{ I won't let you go } Tsurugi X Tenma

× F O R E V E R × 🔞 Lemon

Abrió los ojos poco a poco, mientras se iba despertando. Enseguida una sonrisa se formó en su rostro al ver a Tsurugi durmiendo a su lado. Su cara estaba relajada y dormía plácidamente.

Se sonrojó con sólo recordar por qué estaba ahí. Recordaba los besos, las caricias... Todo.

Tsurugi dormía mirando hacia él y tenía las manos sobre la almohada, por lo que Tenma acarició una de sus manos con ternura. Estaba realmente feliz.

El contacto hizo que Tsurugi abriera los ojos un poco, haciendo que Tenma se sonrojara. ¿Cómo podría mirarle a la cara de nuevo sin morirse de vergüenza? Para Tsurugi sería más fácil, él había estado increíble, como siempre; se veía bien de cualquier manera. En cambio él había estado rojo todo el tiempo, a punto de estallar, a la merced del peliazul...

Tsurugi acarició su mano y los ojos antes de despertarse por completo. Tenma se sonrojó mucho y miró hacia otro lado, provocando la risa de su compañero.
-¿Cómo puedes ser tan adorable? - dijo acariciando su cara.
-No soy adorable... - musitó con una mueca que le pareció más tierna aún.
-Lo que tu digas.

En los segundos de silencio en los que el castaño no se atrevía a mirarle, él aprovechó para fijarse detalladamente en cada facción de su rostro. Sus ojos grises y claros hacía que se perdiera en ellos...

-¡Chicos, tenéis que bajar a desayunar ya! - se escuchó decir al entrenador en el pasillo.
Ambos se miraron con miedo de que entrara a la habitación, sin saber muy bien por qué ya que había que estar ciego para no darse cuenta de que llevaban juntos casi desde que se conocieron.
Se miraron de arriba a abajo, recordando que sólo llevaban unos calzoncillos. Enseguida Tenma se puso rojo y se envolvió en la sábana.
-¿Ahora te da vergüenza? - rió Tsurugi.
El castaño evitó mirarle a los ojos y trató de hablar, pero no pudo. Su corazón se había acelerado de respente, como si Tsurugi nunca le hubiese visto sin nada.

El peliazul negó con la cabeza y salió de la cama para ir en dirección a su ropa. Comenzó a vestirse de espaldas a Tenma, quien enseguida se quedó embobado mirándole. Aún todo le parecía un sueño.

Miró su fuerte y pálida espalda sintiendo un cosquilleo en el estómago, que desapareció en cuanto se fijó en las marcas rojas que le había dejado él con sus dedos.
-T-Tsu-Tsurugi... - musitó, haciendo que éste se girara confuso.
Tenma le señaló la espalda con el dedo temblando, sin atreverse a decir palabra. Tsurugi se miró de reojo pero no comprendía qué quería decir.
Tenma se armó de valor para hablar:
-Tu espalda...
Tsurugi aun confuso fue al baño a mirarse en el espejo y regresó a la sala riendo.
-Ah, ya veo.
Tenma no entendía la sonrisa en su rostro y le miró confundido.
-Lo siento. - dijo mirando al suelo, profundamente avergonzado.
Tsurugi se acercó a él y acarició su cara.
-Eh, pero si esto es una muestra de lo bien que te lo pasaste. No tiene nada de malo. - dijo sonriendo mientras le miraba a los ojos. - Además, no es como si me hubieras hecho una herida. Esto en unos días se va, ¿vale?
-Pero... ¿No... Te hizo daño? - preguntó preocupado, perdiéndose en la mirada amarilla de Tsurugi.
-¿Crees que si me hubieras hecho daño no te lo hubiera dicho? Más bien... Me gustó... - dijo sonriendo pícaramente. Tenma se sonrojó aún más.

El peliazul se incorporó de nuevo para terminar de vestirse.
-Esto no lo va a ver nadie. - dijo mientras se ponía la camiseta. - La próxima vez déjame una marca que vea todo el mundo. - sonrió.
Tenma se hundió en la sábana que tenía para cubrirse, apretándola contra él como para ocultar su vergüenza.
-Te espero abajo, si quieres. - anunció Tsurugi abriendo la puerta.

Tanto en el desayuno como en el autobús se sentaron juntos. Poco a poco Tenma volvió a la normalidad, bueno; la normalidad cuando se trataba de hablar con la persona que era su debilidad. Fue tomando contacto con la realidad y dándose cuenta de que aunque le pareciera imposible todo eso había ocurrido. No sólo estaba saliendo con Tsurugi si no que le había mostrado su lado más vulnerable. Cada vez que recordaba la noche anterior se estremecía. Sólo pensaba en volver a repetirlo.