos segundos de silencio. El corazón de ambos iba muy rápido, casi al unísono.
-¿Y si... Te lo pidiera?
Se quedaron mirándose a los ojos en silencio, perdiéndose en la mirada del otro. Tsurugi miró sus labios, tan apetecibles como siempre; y se acercó a ellos despacio. Le besó dulcemente mientras acariciaba su mejilla. Sus labios se movían despacio sobre los suyos y rozaba su lengua con la suya, saboreando su suave boca por completo. El peliazul puso la mano en su cintura y se pegó más a él mientras que el castaño apoyaba su mano en los fuertes hombros de Tsurugi. Bajó su mano hasta su cuello y lo acarició tiernamente. Se separaron por un instante dejando un hilo de babas entre ellos. Se miraban intensamente, como nunca antes, pero sobre todo más felices que nunca. Sus caras estaban rojas por lo que se besaron de nuevo para cubrir la vergüenza de sus miradas.
Tsurugi acarició la cintura de Tenma y metió su mano por debajo de la camiseta del castaño, haciendo que este se estremeciera. Acarició su torso suavemente y le miró antes de subir la mano hasta su pecho como pidiendo permiso. Su mano derecha le cogió le la muñeca y entrelazaron sus dedos mientras dejaba de besarle en los labios para besarle el cuello. Tenma se retorcía muerto de vergüenza, pero no quería que parara.

De repente llamaron a la puerta del vestuario fuertemente. Ambos pegaron un respingo al llevarse el susto de sus vidas.
-Chicos, tengo que cerrar ya. - dijo Mark desde el otro lado de la puerta. Ambos se separaron muy rápido y aún rojos como tomates salieron de allí.
El corazón de ambos estaba desbocado. Una vez más se habían dejado llevar y una vez más les habían interrumpido. De no ser así, ¿qué hubiera pasado?

No se dirigieron la palabra en minutos que se hicieron eternos. Miraban al suelo sonrojados y aún recuperándose de lo ocurrido. Tenma se acordó de nuevo: aún no estaban saliendo. Pare él era algo importante, pero no estaba seguro de si Tsurugi quería dar el paso. Apenas llevaban "así" unos días pero se sentía como si estuvieran destinados a estar juntos para siempre.

Se despidieron tímidamente al llegar al cruce donde el camino a sus casas se dividía. Tenma no dejaba de darle vueltas: si él no se lo pedía igual Tsurugi tampoco lo hacía. Pero lo que él no sabía era que Tsurugi se estaba arrepintiendo de no haber encontrado el momento perfecto para pedírselo.
Al mirar el móvil habían recibido un mensaje del grupo del equipo en el que decía que tendrían otro partido ese mismo viernes en otra ciudad. Sólo con pensar en volver a estar a solas en una habitación de hotel con Tsurugi le hacía sonrojarse hasta las orejas.

{ I won't let you go } Tsurugi X TenmaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt