× R A I N ×

1K 63 8
                                    

Tenma estaba volviendo a casa al atardecer después de entrenar solo en el descampado que lo hacía habitualmente. Ahora por el camino tenía tiempo de pensar sin distracciones en lo que el entrenador le había dicho. Tsurugi tenía un pacto con el Gran Emperador y tenía mucha curiosidad en saber qué era y hasta qué punto le afectaba.

Recordó sus palabras cuando le fue a pasar el balón en el partido, aquellas duras palabras con las que aclamó no querer sumarse al equipo contra el Sector Quinto. Aquello sólo había empezado y no tenía muy claro el rumbo que tomaría aquella rebelde decisión, pero sabía que no se rendiría fácilmente.
Pero, ¿y si por ello Tsurugi dejaba el equipo? ¿Y si abandonaba para que no afectase a sus motivos personales?

Al pasar por la puerta del hospital, que estaba en la calle por la que siempre volvía; paró en seco en cuanto vió que se iba a chocar con alguien que había salido de allí. La sangre se le heló al reconocer a aquel chico de piel pálida, que trató de hacer como si no le hubiera visto y mantuvo su expresión seria.
Tenma estaba totalmente paralizado, tenía que decirle algo pero no le salían las palabras. Le daba miedo fastidiarla con Tsurugi.

Antes de que el semáforo que indicara que el peliazul podía cruzar, cerró los puños y los apretó fuertemente, y mirando al suelo le llamó por su nombre.
Al ver que le ignoraba le nombró un par de veces más, pero el semáforo ya se había puesto en verde y se dispuso a cruzar.
-¡Kyousuke! - repitió desesperadamente.
El chico suspiró antes de girarse molesto y decir:
-¡Deja de llamarme así! ¡No somos cercanos!
-¡No dejes que el Sector Quinto te chantajee! - soltó ignorándole.
-¿Cómo? - preguntó muy confuso.
Mientras Tsurugi se acercaba a él, Tenma tomaba aire para seguir hablando, esta vez con un hilo de voz sin dejar de mirar el suelo.
-Te necesitamos en el equipo para luchar contra el Sector Quinto... No sabes cuánto... Tú eres el único que puede ayudarnos a conseguir que nos tomen enserio... - hizo una pausa para alzar la cabeza y mirarle a los ojos. - Por eso, ¡no puedes dejar que te chantajeen! Porque el Gran Emperador te está chantajeando, ¿verdad?
Tsurugi se había quedado completamente atónito, pero trató de recuperarse a los pocos segundos para que no se notara.
-¿Qué estás diciendo? ¿Insinúas algo?
Tenma, pese a setirse bastante intimidado por la fría mirada del chico, tragó saliva y se mantuvo firme:
-Tsurugi, sé que tienes un pacto con el Gran Emperador. No se de qué ni por qué, pero si ese es el motivo por el que no quieres ayudarnos y ver lo que está haciendo, te puedo ayudar.
El peliazul seguía impactado por la reciente aclamación del chico y no podía pensar en claro algo que decir. Sólo le salían preguntas.
-Puedo ayudarte. Al fin y al cabo somos ami-...
No, no lo eran. No eran amigos.
Tenma sintió una punzada en el corazón y bajó la mirada al suelo. Estaba dándose cuenta de lo estúpido que había sido tener esa conversación con alguien que ni siquiera le toma como compañero de equipo. ¿En qué estaba pensando? Se había dejado llevar por la curiosidad y los impulsos y no veía que eso no era un juego. A él no le debería importar Tsurugi.

-No te metas en lo que no te incumbe- dijo al fin. -. Lo que tenga o deje de tener con el Gran Emperador no tiene que importarte. No voy a dejar el equipo para salvarlo, pero salvarlo no como vosotros queréis. Sois realmente estúpidos si de verdad pensáis que lo de hoy no tendrá consecuencias.
Hubo unos segundos de silencio. Tenma y Tsurugi mantenían una tensa mirada, que se rompió cuando el alto se marchó lanzándole una mirada de desprecio.

Tenma se lo volvió a preguntar. ¿En qué estaba pensando? ¿Realmente creyó que iba a conseguir algo? Lo único que había traído es más desprecio hacia él.
Aún así, haber confirmado indirectamente que existía un chantaje hacia el chico despertó aún más curiosidad, e incluso preocupación.

***

Cerró la puerta de un portazo. No llegó más dentro de la casa que el pasillo, no tenía fuerzas.

Otra vez más la ansiedad había acabado de consumirle. Era imposible aguantar todos los días los mismos sentimientos sin llegar al desbordamiento. Trataba de que ese momento nunca llegase, pero llegaba y tras él vuelta a empezar el ciclo de aguante.

Acababa de volver de a donde iba todos los días, donde por un momento se sentía bien... Hasta que recordaba por qué estaba ahí.

Se encerró en la habitación, oscura y en completo silencio. Donde lo único que lo rompería sería su llanto desesperado.

Había aguantado ya muchos días sin estar al límite y casi había olvidado cómo se sentía al estarlo, lo horrible que se sentía. No podía calmarse y sabía lo único que necesitaba para hacerlo.

"No- se dijo a sí mismo.". No puedo, mañana... No, definitivamente no. Me tiene que servir como ayuda y todo."

Estuvo dando vueltas en círculos por la habitación, pensativo, tratando de volver a la"normalidad"; pero la desesperación no desaparecía.

"Lo necesito. Lo necesito, soy débil y lo necesito. " se repetía mientras se acercaba a alguna parte de aquella sala.

"Sí que puedo, sí que puedo. Ya sé lo que haré mañana para arreglarlo."

Se sentó en el escritorio y cubrió su cara con las manos. Casi como la lluvia, sus lágrimas empezaron a humedecer la madera de la mesa y a dejar marcas en ella. Pequeñas manchas de agua que apenas se notaban y que se irían al momento, pero que le liberaban de aquella impotencia y frustración por su continuo malestar.

Sentía que sólo estaba pagando por lo que hizo, y le parecía justo; que merecía sentir la necesidad de desahogarse, y por lo tanto sentirse ahogado. Le parecía justo tener que pagarlo día a día, sufrir. Con el peso de la culpabilidad encima.

De por vida.

{ I won't let you go } Tsurugi X TenmaWhere stories live. Discover now