× S H A T T E R E D ×

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El silencio seguía invadiendo el vestuario. Ninguno se atrevía a decir nada y Tsurugi acabó decidiendo coger su mochila y salir de ahí lo más rápido posible, dando un empujón a Tenma para echarle a un lado.

En cuanto al castaño, permaneció de pie donde se había quedado.
"¿No me habré confundido?" se preguntó, aún asustado.
Comenzó a cambiarse, aún pensando en lo rápido que había pasado todo.
"¿Eran cicatrices?" se repitió. "Cicatrices había, pero creo recordar que había algunas heridas abiertas..."
Dejó caer su cuerpo sobre el banquilllo, desplomándose completamente. Le parecía increíble cómo había cambiado su estado de ánimo de un momento a otro. Si tan sólo no se hubiera fijado...

Aquel torso marcado con varios cortes a un lado... Sólo pensar en aquello le retorcía. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Tal vez aquellas muñequeras significaban lo mismo. Aquello era impensable...

Sin darse cuenta sus ojos se habían inundado. Ahora empezaba a ver borroso, hasta que pestañeó y un río de lágrimas recorrió su cara. Su corazón había sentido un gran pinchazo. Jamás había sentido tanto dolor.

"Tsurugi..." fue lo único que pasó por su cabeza antes de que el llanto se apoderara de él. Quería ayudarle,como fuera. Pero ahora que lo había descubierto de esa forma sólo había conseguido que tratase de alejarse de nuevo.

Aquella noche no pudo dormir. Pasaban las horas y seguía pensando en lo mismo. Lo olvidaba por un momento pero parecía que el camino de su mente sólo conducía a eso: Tsurugi. Por suerte, de tanto pensar se le ocurrió algo que podría decirle. Iría pronto a la escuela y le buscaría.

***

Esa mañana estaba muy nervioso y tenso. No había dormido bien y su rostro se notaba cansado, dejando a la vista unas notorias ojeras y un aura depresivo a su alrededor. Puso sus dos manos en las mejillas para espabilarse un poco. Debía estar al 100% para que no se le escapase Tsurugi.

Pero pese a que había ido de los primeros no había ni rastro del peliazul. Por media hora permaneció mirando la entrada atentamente desde la ventana de su clase. Su pequeño corazón se aceleraba cada vez que creía haberle visto, pero la decepción regresaba cuando se daba cuenta de que no.

Se rindió cuando la campana sonó y se fue a sentarse en su sitio. La clase ya había empezado y no aparecía. Fue entonces cuando se dio por vencido. Tsurugi jamás llega tarde...

Así permaneció durante la semana entera. Tsurugi no daba señales de vida y ya comenzaba a ser preocupante. El profesor preguntaba a la clase si le había ocurrido algo al chico, pero nadie respondía algo más allá de un "no sé".

Esa semana fue demasiado triste y tranquila para Tenma, que vagaba como un fantasma por todos los sitios a los que iba.

La noche del Viernes el castaño no podía dormir de nuevo. Ya se había vuelto una costumbre.
Su mirada quedó perdida en el inmenso cielo y en aquellas luces que lo cubrían. Estaba totalmente en blanco, no pensaba en nada ni tenía ganas de ello. Se limitaba a mirar el cielo con la misma persona en mente.

Una extraña sensación apareció en su pecho, desvaneciéndose al instante; como si hubiera recordado algo. Puso una mano en su pecho y se retorció un poco. Cuando la sensación cesó apartó la mano y sonrió ligeramente sin darse apenas cuenta.

"No le busco por una razón en concreto" pensó. ", realmente quiero verle."
Sus brillantes y sinceros ojos se fijaron en una estrella algo peculiar: una estrella fugaz.
Rápidamente pensó en un deseo, le salió sólo y no necesitó darle muchas vueltas. Sólo quería una cosa.

"Por favor... Quiero verle pronto..."

***

Caminando a paso pesado se dirigió al entrenamiento del fin de semana. De nuevo no había dormido y eran las nueve de la mañana. Trató de aparentar ser lo más natural posible, pero era algo que sabía que no iba a ocurrir. Y con la cara que llevaba era más imposible aún. Era obvio que iban a preguntar qué ocurría para llevar semejante aspecto, pero pensar en lo mismo constantemente era lo que tenía...

Cuando entró al campo todo el mundo le saludó y le recibió con energía. Menos él. Le había pillado por sorpresa y con la guardia baja. Ya sabía que él estaría pero no podría haber imaginado que habría tanta tensión en una sola mirada.

-¿Por qué has faltado tanto tiempo? - preguntó Shindō algo preocupado.
El peliazul ni contestó y se limitó a acabar cuanto antes con el entrenamiento, cuanto más lejos de Tenma mejor.

Apenas habían coincidido en toda la mañana, tan sólo un par de miradas que Tsurugi evitaba para dejar de acordarse del reciente suceso. Por suerte el entrenamiento acabó y se dio más prisa que de costumbre para poder marcharse.

-¡Tenma! - le llamó el entrenador. - ¿Puedes ir con Shindō al almacén a dejar el material? Tengo una reunión importante y no puedo retrasarme, lo siento.
-Claro. - respondió con una sonrisa.
-Entrenador, Shindō te recuerdo que va a ir contigo a la reunión.
Se dio una palmada en la frente y asintió.
-¡Kyousuke! - sobresaltó al chico que estaba a punto de salir del campo. - ¡Ve con Tenma a dejar las cosas!
Éste se dio la vuelta lentamente a la vez que el castaño y sus miradas se cruzaron por unos segundos, haciendo que Tenma se ruborizara.

Cuando Tsurugi se hubo acercado el entrenador explicó:
-Tomad las llaves para cerrar la puerta cuando salgáis. No las dejéis por fuera al entrar o algo, ¿vale? Y no dejéis que la puerta se cierre mientras estéis dentro porque está rota y es difícil abrir desde dentro.
Ambos asintieron y se marcharon hacia las escaleras que llevaban a la sala.

Aquellos escasos metros se les hicieron eternos. Mantenían una distancia entre ellos y no se miraban ni de reojo. Tenma estaba muy nervioso, sabía que tenía que sacar el tema de alguna forma pero estaba muy avergonzado en ese momento. Sus mejillas no dejaban de arder y su corazón iba muy rápido pese a estar lejos.

Cuando ambos se encontraron frente a la puerta el mayor introdujo la llave en la cerradura. Ésta no cedía pese a la fuerza que ponía Tsurugi para girar la llave del todo.
-Te ayud- - musitó Tenma tras llevarle un rato observando en silencio; pero no sirvió de nada ya que lo logró al momento en el que abría la boca.

La sala estaba en completa oscuridad. El interruptor que pulsaron encendió la luz que iluminó pobremente el entorno, dejando las esquinas aún a oscuras y un ambiente algo siniestro.
Tenma, al dejar su carga y ver que el peliazul llevaba mucho más material que él ; dijo con algo de miedo:
-¿Puedo ayudarte?
-No. - se limitó a contestar con un aire de rabia y desprecio, sin siquiera mirarle a la cara.
-No puedes cargar con tanto peso tú solo.
-Siempre lo he hecho, no necesito darte pena. - rugió .
Tenma pestañeó dos veces muy confundido por aquella respuesta.
-¿Eh? - murmuró antes de darse cuenta. Entonces abrió los ojos como platos y se le formó un nudo en la garganta, totalmente incapaz de aclarar el malentendido.

-Kyousuke... Los conos... - dijo en bajo y con voz temblorosa.
El peliazul se giró. Primero le miró confuso a él y luego a los conos, para clavar su mirada en el suelo y morderse con más rabia el labio.

Cuando había dejado en el suelo todos los conos y mientras se dirigía a la salida, iba a decir algo, pero al mirar la puerta frenó en seco.
-¿¡Has cerrado la puerta!? - gritó nervioso.
Tenma la miró y se giró rápidamente para contestar.
-¡Pensé que la habías dejado abierta o algo!
-¡Se supone que uno de los dos tendría que haberse quedado sujetándola!- gritó acercándose a él amenazador. Tenma pese a la situación retrocedió un paso y se rosaron sus mejillas.
-Oye no me grites... - fue lo único que le salió.
Tsurugi zarandeó la puerta con todas sus fuerzas, pero incluso con la llave era imposible de abrir.
-No puede ser... - murmuró echándose hacia atrás.

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Espero que les haya gustado el capítulo! Ya sabéis que no os olvido asique cuando estuve de vacaciones y tuve un ratito libre no dudé en escribir! Se me está haciendo algo difícil llevar dos fanfics a la vez, pero es un ship tan bonito que merece la pena❤❤❤. Muchas gracias como siempre por ser mis ganas de escribir y me alegro que os esté gustando ^^

{ I won't let you go } Tsurugi X TenmaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora