× R E G R E T S ×

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En una tarde soleada dos niños se divierten juntos. Ambos se parecen físicamente, aunque uno parece ser más mayor ya que es más alto. Juegan con un balón de fútbol, pasándoselo de un lado a otro. Los dos muestran una amplia sonrisa en la cara. Son muy felices.

Por un mal cálculo el balón acaba siendo lanzado a un árbol y se queda en una rama. El niño más bajo trata de llegar a él escalando el árbol. Cuando va a cogerlo resbala, pero por suerte su compañero se dirige rápidamente a él, salvándole de la dura caída.

¿Por suerte?

El menor cae completamente encima suyo. Por un instante mira a su alrededor, creyendo que todo había acabado bien. Pero al ver la expresión de profundo dolor en la cara del otro niño queda completamente confundido, sin saber qué estaba pasando o qué hacer.

Fue revisado por el médico, que no dio buenas noticias. Salvar al chico de la caída le había costado perder la movilidad de las piernas. Con una operación hubiera sido fácil reversirlo, pero por desgracia era una cirugía muy cara y la familia no se lo podía permitir.
Desde aquel día, el hermano menor tenía una molesta espina clavada en el pecho.

" Culpable. "

Por aquel suceso no sólo no volvieron a ser las cosas como hasta entonces, si no que él no volvió a ser el mismo.

"Culpable." "Estúpido." "Inútil."

Se había acostumbrado a pensar así de él mismo, y a pensar lo que su familia opinaba de él.

"Dispensable." "Sustituible."

Todos los días a todas horas esos pensamientos se paseaban por su cabeza, haciéndole sentir de lo peor.

¿Morir?

Morir no era una opción. No merecía librarse tan fácilmente de aquel dolor que él mismo se había creado por cometer tal error.

Pero... ¿Sufrir?

Sufrir para acercarse a lo que sentía diariamente su hermano era su cruz, su castigo. No le valía con las pesadillas, la culpabilidad, las paranollas y las malas miradas.

Nada era suficiente.

Una respiración agitada invadió el silencio de la habitación.
-Otra vez. - se maldijo en voz alta al descubrir que de nuevo aquella fatalidad le perseguía en sueños, siendo rememorada.

Se levantó de la cama aún sudando, y fue hacia la cocina. Allí llenó un vaso de vidrio hasta arriba de agua y bebió calmadamente. De vez en cuando revisaba algo que le escocía y trataba de no prestarle mucha atención.

Antes de volver a acostarse revisó su móvil. Respiró profundamente al ver que la última llamada recibida fue la que había contestado. Era de Alex Zabel.

Sabía lo que debía hacer. Sabía que era lo correcto. No lo que él quería, pero sí lo correcto. De todas formas no podía llevarle jamás la contraria a su hermano.

***

Estaba asustado, muy asustado. Jamás había caminado de forma tan cauta, tratando de ser invisible. Iba por los pasillos del instituto con el corazón en una mano, rezando por que Tsurugi no le encontrase. A saber qué le haría o diría después de lo ocurrido el día anterior. Comenzaba a arrepentirse de haberse metido tanto en su vida. O tal vez no. Estaba feliz de haberle ayudado, aunque más bien le daba la sensación de que había creado un pequeño conflicto entre los hermanos.

De pronto el corazón se le paró. Tsurugi salía desde la puerta de su clase en su dirección. ¿Le estaba buscando? Rezaba por que no.
Tsurugi y él cruzaron sus miradas y las mantuvieron por unos segundos mientras ambos caminaban en direcciones diferentes. Al apartarla cada cuál continuó hacia su destino, lo que hizo que Tenma al entrar en clase se desplomase en la silla, suspirando muy aliviadamente.
Parecía que Tsurugi no le guardaba ningún rencor. Entonces, ¿estaría agradecido? De ser así igualmente no le diría nada, estaba seguro. Lo único que podía hacer por ahora era esperar a que llegase la hora del entrenamiento.

Fue entonces cuando llegó de los primeros. Sin saber por qué estaba feliz y esbozaba una gran sonrisa. Pero el sentimiento que predominaba en su interior era uno extraño, que le hacía emocionarse con pensar en la llegada del peliazul. No podía esperar a verle y seguir trabajando en dominar a aquella bestia, buena en el fondo.

Su comportamiento no le resultó extraño a ninguno de los miembros del equipo que fueron apareciendo en el campo. Poco a poco el tiempo pasaba y acudían más a la reunión, pero Tsurugi no aparecía.
La sonrisa se fue apagando y la confusión se apoderó de él. ¿Aún así no volvería al equipo?

Empezaba a tener miedo, igual era él el culpable. Tal vez sólo había enredado las cosas más y de forma innecesaria.

Tenma se sentó en uno de los banquillos y comenzó a reflexionar, fijando su mirada en el verde césped artificial.

Y de repente, a punto de acabar el entrenamiento; todo el campo se calló. Tan sólo se escuchaban unos pasos cada vez más cercanos. Tenma levantó la mirada algo distraído y sus ojos se abrieron como platos al ver a quien había llegado.

Tsurugi había aparecido con el uniforme del Raimon.

Sin inmutarse por las miradas confusas clavadas en él, comenzó a entrenar por su cuenta. El resto volvió a lo que estaba practicando, pero sin dejar su estado de shock ante esa inesperada aparición.

Al acabar el entrenamiento del día empezaron a ir al vestuario. Tenma iba a levantarse del banquillo pero permaneció quieto cuando vio que el peliazul se acercaba a él. Se paró en frente suyo y dijo:
-Que sepas que esto no significa que seamos cercanos.
Aunque estaba completamente temblando no pudo evitar saltar hacia él emocionado y abrazarle fuertemente.

Tsurugi no recibió bien este contanto y enseguida trató de librarse del castaño. Justo cuando lo hizo su móvil comenzó a sonar. Miró la pantalla con cara de pocos amigos, pero aún así decidió responder.

-Me han informado que al final has decidido unirte al enemigo. Acabas de perder nuestro favor. - dijo una voz al otro lado de la línea.
Tsurugi tragó saliva y sonrió de medio lado egocéntricamente antes de soltar:
-Me importa una mierda.
-¿Sí? ¿Te importa una mierda cortar la relación con el único que podía ayudar a tu hermano?
Chinó los dientes con rabia. Le había dado donde le dolía, y no había dudado ni un segundo con lo que le había dicho.
Aún así trató de mantener la calma y no dejarse engañar sólo por su único punto débil.
-Me importa una mierda porque vosotros no podéis ni sin mí ni contra mí. Estando en el Raimon me he dado cuenta de que es un equipo con potencial interesante, ¿sabes?
La otra persona rió.
-Eres bueno, Kyousuke. Pero sigues siendo un niñato de catorce años. Si quiero un jugador bueno tengo veinte como tú y otros veinte equipos a mi mando. ¿Crees que me voy a asustar?
Le estaba irritando muchísimo. Debía acabar esa conversación antes de que la rabia acabara con él. Entonces soltó un carcajada.
-Si tan poco asustado estás, ¿por qué te escondes de esa manera?
Hizo una pausa donde aprovechó que iba a contestar para cortarle de la manera más dolorosa posible y colgar sin dejarle responder.
-¿Eh, AXEL BLAZE?

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Y hasta aquí lo de hoy! Espero que os guste ;-;.
Últimamente estoy superinactiva porque estoy trabajando en mi manga y no me da la vida xd.

{ I won't let you go } Tsurugi X TenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora